A 51 años del terremoto de Managua, un fantasma presente
Construcciones de mala calidad y muy frágiles no permitieron resistir un sismo de tal magnitud y provocaron la fatalidad aquel 23 de diciembre de 1972, cuando Managua fue sacudida por un terremoto de 6.2 grados.
Un estruendoso movimiento telúrico de 30 segundos acabó con aquella “mágica” ciudad, a como la recuerdan las personas que vivieron parte de la mejor época de Managua antes del terremoto del 23 de diciembre de 1972.
Adrián Meza, rector de la Universidad Paulo Freire y quien actualmente se encuentra en el exilio en Costa Rica, recuerda que la ciudad de Managua antes del terremoto que la destruyó, tenía una “energía vibrante”.
“Lo que yo más recuerdo era mi vida de barrio. Viví en el Barrio Bóer y era una mezcla de actividades distintas, pero coincidían en los espacios. El Mercado Bóer llenaba la vida de todos con una gran algarabía. Había una especie de energía vibrante que le daba una connotación pintoresca”, expresó Meza.
Managua era una ciudad que prometía crecer, según recuerdan personas que la vivieron antes de 1972. Foto: República 18.
Una de las cosas que más recuerda Meza es un restaurante chino en la Calle 15 de septiembre, que se llamaba “El Diamante”. Además, de las escaleras eléctricas de la tienda de Carlos Cardenal, en la Avenida Roosevelt. Este edificio fue uno de los primeros en incorporar aire acondicionado y escaleras eléctricas en la ciudad.
También me gustaba la tienda de Carlos Cardenal, que era la única que tenía escalera eléctrica. Todos los chavalos llegábamos a subir y bajar hasta que el vigilante nos decía que no era un parque.
La doctora Margarita Flores también recuerda que el antiguo centro de la ciudad tenía muchas ofertas para entretenimiento.
“La recuerdo como una ciudad amplia y ancha. Me encantaba la Avenida Rooselvelt y la Avenida Bolívar. Los cines me encantaban. En el centro de Managua existían muchos lugares lindos, como la sorbetería Hormiga de Oro”, señaló.
La Avenida Roosevelt y la tienda de Carlos Cardenal (derecha) Foto: Tomada de Internet.
Previo al sismo, muchos ciudadanos que vivieron en la ciudad recuerdan que quizás 1972 fue el año más alegre que se vivió en Nicaragua. En ese mismo año, el país fue la sede de la XX Serie Mundial Amateur de Béisbol, entre el 15 de noviembre y el 5 de diciembre.
“Recuerdo que existían los miércoles de compras en navidad. Era un mes muy festivo y el centro estaba abarrotado”, recordó Meza.
Managua era una ciudad de un poco más de 2 kilómetros de norte a sur y de al menos siete de este a oeste. Su centro ofrecía una gran variedad de tiendas, especialmente en la Avenida Roosevelt (Avenida Central), principal eje de comercio de aquella ciudad que había tomado al menos 41 años para reconstruirse luego del terremoto de 1931, que también la destruyó.
Lugares como el Malecón, el Teatro González, el cine Margott, las tiendas de Carlos Cardenal y Jorge del Carmen, el Banco de América, el Club Managua y el Club Terraza, aun viven en la memoria de quienes transitaron las calles de aquella abarrotada ciudad.
Todo se acabó el 23 de diciembre
Flores recuerda que el día del terremoto estaba cumpliendo 18 años de vida. La fiesta, la navidad y la alegría de ese año se esfumó luego del estruendoso sismo.
“En Nicaragua se acostumbraba dar regalos a las amistades. Todos se regalaban y nos mandaron a repartir regalos el 22 de diciembre. Había un calor insoportable y en una fiesta de un tío, a las diez de la noche sentimos el primer sismo. A los diez minutos, sentimos otro”, recordó.
Una vez en su casa, a las 12:35 de la medianoche (ya en 23 de diciembre), se sintió el temblor que acabó con toda la ciudad.
