Roxy Williams: la joven miskita que quiere llegar al espacio

Roxy Williams quiere ser la primera nicaragüense, y también la primera miskita, en llegar al espacio. Este ha sido su viaje sobre la tierra.

  • San José, Costa Rica
  • 10:21 am
  • Abr 1, 2024

Roxy Williams en el Planetarium Carl-Zeiss en Stuttgart, Alemania.

Cortesía
República 18

Las noches en el Caribe de Nicaragua son más oscuras que en el Pacífico, recuerda la joven miskita Saira Roxy Williams, originaria de Bilwi-Puerto Cabezas, en la Región Autónoma del Caribe Norte. “Cuando era chiquita había muy poca contaminación lumínica. Lograba ver las estrellas muy claramente”, rememora a sus casi 25 años, a más de 500 kilómetros de distancia de su hogar, para República 18.

Esa fue mi primera conexión con el espacio, con el universo incluso, porque siempre me llamaron la atención las estrellas y la luna, y querer saber qué hay más allá” y las dudas las llevaba consigo a sus maestros.

Algunas veces considero que les daba dolor de cabeza porque no lograban contestarme, pero aunque me gustaba mucho el tema, no necesariamente me veía estudiando una carrera relacionada al espacio y la tecnología“, señala con ánimo.

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En secundaria, mientras se ofrecía a vender pan y nacatamales para colaborar con su iglesia, desarrolló una afinidad por los estudios sociales. Le gustaba debatir y las ciencias políticas, por lo que, admite, perdió el interés en el espacio y la tecnología. Fue la obra del intelectual boaqueño Jaime Incer Barquero la que, casi al final de su bachillerato, reavivaron la llama.

A los 9 años, Williams migró del Caribe hasta el Pacífico nicaragüense. Hasta ese momento sólo había hablado miskito. Foto: Ticas Poderosas

“Empecé a leer más acerca del doctor Jaime Incer Barquero, que ha escrito bastante sobre astronomía. Mi lengua nativa no es el español ni el inglés, sino el miskito. Con ayuda de un libro del doctor Jaime Incer Barquero pude ir mejorando mi español cuando llegué a Managua“, destaca.

En ascenso

Para 2016 su camino quedó cimentado, tras participar en un campamento aeroespacial en Costa Rica. Ahí vio que “no sólo estaba destinada a hablar de política y debate, sino también me gustaba crear o descubrir o desarrollar cosas. Aunque me gusta mucho el tema y me sigue gustando, decidí que no quería estudiar ciencias políticas, sino algo relacionado a la ingeniería“, relata.

En Nicaragua la mayoría de oportunidades vinieron del extranjero. Primero, un hackaton organizado por la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) en 2017 y luego en 2018. También participó en un curso de programación de la universidad de Harvard, el CS50x promovido por la Fundación Uno.

“Antes de entrar a la universidad empecé a tomar el curso y apliqué para ser profesora asistente del curso. Me eligieron y fui la primera mujer en ese puesto. Ahí pude irme desarrollando, conectando un poco con la parte tecnológica y de programación con el resto de partes que me gustan”, añade Williams.

Williams durante una competencia de startups italiana. Foto: Cortesía

Aterrizaje forzoso

Una beca de excelencia académica le permitió estudiar inglés e ingeniería en software en la filial nicaragüense de la universidad estadounidense Keiser, cuyo campus está ubicado en San Marcos, Carazo. Esa vía, sin embargo, se vio cortada por el inicio de la crisis sociopolítica en abril de 2018.

“Con toda la situación política y la crisis en sí, me tuve que mover por seguridad a Costa Rica. Venía con ese objetivo de estar un tiempo nada más, unos cuantos meses y volver a Nicaragua para seguir normalmente con mis estudios. Pero las cosas no mejoraron. No tuve más opción que quedarme porque uno de mis más grandes miedos en ese momento era no poder seguir con mi educación”, explica Williams.

