Crisis económica en Nicaragua acentúa la situación de pobreza en las mujeres

Con el incremento de la canasta básica, más la incertidumbre que reina en el país, no hay ámbito de la vida de las mujeres que no se vea afectado. Las mujeres se deben dedicar ahora a mucho más trabajo para solventar sus necesidades y la de su familia.

  • 2:40 am
  • Feb 3, 2023
mujeres pobreza Nicaragua
República 18

Atrás quedaron los días en los que Zoe Mendoza, de 26 años, iba a la universidad para profesionalizarse en la carrera de Comunicación Social con ansias de alcanzar una buena posición laboral. Aunque logró culminar sus estudios académicos, la crisis económica y el desempleo que se vive en Nicaragua la obligaron a buscar otra forma para poder sobrevivir.

Zoe sale todas las tardes a trabajar en una cafetería en León, un departamento al occidente de Nicaragua. Recorre algunas calles polvorientas y bajo un sol caluroso para llegar a su centro de labores, donde inicia su jornada a las 3:00 de la tarde y la cierra pasadas las 9:00 de la noche. Una jornada que repite a diario aunque el salario no le alcanza. Como le sucede a la mayoría de familias en el país.

Tiene una hija de dos años. Su prima, a la que considera “su mejor aliada”, es quien le ayuda todos los días con el cuidado de su pequeña. “Mi mamá se fue del país hace un año en busca de mejores oportunidades. De esa forma me ayudó económicamente antes de que yo entrara a trabajar”, cuenta Zoe, quien se resiste a seguir los pasos de su mamá y tener que irse de Nicaragua, como los más de 180 mil nicaragüenses que migraron solo en 2022.

La joven comenta que entre las opciones que tenía para poder generar ingresos era trabajar en una de las tantas maquilas o zonas francas que hay en León, aunque tenía la duda de entrar en este sector debido a las pocas condiciones que existen, las cuales han sido denunciadas históricamente por organismos de sociedad civil, entre ellos el extinto Movimiento de Mujeres María Elena Cuadra.

Zoe Mendoza encontró en una cafetería una forma de ganarse la vida ajena a su carrera. Foto: Cortesía.

“Mi mayor preocupación es velar por mi niña. Si yo no trabajo, ¿Quién me va a ayudar? A veces salen trabajitos adicionales. Algunos relacionados con mi carrera, otros son de lo mismo que estoy trabajando ahora”, se cuestiona, mientras prepara todo para su jornada laboral en la cafetería.

Desigualdad es una realidad latente

Informes especializados indican que la crisis económica en Nicaragua perjudica severamente a las mujeres, que muchas veces, luego de jornadas laborales dobles, deben asumir roles en el hogar, incluyendo el cuidado de menores de edad.

“Las mujeres siempre han estado relegadas a otros trabajos, a las labores domésticas. Hay desigualdad en cuanto a las labores y a los oficios en los roles que han sido tradicionalmente de hombres. Cuando regresan a casa, se ven obligadas a seguir trabajando cuidando a sus hijos y haciendo las tareas del hogar”, señala Claudia Vargas, socióloga nicaragüense.

“Las mujeres siempre tienen que asumir el rol. El hogar ya no se puede mantener con solo el ingreso del hombre. Las mujeres asumen retos dobles, porque deben aportar y llevar la carga de todas estas tareas que se han asignado”, explica Vargas.

Claudia Vargas, foto de Houston Castillo para la VOA

Un ejemplo de esto es el caso de Zoe, quien todas las noches luego de cerrar la cafetería y rendir cuentas a su jefe, debe regresar a su vivienda y atender a su pequeña hija.

La falta de oportunidades laborales para las mujeres son evidenciadas por el mismo Estado de Nicaragua en la Encuesta Continua de Hogares, realizada por el Instituto Nicaragüense de Información de Desarrollo (Inide), quien muestra que la tasa bruta de ocupación a nivel nacional de las mujeres es de 53.1%, mientras que la de los hombres es de un 77%.

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Vargas afirma que esto, sin duda, se debe a que el sistema nicaragüense aún no brinda un mayor acceso a empleo para las mujeres. “Es más difícil para una mujer acceder a un trabajo cuando no te aceptan tus capacidades. El hombre tiene acceso al trabajo y no tiene la doble jornada, mientras que la mujer hasta tiene que emprender porque asume los roles del hogar”, expresa.

Estado contribuye a ese calvario

La especialista Vargas sostiene que en una eventual transición del poder, el Estado de Nicaragua debe tomar en cuenta a organizaciones de la sociedad civil y la empresa privada para garantizar mejores condiciones laborales para las mujeres, en todos los ámbitos.

“El Estado no lo puede hacer todo, porque necesita de la sociedad civil. Hasta ahora, lo que se ha visto es que el Estado ha eliminado las Comisarías de la Mujer y ha cerrado también organizaciones que trabajaban con mujeres”, argumenta Vargas, en referencia a la cancelación de personerías jurídicas que ha emprendido el régimen contra organizaciones civiles desde 2018.

El pasado 26 de enero, la vicesecretaria general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Amina Mohammed, detalló que las mujeres permanecen excluidas de todos los niveles de toma de decisiones y la financiación para sus organizaciones disminuye, al tiempo que aumenta el gasto militar.

“Debemos detener la erosión de los derechos de la mujer y garantizar la igualdad de género” para construir mejores sociedades y consolidar la paz, enfatizó la funcionaria.

Situación económica “no da tregua” en Nicaragua

Hasta diciembre de 2022, la canasta básica de Nicaragua cerró en 18,981.55 córdobas (519,59 dólares al cambio oficial), según datos del Instituto Nacional de Desarrollo (Inide). Mientras que al cierre del mes de enero de 2023 ya supera los 19,000 córdobas.

