Diana Carballo, entre las matemáticas y el activismo

Actualmente, hace su aporte e incidencia en la Articulación de Movimientos Sociales (AMS) y la organización Red Local.

  • 3:32 pm
  • Oct 26, 2023
República 18

Es común ver a Diana Carballo con una gran sonrisa. Le ha costado mucho volver a mostrarla, según señala, debido al exilio y a que poco a poco ha logrado retomar sus planes de vida por el exilio.

Su pasión por las matemáticas la descubrió en la secundaria y recuerda que, más allá de aprenderlas, deseaba enseñar y aplicarlas a través de la programación.

A sus 24 años, recuerda con mucha claridad cómo fueron sus inicios en el activismo social: desde pequeñas giras en el colegio hasta el diseño de un proyecto para apoyar a estudiantes que deseaban hacer examen de admisión.

Actualmente, hace su aporte e incidencia en la Articulación de Movimientos Sociales (AMS) y la organización Red Local. Además, ha colaborado con organizaciones que abordan la agenda juvenil.

Antes de 2018, ¿cuáles eran tus expectativas y tus metas?

Era una estudiante de matemáticas en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN Managua) Mi vida se resumía en levantarme temprano para tomar una ruta.

También pensaba en mis tareas, pero también había más momentos de recreación y los fines de semana pasaba en mi casa con mi familia. Esa era mi vida.

Fui una buena estudiante y tenía bien pensado mi proyecto de vida. Quería dar clases en la UNAN y un mes antes estábamos comenzando un proyecto con mis compañeros de clases que, lamentablemente, estaba coordinado desde la presidencia.

¿Qué te inspiró y desde cuando de te empezó a llamar la atención el mundo de las matemáticas?

Fue en cuarto año de secundaria y había un profesor que daba clases de matemática en Masatepe. Actualmente, no me agrada mucho porque estuvo involucrado en crímenes desde 2018.

Cuarto año fue muy especial porque me invitó a explorar el tema de las matemáticas. Trigonometría no es tan fácil y no se me hacía difícil entenderla, entonces, comencé a investigar. Antes de hacer el examen de admisión en la UNAN, ya había leído varios libros de cálculo.

Leer además:Dos nicaraguenses más fallecen en Estados Unidos

¿Cuándo empezaste en la incidencia social?

Empecé desde muy niña. Cuando estaba en tercer grado, en el colegio Humberto Pavón se hicieron unas brigadas de limpieza. También participaba en el Club de lectores desde que tenía seis años y en décimo grado, cuando hacía horas ecológicas, aportaba al Ministerio de Salud para hacer abatización. Esto lo hacíamos por la tarde, no en horas de clases.

¿Cómo recordás el 2018?

Es una cosa horrible. Me acuerdo de que pasé de una vida normal a otra y siento que son dos vidas distintas. Recuerdo que estaba con mis compañeros de clases el 18 de abril de 2018.

Estaba con mis compañeros y empezamos a escuchar bombas. Cuando vimos las noticias en redes, dijimos que teníamos que ir. Agarramos la ruta 117, aunque nunca pudimos llegar a la Centroamérica porque el tráfico estaba cerrado, entonces dijimos que mejor cada uno se fuera a sus casas.

Cuando pasé por Camino de Oriente ya vi los primeros golpeados y cuando llegué a casa, recibí un mensaje de un muchacho que estaba en el internado, en el que me decía que los querían obligar a atacar a los manifestantes.

Al día siguiente, la Unión Nacional de Estudiantes nicaragüenses (UNEN) nos convocó a una marcha en dirección a la Universidad Centroamericana (UCA). Entonces dije que no.

Pero también empezaron los disturbios en Masaya y recuerdo que junto a otros muchachos fuimos a recoger víveres. En la tarde del 19, hicimos la primera marcha a las 6 de la tarde.

Ese día llegó la Policía, pero nos acompañó a marchar. Luego fuimos al parque de Catarina y como no teníamos como pagar el sonido, hicimos una recolecta, en la que conseguimos para ese día y para el día siguiente.

Cuando llegué a la casa, conocimos que ya había los primeros muertos.

El 15 de julio también me marcó, porque fue el inicio de “la operación limpieza”, porque eso significó el exilio de varias personas. Ahora también yo estoy acá.

¿Cómo iniciaste a formar parte de la Articulación de Movimientos Sociales?

En Catarina había un movimiento que se integró en la Articulación y me nombraron como representante de Catarina. Me sumé a la comisión de territorios y organizábamos cosas puntuales.

Luego me sumé a la Comisión de Movilización y a los dos meses, me nombraron coordinadora. Es una organización con la que me siento identificada y creo en sus planteamientos.

¿Cuándo te exiliaste?

Me exilié el 28 de agosto de 2021. Salí a la 1 de la mañana de Managua a Costa Rica.

La llegada fue difícil, porque ingresé a las 8 de la mañana y no conocía nada. Antes de bajarme del carro, nos dicen que venía la policía de Costa Rica.

En las seis horas de camino hasta San José, me dolía hacerme la idea y pensaba que era injusto porque no cometí ningún crimen.

Una de las cosas que ahora más me duele, en marzo de 2022 mi abuelita falleció y la última vez que la vi fue el 27 de agosto de 2021. La recuerdo verme llorando y decirme adiós.

Costa Rica es un país caro, ¿cómo te afectó eso?

Fue complicado y sobreviví con algo humanitario por el acompañamiento de mucha gente que me aprecia. Así pude sobrevivir seis meses porque no tenía permiso laboral y emocionalmente no estaba bien. Por eso, la salud mental es algo en lo que hay que insistir. Hasta en 2022 conseguí mi primer trabajo con Red Local.

Fue la primera vez que trabajé, porque en Nicaragua todavía dependía de mi mamá.

¿Qué ha sido estos cinco años para vos?

Han sido cinco años difíciles y me permito ver las cosas buenas que han tenido. La dictadura trata de quitarte todo y es bueno saber que no lo han logrado.

He tenido un crecimiento profesional y ha significado hacer más cosas y abrirme a conocer otras formas de hacer las cosas. He conocido a más personas.

El año pasado fue la primera vez que trabajé con grupos de mujeres, pero fue un momento importante que me permitió conocer otras realidades y tener más empatía.

Leer además:Informe revela control absoluto del Frente Sandinista sobre municipios

Además, he comprendido la importancia de la salud mental y cuidarla. Ahora entiendo que hay que estar bien para ayudar a otras personas.

También, he reconocido que hay muchas oportunidades para cambiar. Si no se puede cambiar el país, al menos podés cambiar tu mundo.

¿Qué deben hacer los jóvenes nicaragüenses en el exilio a cinco años de la crisis?

Es importante que los jóvenes sumemos esfuerzos para hacer incidencia por Nicaragua. No podemos quedarnos en círculos políticos que pueden volverse tóxicos.

Desde acá, podemos ser las voces de los que están silenciados allá en Nicaragua. También, debemos documentar las violaciones a los derechos humanos.