“A las 12:35 se sintió el temblor que fue horrible. La puerta de mi cuarto se trabó y mi papá tuvo que darle un puntapié para que se abriera. Al salir, vimos que las maceteras estaban en el suelo y partidas por la mitad exactamente”, contó.
Así quedó la Avenida Roosevelt horas después del terremoto de 1972. Foto: República 18.
El doctor Adrián Meza también recordó como un “momento impactante” el movimiento telúrico que acabó con todas las viviendas alrededor de la panadería familiar que tenían.
“Ese 22 de diciembre, estábamos en la panadería cuando se sintió el primer temblor a las diez de la noche. Para mi fue un impacto total. Salí a la calle en total oscuridad y ver todas las casas en el piso. Recuerdo que eso fue un espectáculo que nunca se me va a olvidar”, remarcó.
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El terremoto acabó con el tejido social
Según cifras del Registro Público de Nicaragua en esa época, al menos 10 mil personas murieron por la catástrofe y el 90% de las edificaciones del antiguo centro de la ciudad colapsaron.
“Nos fuimos del centro de la ciudad al Barrio Monseñor Lezcano, que fue uno de los pocos que quedaron en pie y a Nejapa. Casi toda la cuadra se fue con nosotros a refugiarse en Nejapa en una finca que mi papá había comprado y que funcionó como refugio temporal”, dijo Meza.
Meza considera que la ciudad nunca fue reconstruida debido a que la dictadura somocista no tenía un plan de desarrollo urbano luego del terremoto de 1972.
“Se decía que la dictadura tenía un plan para la nueva Managua, pero no había nada. Todo fluyó con la dinámica de la gente que decidió regresar a la ciudad. No había forma de detener la lógica propia de la gente que se fue y regresó y luego como fue creciendo la ciudad. La dinámica social siempre se impone”, aseveró.
Mala construcción entre los principales motivos de la destrucción
El geofísico Eduardo Mayorga Cladera tenía ocho años cuando Managua se derrumbó. Asegura que sus recuerdos de la ciudad ya no son tan “vivos”, pero que nunca olvidó el movimiento sísmico de aquél 23 de diciembre de 1972.
“Yo tenía aproximadamente ocho años y fue una experiencia inolvidable. El suelo se movía intensamente y la calle oscilaba como una serpiente. Eso nunca lo voy a olvidar”, relató.
La Calle 15 de septiembre, la más extensa de Managua antes de 1972. Foto: República 18.
Uno de los factores que Mayorga pone a consideración son las características de los sismos en Managua, que generalmente, son superficiales.
“Los últimos tres grandes sismos han sido de magnitudes moderadas. Han sido de profundidades someras. No han sido destruidos por la energía liberada, sino por su carácter de poca profundidad. Los sismos en Managua se registran entre 5 y 15 kilómetros de profundidad y eso provoca que la energía sísmica llega bien conservada a la superficie del suelo”, aseveró.
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Sin embargo, considera que la ciudad pudo haber resistido el sismo de haber contado con una construcción de calidad.
“La ciudad se cayó dos veces porque estaba mal construida y diseñada. Una ciudad bien construida resiste a un sismo de esa magnitud. Hay casas que no se cayeron porque estaban bien construidas, incluyendo casas de adobe que quedaron intactas”, afirmó.
La ciudad no volvió a ser igual
Para 1972 llegaron especialistas de diversas partes del mundo a realizar estudios.
“Uno de los especialistas sugirió que se construyeran parques a lo largo de las fallas, pero el problema es que la ciudad no se reconstruyó de una manera responsable”, comentó Mayorga.
Sin embargo, la dictadura somocista decidió cerrar el centro de Managua con un alambre de púas que iniciaba en la Calle Colón, convirtiendo a la ciudad en una especie de “Chernóbil”
“La idiosincrasia de los Managua se perdió, porque después del terremoto emigraron y regresó gente de diversas partes del país”, remarcó Mayorga.
Actualmente, la Avenida Central se encuentra cerrada y la arquitectura de la ciudad nunca volvió a ser la misma, extendiéndose de forma desordenada hacia el sur y el Este.