Murillo acusa de golpismo a Iglesia católica, empresarios y hasta la embajada de EEUU

“Apagamos las llamas a sangre y fuego, sangre santa”, declaró Murillo en medio de una letanía de improperios contra sus detractores.

  • San José, Costa Rica
  • 2:44 pm
  • Abr 18, 2024

Murillo atacó a la Iglesia católica, al empresariado y a la embajada americana, acusándoles de intentar derrocar su gobierno.

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República 18

Con tono alterado y un discurso incendiario, la voz de Rosario Murillo, vicepresidente y vocera del gobierno de Nicaragua, inundó los medios oficialistas este 18 de abril, sexto aniversario del estallido social de abril de 2018, que vio a un amplio sector de la población nicaragüense volcarse contra el gobierno sandinista de Daniel Ortega, esposo de Murillo, quien ocupa la presidencia desde 2007.

“Hace ya seis años la cizaña y la guadaña pretendían penetrarnos por órdenes expresas de la Embajada Americana y otras comparsas, sectores de la Iglesia católica, sectores de empresarios cobardes y de los heraldos negros que sólo querían y presagiaban muerte, destrucción, muerte por perversión, envidia, celo, egoísmo, avaricia”, entre otros descalificativos.

A sus detractores Murillo los igualó con “las tinieblas, el mal, el fuego del infierno, las tempestades del odio, los sembradores de perfidia, de muerte, de dolor” y los acusó de iniciar “el asedio, el acoso con campanas que no sonaban a fiesta, sino a muerte, a asesinato, a torturas, a barbarie; convocaban a matar, no tenían nada de cristianos o de credo religioso alguno“.

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“Reproducían el escenario de los bombardeos somocistas en sus últimos días de decadencia; campanas de decadencia entonces y clamaban, clamaban como vampiros por sangre con la saña de los que esconden veneno detrás de la manipulación de los mensajes bíblicos, la estupidez de su propia cobardía”, pronunció.

Sin embargo, las acusaciones que Murillo lanzó contra la oposición describen más precisamente el actuar de su gobierno, que desde 2018 ha cometido más de 11 mil violaciones a los derechos humanos, acabando con la vida de más de 350 personas, encarcelando a más de 760 individuos (138 aún en prisión) y desterrando y desnacionalizando a más de 300.

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Como han apuntado analistas y expertos, el discurso de Murillo este 2018 contribuyó a sus ya habituales estrategias propagandísticas de deshumanización de sus detractores. “Apagamos las llamas a sangre y fuego, sangre santa; apátridas, respeten nuestras banderas porque no son suyas“, fueron algunos de sus mensajes más agresivos.

Otros insultos que utilizó fueron  “retorcidos, malvados, discípulos de Satanás, maltrechos, malignos, falsos se quitaban las máscaras de buena gente”, sobre todo atacando a la Iglesia católica, una de las instituciones más golpeadas por la represión del régimen sandinista.

Rebrotaba el somocismo con sus ínfulas de grandeza, con su horror, cobijado por emblemas coloniales, imperialistas, y con las enrevesadas palabras y mensajes de sus patrocinadores, sus orquestas mediáticos y pretendían avasallarnos, aplastarnos, pero les dimos su lección y se fueron y se siguen yendo los cuantitos puchos decrépitos y disminuidos que por ahí suenan, y no pudieron ni podrán”, concluyó.