Los intermediarios que controlan el “bisne” del frijol nicaragüense

Los consumidores son los que más sufren al pagar el sobreprecio impuesto discrecionalmente por una red de intermediarios que opera sin control alguno del Estado

  • 1:31 am
  • Nov 12, 2020
frijol bisne
República 18

Desde su cosecha, producción y comercialización, muchas manos manosean el frijol, y esto termina incidiendo en la inestabilidad de sus precios. Los consumidores finales son los que más sufren al pagar no solo el valor de este grano fundamental del nicaragüense, sino el sobreprecio impuesto discrecionalmente por una red de intermediarios que opera sin control alguno del Estado

Por Gustavo Ortega, Nohelia González y Roberto Fletes

 

El salario que María José Rodríguez tiene como docente de primaria no le alcanza. Ella es la cabeza de una familia de cinco miembros, cuya dieta tiene como base principal el frijol. El grano rojo en el desayuno, en el almuerzo y la cena. Ya sea en gallo pinto o en sopa, el frijol es protagonista de los platos. Por eso, cuando el precio del frijol sube, la economía familiar de la profesora se tambalea.

Rodríguez compra unas 20 libras de frijol al mes. Al precio actual del grano, unos 300 córdobas mensuales. La cifra podrá sonar mínima, pero cuando esta madre de familia le toca dividir sus 8.000 córdobas de salario de profesora en gastos de manutención y alimentación, cualquier aumento en el precio del frijol desbarajusta toda la ecuación… y es algo que suele pasar a menudo.

Comercialización de frijol en Mercado El Mayoreo, Managua

El precio del grano rojo no tiene estabilidad en Nicaragua. Generalmente sube, pocas veces baja. Y a eso hay que agregar la carestía de la vida en un país donde el precio de la canasta básica es dos veces más alto que el salario de la maestra Rodríguez.

“Tenemos un presupuesto y si algo varía, dejamos de comprar otra cosa. Si la libra de frijol cuesta 15 córdobas, y luego me encuentro que vale 30, como ya sucedió, nos obliga a borrar de la lista otros productos. Eso porque en mi casa se consumen los tres tiempos de frijol. Tengo una familia grande. Si cocemos frijoles hacemos sopita y engañamos al estómago”, afirma Rodríguez, madre de tres hijos en etapa escolar.

 

El frijol no solo es elemento primordial del gallo pinto, un plato de la cultura gastronómica nicaragüense, sino que es una de las proteínas más significativas para la dieta de la población. Pero cada año su producción y comercialización es turbulenta, al punto de rayar la escasez, y sus precios suelen dispararse para desdicha de los consumidores quienes, principalmente, son la clase obrera y media de los nicaragüenses.

Este fenómeno especulativo tiene sus raíces en el campo. La producción del frijol se encuentra en manos de pequeños y medianos productores en Nicaragua. Es decir, agricultores sin tantos recursos o acceso a financiamiento formal que les permita solventar por sí solos las cosechas. Esta carencia –ignorada por el Estado y el mismo sector privado– ha generado financistas externos, o “terceros”, como se les conoce en la jerga de este rubro. Estos “terceros” se inmiscuyen en la cadena de producción y comercialización del grano. Esto da pie a la “intermediación”, un eslabón en el que se decide a discrecionalidad el precio final del frijol.

aporreo de frijol
Aporreo de frijoles en Comunidad Piedra Colorada, Matagalpa

Mientras la producción de frijol está en manos de pequeños y medianos, la comercialización la manejan grupos de intermediarios. Y sea desde una planta que acopia, procesa y empaca para la exportación, hasta el intermediario que compra para guardar por períodos de hasta tres meses el frijol, para luego revender cuando la oferta disminuye. Pero nadie regula esta dinámica que encarece el grano fundamental de la dieta de los nicaragüenses.

Donde inicia todo: los productores

Melba Aragón y su esposo, Yader Mercado, poseen dos manzanas de tierras en el poblado Aguas Calientes, en la zona de La Conquista, departamento de Carazo. El acceso a la parcela del matrimonio es complicado, incluso para cualquier vehículo equipado con doble tracción. Desde hace años, Melba y Yader se dedican a la producción de frijol.