Para entonces ya llevaba dos años en la carrera y sus objetos fueron aplazados. “La pandemia empeoró las cosas (en Costa Rica), se me alargó la carrera, pero estoy súper feliz y emocionada por estar pronto terminando. Gracias a Dios pude continuar mis estudios y este año voy a estar graduándome”, celebra ahora, que estudia en la Universidad Latinoamericana de Ciencia y Tecnología (ULACIT).

Mujer, miskita y afro-indígena

Experimenté discriminación en Nicaragua“, confiesa.

“Como mi lengua nativa es el miskito, tenía acento, como cualquiera aprendiendo otro idioma. Cuando llegué, sólo algunas cosas articulaba bien, otras oraciones las decía mal gramaticalmente. Tuve dificultades con algunas personas. Incluso, en algunas escuelas me cuestionaban sobre mi origen, porque también soy negra, afro-indígena“, deplora Williams.

Pero me dije que no iba a permitir que alguien se burle de cómo hablo ni que me crean incapaz de aprender. Pasaba leyendo, practicando, hablando (el español) y mis papás me apoyaron muchísimo. Desde chiquita siempre he estado comprometida a mejorar mi español. Ha tomado tiempo mejorarlo, pero me alegra muchísimo decir que ahora hasta hablo inglés y un poco de alemán“, y lo dice en perfecto español, aunque con algo de acento costarricense.

Williams recibió el premio Pioneer en 2020, “como reconocimiento para aquellos jóvenes del sector espacial que van más allá de su trabajo”.

Desde 2018, Williams forma parte del Space Generation Advisory Council (SGAC, por sus siglas en inglés), a la vez un consejo asesor y red global de personas interesadas en el espacio y las tecnologías relacionadas con más de 27 mil miembros en 165 países. Entre los socios del SGAC se encuentra Naciones Unidas.

“A la organización me uní después de que vine a Costa Rica. Participé en un taller de temas aeroespaciales, apliqué como punto nacional de contacto para Nicaragua y en esa función conectaba a la organización con jóvenes estudiantes y profesionales que estuviesen interesados con el tema aeroespacial y los juntaba con las oportunidades que promovía la organización, fuesen becas, proyectos y demás“, detalla.

‘Vote for Roxy’

Después de concluir su término en ese cargo, fue ascendida a coordinadora regional para Norteamérica, Centroamérica y el Caribe. “Estoy ahorita supervisando toda la región”, señala efusivamente, porque desde ese puesto recibió una nominación a los Women’s Space Awards, premios dedicados al trabajo de las mujeres en el área de la investigación aeroespacial de parte de Red Aeroespacial de Mujeres.

Williams hace un llamado a que voten por ella en el sitio web de la Red, fundada por la autora y educadora Holly Pascal.

Me siento súper feliz, súper orgullosa porque no sólo represento a mi persona, sino también a todo el país y, como mujer afro-indígena de Hispanoamérica, siendo reconocida en este premio lleva una conexión profunda, personal, a todos los que vienen por ese camino al sector de tecnología y espacio, pero también es importante demostrar que sí se puede lograr“, dice Williams.

Williams en la universidad de Stuttgart, Alemania. Foto: Cortesía

“Siento que simboliza ese reconocimiento no solamente de mis logros individuales, sino también esa resiliencia y fuerza de mi comunidad como afro-indígena, y de mi país, Nicaragua. Representa esa validación de las problemáticas únicas que nosotras hemos tenido, esos triunfos que hemos tenido porque“, añade.

Ad astra

En un futuro, Williams dijo a República 18 que, una vez concluidos sus estudios, planea sacar su maestría “y convertirme en piloto, porque también quiero ser astronauta“. Así pretende demostrar que “los sueños son posibles”, siempre y cuando se trabaje con constancia y disciplina.

No importa desde dónde una venga, sino hacia dónde va uno. Yo eso todo lo traigo conmigo: esa niña pequeña que ayudaba a vender en la iglesia, hoy en día se desarrolla, probando que todos somos capaces de lograr esos sueños y metas“, concluye Williams, recordando sus orígenes.