En Nicaragua, los hogares son liderados por mujeres y tienen que ingeniárselas para sobrevivir.

El golpe al bolsillo de los nicaragüenses se evidencia cuando la canasta básica supera ya los 520 dólares pero el salario mínimo ronda los 5,258 córdobas (unos 143.93 dólares al cambio oficial). Esta diferencia impide que la mayoría de hogares puedan solventar los costos alimenticios.

Los datos del régimen de Daniel Ortega muestran que hasta el segundo trimestre de 2022, un 66.4% de la población económicamente activa  contaba con una tasa global de participación laboral. Mientras que en el primer trimestre de 2021, el régimen celebraba “con bombos y platillos” un porcentaje de 69.5% de participación laboral.

La socióloga María Teresa Blandón expone que ante esta situación, todos los sectores sociales femeninos se ven afectados. “No hay ámbito de la vida de las mujeres que no se vea afectado. Las mujeres ahora se deben dedicar a mucho más trabajo para solventar las necesidades de ellas y sus hijos. Dedican más horas al trabajo asalariado”, detalla Blandón.

Datos se contradicen

Según el Inide, la tasa global de participación laboral a nivel nacional fue de 65.2%. Este comportamiento fue el resultado de la reducción de la tasa de participación observada en la ciudad de Managua (64.3%). En el área rural, la tasa de participación fue mayor y se ubicó en 67.8%.

“En otros países del mundo, el subempleo y el empleo por cuenta propia son tomados como desempleo. Sin embargo, en Nicaragua se toman como un indicador de ocupación”, señala el economista Marco Peña, quien cuestiona que la tasa de desempleo abierto se ubique en 3.1% hasta el segundo trimestre de 2022.

Por otro lado, el Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS), reporta solo 783,384 afiliados a la entidad hasta diciembre de 2022. Es decir, menos de un millón de personas cuentan con un empleo formal en el país, que tiene una población aproximada a 6.8 millones de habitantes hasta el cierre del año pasado, según proyecciones del Inide.

Emprender es lo que queda a las mujeres

Samantha Gutiérrez actualmente se encuentra en el desempleo por falta de oportunidades. Estudió Marketing y Publicidad y pese a que laboró por largo tiempo en una empresa que le dio experiencia, actualmente no ha conseguido una oferta de trabajo.

“Yo trabajaba en una empresa en la que permanecí por ocho años. Desde que llegó la pandemia me quedé sin trabajo fijo y empecé a trabajar por proyectos. Ha sido una buena experiencia, pero vos sabés que a veces no hay proyectos”, señaló la mujer, de 34 años.

El camino del emprendimiento comprende mucho sacrificio por parte de las familias y las mujeres. Foto: República 18.

Ante la situación, decidió probar suerte en un Call Center en Managua. Sin embargo, no era lo que deseaba o esperaba. “Los Call Center son una forma rápida de conseguir trabajo, pero me tenía fatal, porque es un trabajo demasiado estresante y me provocó más alergias. Luego que renuncié, la alergia que andaba en la piel se me quitó”, cuenta.

“La empresa (de Call Center) no ayuda mucho en la superación profesional. Es una buena oportunidad para personas que acaban de salir de la universidad para aprender a trabajar y a tratar con clientes. Pero para quienes tienen otras experiencias, es una forma rápida de tener una remuneración, pero no para un crecimiento profesional”, detalla.

Ante este panorama, señala que lo que resta por hacer en su casa es emprender. “Empleos no hay muchos, pero la gente no deja de comprar. Las cosas no están del todo bien, pero la gente está subsistiendo. La gente que tiene negocios, está haciendo algo, pese a todas las cargas económicas”, dice.

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“Mis expectativas son poner en práctica todos mis conocimientos en manejo de redes, en marketing para algo que sea mío y también poder tener libertad financiera”, añade.

Lo bueno y lo malo de los emprendimientos

Como Gutiérrez, centenares de mujeres nicaragüenses se ven obligadas a emprender para sobrevivir. Si bien estos emprendimientos brindan la opción de no migrar, la socióloga María Teresa Blandón advierte que estas alternativas someten a las mujeres a más trabajos.

“En los pequeños emprendimientos tienen que trabajar más y competir con más hombres y mujeres que se deben ir a ese mercado no regulado, porque el empleo que hay es escaso y de mala calidad”, señala Blandón.

También puntualiza que debido a la naturaleza de estos negocios que surgen con bajos recursos, se somete a los familiares a mayores trabajos.

“Esos proyectos de pequeños emprendimientos para la sobrevivencia, todo va a costa del trabajo de las familias, donde las mujeres tienen un lugar principal. Ni el mercado ni el Estado se encargan de apoyar a estas mujeres. O se van a un trabajo precario de zonas francas, o se van a Costa Rica para hacer trabajo doméstico, o se quedan trabajando solo para comprar la comida”, expresa.

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Según datos oficiales, en el segundo trimestre de 2022, el 36,9% de la población económicamente activa es trabajadora por cuenta propia, mientras que el 45,1% son trabajadores asalariados.

Apenas un 4,7% de la población son generadores de empleo.

Problema regional

El 32.1 % de la población total de la región, equivalente a 201 millones de personas, vivió en situaciones de pobreza hasta finales de 2022. De esa cantidad unos 82 millones (13.1 %) se encontraban en pobreza extrema, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

“La cascada de choques externos, la desaceleración del crecimiento económico, la débil recuperación del empleo y la inflación profundizan y prolongan la crisis social en América Latina y el Caribe”, planteó el secretario ejecutivo de la Cepal, José Manuel Salazar-Xirinachs.

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