Aunque ellos no han recurrido a los “terceros” que financian cosechas, en cada siembra el dolor de cabeza es el mismo: el dinero. Melba y Yader dependen exclusivamente de la producción de frijol, y por eso reinvierten sus ganancias en las cosechas siguientes. Sin embargo, sus ganancias fluctúan mucho: dependen de los compradores del grano en el mercado de Jinotepe.

“Nosotros nos llevamos prácticamente a tuto (cargando) la producción. La sacamos a caballo hasta donde pasa el bus, porque cuesta mucho que vengan hasta donde nosotros a comprarnos”, relata Melba. “Lo llevamos al mercado de Jinotepe donde llegamos todos los productores de granos (básicos) y lo vendemos a quien ofrezca más”.

Lo que describe Melba el inicio de la especulación del frijol. Según ella, como productores dependen de los comercializadores para ver “el fruto de su trabajo”. “El precio lo ponen los compradores. Es lo que ellos dicen y nada más. De esos mismos ingresos realizamos la inversión en agroquímicos”, lamenta la productora.

En Carazo la siembra se realiza en mayo y en septiembre (primera y postrera respectivamente). Melba y Yader logran entre 10 y 12 quintales por cada manzana sembrada. Un comercializador, es decir el tercero, les paga a estos productores por un quintal de frijol unos 1.000 córdobas. Pero el precio final que obtendrá el consumidor será mayor, en el mejor de los casos, de 600 córdobas más debido a la intermediación.

La realidad de Melba y Yader es compartida por la mayoría de pequeños productores de frijol en Nicaragua. Para dar una idea de cuánto dinero se mueve en este negocio especulativo, basta ver la producción anual como país: entre 4.5 y 5 millones de quintales. Alrededor del 40% de esa producción nacional se destina a exportación y el restante a consumo local.

Los “comercializadores” a domicilio

En Nicaragua también existe otra modalidad en la comercialización: se trata de los acopiadores que visitan las parcelas y compran la producción in situ. Es decir, no permiten que el frijol siquiera llegue al mercado. Esta nueva modalidad del bisne del frijol ha estimulado la modernización de la maquinaria de acopiadores, procesadores, distribuidores, detallistas y exportadores.

Salvador Castillo, presidente de la Asociación de Productores Agropecuarios de Estelí y directivo de Upanic (Unión de Productores Agropecuarios de Nicaragua), señala que los productores, en su mayoría (un 80% según estimaciones de las organizaciones de productores) son pequeños, con áreas de siembra de cinco manzanas. Estos pequeños agricultores venden su producción a los acopiadores que les visitan.

“Uno de los canales es que el acopiador puede llegar hasta el campo. Visita a los productores o al menos sondea por donde están los lugares por donde se van a sacar los frijoles”, explica Castillo, al referirse al esquema de comercialización que impera en el sector.

Salvador Castillo, presidente de la Asociación de Productores Agropecuarios de Estelí y directivo de Upanic

El también miembro del consejo directivo de Faganic (Federación de Asociaciones Ganaderas de Nicaragua) asegura que los productores buscan a sus compradores en función del precio que les ofrezcan. “También nosotros como productores nos interesa quién nos pueda estar pagando mejor. Entonces en ese aspecto nosotros, como productores, tenemos que pensar no solamente en una persona, si no en otras personas que se dediquen al acopio de frijol”, explica Castillo.

Castillo, quien tiene su finca en Miraflores, Estelí, detalla que entregan el producto al acopiador, luego de lo que se conoce como el “aporreo de los frijoles”, cuando los productores han aplicado al grano una primera limpieza.

Acopiadores nacionales con auge frente a extranjeros

Durante años el acopio de la producción de frijoles estuvo casi completamente en manos de salvadoreños, que compraban directamente a los productores. Los sacaban del país para limpiarlos y empacarlos, para luego revenderlos. En muchas ocasiones los salvadoreños ofertaban los frijoles como grano producido en su país y no en Nicaragua.

