“No sé si veré justicia por mi hijo”: madre de joven asesinado por dictadura en 2018

“Siempre le pido a Dios que aunque sea la próxima generación vea una Nicaragua libre”, expresó Azucena López, madre de abril aún conmovida por el recuerdo de su hijo asesinado por el sandinismo.

  • San José, Costa Rica
  • 8:49 am
  • Abr 22, 2024

Azucena López, parte de la Asociación Madres de Abril, junto a un altar en honor a las víctimas de la represión sandinista.

República 18
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Doña Azucena López queda abrumada por las lágrimas cada que recuerda a su hijo, Erick Jiménez, quien tenía 34 años en 2018. El recuerdo sigue presente en ella, a meses de cumplirse los seis años después de ocurrido el crimen atroz. Es así porque no sólo no ha habido justicia, sino que también el régimen sandinista que rige Nicaragua ha tratado de difamar, cuando no de borrar, la memoria de lo ocurrido.

Jiménez fue asesinado el 17 de julio de 2018, durante la infame Operación Limpieza en la ciudad Masaya, de donde es originaria. Ese día, casi exactamente tres meses después de que iniciaran las protestas masivas pidiendo la renuncia del presidente Daniel Ortega y el fin de la hegemonía del Frente Sandinista en Nicaragua, todo un operativo militar entraba la ciudad.

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En aquel operativo Masaya, que se había convertido en uno de los principales símbolos de resistencia aquel año, fue el objetivo posterior al golpe contra Carazo. A menos de dos días de celebrarse el 19 de julio, aniversario de la revolución sandinista, para el sandinismo hacerse con Masaya y en especial con el barrio indígena de Monimbó, otrora bastiones de la cultura y memoria sandinistas, suponía una victoria de alto simbolismo.

Para ello estuvieron dispuestos a asesinar a 34 personas, incluido al hijo de doña Azucena López, en el asalto inicial contra la ciudad. Muchos más caerían presa de la persecución subsiguiente, crímenes de lesa humanidad que continúan impunes, sin iniciativa de parte del régimen sandinista para llevar a los perpetradores a la justicia.

Azucena López mantiene el reclamo de justicia por su hijo. Foto: República 18

A Erick Jiménez le negaron un velorio pacífico y su asesinato nunca fue esclarecido por el régimen sandinista, a quien organismos como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), señalan como responsables de crímenes de lesa humanidad a través de efectivos paraestatales y su Policía Nacional.

Las insistencias de la familia, como ha ocurrido con muchas otras, han sido ignoradas cuando no perseguidas estos últimos años.

“Nuestros héroes”

“Como madre, siempre seguimos en sufrimiento por haber perdido a un hijo. A nuestros hijos yo les digo ‘nuestros héroes‘. No los podemos olvidar porque ellos fueron los que iniciaron la rebelión de abril. Ellos fueron los que se unieron a los ancianos y esa unión es la que yo digo que tenemos que seguir para derrocar a la dictadura”, dice López a República 18.

Trabaja limpiando casas en Costa Rica, donde reside desde 1994, cuando migró en busca de mejores oportunidad. Sigue trabajando a pesar de que su salud no es ya la mejor y debe recibir terapia física para aliviar su movilidad. Aún se preocupa por los dos nietos que tiene, hijos cuyo padre les fue arrebatado aquel funesto día hace seis años.

La fe ha sido un soporte importante para doña Azucena López en estos años tan difíciles. Foto: República 18

Uno de ellos estaba a cargo de su hermana, Nelly, quien el pasado 15 de abril cumplió un año en calidad de presa política junto a su esposo también retenido. Ambos fueron beneficiados por medidas cautelares de la CIDH extendidas en marzo tras considerar que se encuentran en una situación de gravedad y urgencia de riesgo de daño irreparable a sus derechos en Nicaragua.

Pero ella asegura, feliz, que los menores están bien y prefiere no entrar en detalles. Uno de los recuerdos más vívidos que tiene es que “Erick quería ver a sus hijos graduados, quería ahorrar para comprar un taxi y dejar su trabajo de zona franca“.

Las lágrimas la invaden nuevamente al recordarlo y al pensar en que no puede regresar a NicaraguaVolver a Nicaragua es una de las cosas que más anhela, pero, según comenta, familiares que han viajado entre ambos países le advierten que, “si va a Nicaragua, mejor lleve la caja ya lista de un solo“, refiriéndose a un ataúd.

“Yo soy madre de abril”

“Yo me levanto todos los días pidiéndole a Dios fortaleza, que nos la dé a cada madre, porque no todos estamos ya. Algunas madres y padres ya se han ido (fallecido) sin ver justicia y no sé si la veré o no, pero siempre le pido a Dios que aunque sea la próxima generación vea una Nicaragua libre“, añade.

Yo soy madre de abril” dice, refiriéndose tanto al sentido literal como a su adhesión a la Asociación Madres de Abril (AMA), un colectivo de familiares de las víctimas de la represión sandinista a la que también su hermana cautiva pertenece. Desde AMA, López mantiene viva la memoria de su hijo y todas las otras víctimas a través del activismo y gestos como la misa dedicada a las víctimas de abril, el pasado 14 de abril.

López expresa cierta desilusión sobre la falta de progreso en cuanto a la oposición al régimen sandinista. “Veo siempre la misma Nicaragua con represión, hay más represión; Nicaragua ahorita no sale de la crisis. Por eso le pido a todas las organizaciones que nos unamos. Así como los jóvenes se unieron (en 2018) tenemos que unirnos para derrocar a la dictadura“, concluye.