¿Por qué Estados Unidos no ha roto relaciones con Nicaragua a pesar de insultos y acusaciones?

En el sexto aniversario de la crisis sociopolítica, el régimen de Nicaragua acusó a Estados Unidos de ordenar expresamente un supuesto golpe de Estado.

  • San José, Costa Rica
  • 8:28 am
  • Abr 19, 2024

La embajada estadounidense en Managua, en las faldas del cerro Tabuya.

Cortesía
República 18

Por órdenes expresas de la Embajada Americana“, así aseguró Rosario Murillo, vicepresidente y vocera del gobierno, que se gestó el estallido social de abril de 2018, que vio a millones de nicaragüenses exigir la renuncia del presidente Daniel Ortega, previo a la violenta supresión de toda oposición por agentes del régimen.

Para Murillo, Ortega y varios otros funcionarios de alto nivel del régimen sandinista, acusar de un supuesto “golpe de Estado” e insultar a Estados Unidos se ha convertido en un hábito, como es notable en prácticamente todos los discursos pronunciados públicamente en los últimos años.

Entonces, ¿por qué Estados Unidos no ha roto relaciones con el régimen que gobierna Nicaragua?

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Para empezar, es claro que las relaciones entre ambos países están en su peor momento desde la década del ’80, cuando Estados Unidos financiaba y organizaba un frente amplio guerrillero antisandinista que, por su oposición a la primera dictadura de Ortega, de simpatía soviética, se alineaba con sus intereses geopolíticos en la región.

Entonces la hostilidad escaló a tal nivel que Ortega, en 1988, ordenó la expulsión del cuerpo diplomático estadounidense, por lo cual también el embajador nicaragüense, el ya fallecido intelectual Carlos Tünnermann, fue obligado a regresar a su país por orden del presidente republicano Ronald Reagan.

Estados Unidos ha aplicado contra el régimen sandinista una serie de sanciones pensadas para ejercer presionar y condicionar su conducta en sendas más democráticas. Esto ha llevado a mayores hostilidades de parte del liderazgo sandinista, a su vez creando más distancia entre los países.

El peso de la migración

El 19 de mayo de 2023, al retirarse el embajador Sullivan, Nicaragua se quedó sin embajador estadounidense, y en su lugar un “encargado de negocios”, el diplomático Kevin O’Reilly, tomó las riendas de la embajada. Expertos aseguran que esta medida evidencia las fracturas, pero no han sido suficientes para acabar con el interés estadounidense en el país.

Para Carlos Cascante, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Costa Rica, se trata de un intento de mantener la influencia sobre los eventos nacionales. “Para ellos es importante en términos de seguir teniendo espacio político dentro de Nicaragua”, explicó el experto a República 18.

“Por otro lado, Estados Unidos no puede imponer sanciones más gravosas a Nicaragua porque el problema migratorio que se vendría sería muy difícil de manejar para los países cercanos, aparte del propio Estados Unidos“, agregó.

Nicaragua, por su posición geográfica, tiene mucha influencia en el flujo migratorio que traspasa Hispanoamérica rumbo a Estados Unidos, pero más recientemente, el régimen sandinista ha convertido al país en un “puente” para migrantes de otras partes del mundo, sobre todo africanos y asiáticos, que buscan llegar a Estados Unidos.

En total unos 89 mil migrantes habrían cruzado vía Nicaragua hasta Estados Unidos en 2023. A pesar de las sanciones estadounidenses para quienes faciliten este flujo de migrantes, países como Cuba y Venezuela han apoyado a Nicaragua en su promoción de la migración irregular.

El hecho de que Nicaragua habla ya se toma como un elemento propio de la relación sin darle la importancia que le quieren dar los sandinistas“, concluyó Cascante, un hecho que es notable considerando que la embajada no contestó inmediatamente a las graves acusaciones de Murillo.