Esta situación cambió en la última década, comenta una fuente del sector de acopiadores que solicitó el anonimato. La fuente señala que los nicaragüenses le han arrebatado a los salvadoreños el control de la comercialización de frijoles con fines de exportación.

“La mayoría de las plantas son de capital nica”, remarca la fuente. “Si vos lo ves en perspectiva, Nicaragua le quitó el mandado a los salvadoreños. Los salvadoreños eran los que exportaban, procesaban, mandaban a los Estados Unidos y a todos lados el frijol rojo”, refiere.

“Nosotros éramos unos vendedores de materia prima hace diez años. Después fuimos agarrando la seña, e invertimos en plantas, en procesar productos. Entonces para que lo mires en perspectiva, el 90% de exportaciones de frijoles a los Estados Unidos está dominada por Nicaragua. Hace diez años era al revés, el 90% lo exportaban los salvadoreños y el 10% Nicaragua, eso ha cambiado”, comenta la fuente del sector de acopiadores.

No obstante, algunas de las 25 plantas acopiadoras existentes en el país son de capital costarricense y salvadoreño. Se instalaron en el norte de Nicaragua debido a las ventajas comparativas que ofrece el país: los frijoles son exonerados del Impuesto al Valor Agregado (IVA) en este país, no así en El Salvador que aplica el 13% del IVA.

Campesinos y acopiadores se arreglan

La fuente del sector de acopiadores destaca que los pequeños productores venden al precio de mercado, que determina la oferta y demanda, desestimando que exista una imposición de precios de parte de los acopiadores.

“Hay algo que es importante, y es que el productor también vendió caro (en el presente ciclo), porque siempre hay una victimización (de los productores)”, insiste la fuente que defiende su rubro acopiador.

Asegura la fuente que las plantas negocian el suministro del grano con los productores, para garantizar el cumplimiento de las órdenes de compra desde el exterior, habilitando a los productores o sirviéndoles de fiadores solidarios, algo que en el sector se conoce como “empresas ancla”.

Frijoles acopiados

“La gente está bien informada. No hay campesino que yo conozca que sea dundo; tienen sus celulares, tienen sus radios y tienen su información. Cuando ellos llegan a la planta a ofrecer su producción ellos llegan con un precio. No es que yo le digo te voy a comprar a mil córdobas, él sabe a cómo está. Hay una cosa que es importante en esto, todo el mundo trabaja, nos guste o no nos guste, estemos de acuerdo o en desacuerdo, vos compras sobre las leyes del mercado, oferta y demanda”, enfatiza la fuente.

¿Oferta y demanda?

Para Castillo, las leyes del mercado que imperan en el país le permiten al productor de frijol vender al mejor precio y al mejor oferente que haya. Sin embargo, en esta ecuación queda por fuera el consumidor.

El productor esteliano coincide en que hay productores que van directamente a los mercados a colocar su producción, a fin de lograr un mejor precio del que les ofrecen los acopiadores en el campo. “Acordémonos que el comerciante quiere ganar y nosotros como productores queremos ganar. Entonces es una lucha por tratar de vender a un mejor precio”, dice el productor.

Castillo es reacio a cualquier control de precios. “En ese aspecto nosotros vamos a tratar de venderle al que nos pague mejor la producción del frijol. Entonces no necesariamente los precios tienen que ser controlados, sino que está al vaivén de lo que es la producción”, insiste.

Sostiene que los precios aumentan cuando existe escasez, es decir no hay tanta oferta en el mercado, algo que según la fuente del sector acopiador ocurrió este año, debido a que se registraron compras de pánico debido a la pandemia, que elevaron a C$30 el precio por libra de frijol en el verano.

Pandemia incidió en el alza

Las compras de pánico debido a la pandemia por Covid-19, además de disparar el consumo interno, hicieron que El Salvador comprara el 80 por ciento más de lo que adquirió en 2019. Lo mismo ocurrió con Costa Rica que compró 60 por ciento más y Estados Unidos 40% más.

