Se cumplen 34 años de la victoria de Violeta Barrios de Chamorro sobre el sandinismo

El triunfo de Chamorro simbolizó la victoria de la paz ante el autoritarismo y la guerra sandinista, y fue un ejemplo de unidad opositora hasta ahora no igualado.

  • San José, Costa Rica
  • 11:38 am
  • Abr 25, 2024

La Unión Nacional Opositora que tomó a Chamorro como candidata ha sido el esfuerzo de unidad opositora más exitoso hasta la fecha.

Fundación Violeta Barrios de Chamorro
República 18

Antes de 2018, la guerra para muchos nicaragüenses no era más que la sombra distinta de una época pasada. Pero al abrir 1990, lo que agobiaba a todos los nicaragüenses era la guerra o sus consecuencias. El país llevaba más de una década enfrascada en su peor conflicto luego de que la revolución que derrocó a la dictadura somocista deviniese en su propia dictadura marxista de la mano del Frente Sandinista.

La reaparición en el escenario político de Violeta Barrios, viuda del político y periodista conservador Pedro Joaquín Chamorro, asesinado en circunstancias sospechosas en enero de 1978, fue su propia revolución. La dictadura sandinista, encabezada por Daniel Ortega, había cedido a las presiones internas y externas, y ese año acordó la dirigencia, confiada en su respaldo popular, convocar elecciones libres.

Barios triunfó en esas elecciones, hace exactamente 34 años. El 54% del electorado confió en sus promesas de paz, en su imagen conciliadora y maternal deliberadamente calculada por todo el esfuerzo opositor cerrando filas en torno a ella y contra el sandinismo, pero también genuina en tanto reflejaba su persona y sus valores.

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Pero el sandinismo no desapareció de Nicaragua. En los diez años que estuvieron a la cabeza del Estado, crearon bases de poder considerables a la espera de órdenes. Estas eran claras: desestabilizar a cualquier gobierno no sandinista. Daniel Ortega, dictador durante la década sandinista, siguió dirigiendo al Frente Sandinista. Desde ahí convocaba a “asonadas” protestas a menudo violentas contra los gobiernos posteriores a la revolución.

Su poder no sólo se limitaba a las calles. El sandinismo poseía gran influencia en la Asamblea Nacional, donde contó con 39 de 92 diputados al traspasar el poder. El Frente era la segunda fuerza política del país y Chamorro, junto con sus aliados, lo tuvieron siempre en cuenta.

Violeta Barrios de Chamorro fue la primera y hasta el momento la única mujer en ocupar la presidencia de Nicaragua.

La administración de Chamorro renunció a la posibilidad de perseguir al liderazgo sandinista por sus crímenes en la década del ‘80 con la amnistía que aprobó a un mes de entrar al poder. Además, con la esperanza de evitar mayores conflictos, Chamorro mantuvo a sandinistas en posiciones clave, como fue el caso de Humberto Ortega, hermano del dictador sandinista Daniel Ortega y jefe del ejército

Por otro lado, la transición de una economía planificada a una de libre mercado trajo mayor prosperidad a Nicaragua, pero aquel fue un proceso tan prolongado como sufrido para la mayoría de la población. La guerra había durado demasiado y dejado estragos tales que el país no logró recuperar el Producto Interno Bruto del somocismo sino hasta 2005, 26 años después de la revolución.

Mandar por el ejemplo

La gestión, imperfecta como fue, tuvo un aporte importante para Nicaragua: la de un precedente democrático. Una vez concluyó su mandato, Chamorro dejó el poder y se retiró de la política, algo que en la política nicaragüense había sido desconocido desde hacía, por lo menos, un siglo, antes de la revolución liberal de 1893 que vio el ascenso del caudillo liberal José Santos Zelaya.

Fue también el ascenso de Chamorro a la presidencia un ejemplo de unidad no visto desde que la propia revolución aglutinó a amplios sectores de la sociedad nicaragüense contra el somocismo.

Chamorro durante la toma de posesión junto a Ortega, quien regresó al poder en 2008 y lleva gobernando ya 16 años.

Con la fractura del liberalismo tras la presidencia de Arnoldo Alemán (1997-2002) y el regreso del sandinismo tras la presidencia de Enrique Bolaños (2002-2007), Nicaragua no ha visto un esfuerzo opositor tan exitoso como la Unión Nacional Opositora, ni siquiera ante la debacle represora a la que entró el sandinismo desde abril de 2018.

Aunque bastó una década para que una coalición de políticos sandinistas y liberales desmantelaran el sistema que Chamorro y la UNO construyó, el ideal democrático que encarnó su administración sigue habitando, como ejemplo de qué hacer y qué corregir, en el ideario opositor.

El exilio y la represión

El 17 de octubre de 2023, la expresidente fue trasladada a Costa Rica. Llevaba ya años con la salud deteriorada (lo último que informó la familia Chamorro es que estaba “delicada, pero estable”) y tanto su patrimonio como sus hijos sufrieron de primera mano la persecución del régimen sandinista.

Carlos Fernando Chamorro, reconocido periodista, debió exiliarse debido a los ataques en contra del medio que dirige, Confidencial, mientras que Cristiana Chamorro y Pedro Joaquín Chamorro Barrios fueron condenados a 8 y 9 años de prisión, respectivamente, en 2022, bajo cargos espurios que causaron el deceso de la Fundación Violeta Barrios de Chamorro, una ONG de apoyo a la democracia y a la libertad de prensa. Ambos fueron desterrados, perdieron su nacionalidad y sus propiedades junto a otros 220 presos políticos en febrero de este año.

El próximo 18 de octubre, la expresidente cumplirá 95 años.

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