“Obviamente cuando estás comprando más de lo que tradicionalmente compras, estás de alguna manera inflando el precio… pero hay un factor determinante y es que hay una pandemia de por medio”, explicó la fuente del sector acopiador.

Castillo confirma la causa del alza señalando que “no había frijoles”. Era muy poco lo que había. Y los precios se determinan por la oferta y la demanda, si no había realmente oferta a como ocurrió en ese momento, pues hubo una subida de precio”.

“Los productores nos llegan a ofrecer a un precio atractivo por nuestros frijoles y le vendemos al acopiador. En tanto, el acopiador lo que hace, teniendo un buen mercado para la exportación, venderlo a donde él puede vender su frijol”, justifica el directivo de Faganic,

El negocio de las exportaciones

Según la fuente del sector acopio, además de los grandes acopiadores (25 plantas), existe un segundo esquema de acopio y comercialización que es permitido por el país. Son los comerciantes salvadoreños y hondureños que compran frijoles de campo, utilizando personas en Nicaragua que les buscan el grano, lo acopian y luego lo procesan.

“Ese salvadoreño y hondureño le dan plata a alguien y le dice acopia. Entonces ese acopiador saca el frijol del campo y lo procesa. Va con impurezas, va con tierra, va sucio y además con granos deshidratados o granos dañados por hongos, por gorgojos, cosas que no te permite la norma gringa que le mandes un frijol de ese tipo. No te lo va a aceptar nunca”, explica la fuente.

Para Castillo, lo importante es que los niveles de exportación en el país “se puedan mantener y que internamente no tengamos una sobreproducción”.

El Centro de Trámites de las Exportaciones (CETREX) publicó que de enero a septiembre de 2020, Nicaragua exportó 78 millones 901 mil 905 kilogramos de frijoles, equivalentes según el valor FOB, a 94 millones 851 mil 757.4 dólares.

Acopio especulador

Un tercer escalón de intermediarios son los especuladores de granos (frijoles, maíz o arroz) que, según la fuente, “es un grupo más pequeño. “Son gente que acopia para especular”, sostiene.

Este grupo de gente manejan recursos frescos (efectivo) y deciden acopiar frijol basados en análisis de mercado especulativo, guardan el grano durante tres meses a la espera de que se produzca un alza en el precio y en ese momento lo venden más caro.

“Dice voy a acopiar frijol, porque él hizo su análisis y dijo va a subir, entonces está esperando que suba para que vos le llegues a comprar después más caro. Ese no exporta, no vende en el mercado local, nada más está esperando que el precio suba para que vos llegues a comprarle”, explica la fuente.

Mercados adquieren granos en reventa

Elías Saballos es un comerciante minorista de granos en el Mercado de Mayoreo, y se abastece de intermediarios que llegan a vender los granos al mercado, porque ellos no tienen acceso a los productores y ello encarece el precio.

“Hay gente que se dedica a comprar en la montaña y venir a vender aquí”, dice Saballos. El comerciante sostiene que compran más caro debido a que “no tenemos el transporte para ir a la montaña”.

Elías Saballos, comerciante de granos en el Mercado El Mayoreo

Según Saballos, los precios del grano rojo bajaron “porque supuestamente no está saliendo del país. “Todo se está quedando aquí”, afirma.

Vendedores del mercado que pidieron no ser identificados en este reportaje sostuvieron que los precios del frijol se dispararon debido a las compras desesperadas de salvadoreños que llegaban al mercado a llevarse las existencias. “De aquí salieron 40,000 quintales de frijol de una sola vez para El Salvador”, comenta uno, mientras limpia los granos de frijol chile, el más popular para preparar gallo pinto en Nicaragua.

Los precios en los mercados de Managua, como el Mayoreo, se disparan cuando no hay oferta, señalan, como ocurrió en el verano de este año, cuando “no había casi frijoles”. “Ahora hay bastantes frijoles y ha bajado el precio”, dijo un vendedor del Mayoreo.

¿Y Enabas?

El estado nicaragüense cuenta con la Empresa Nacional de Alimentos Básicos (Enabas), cuyo objetivo en su momento fue evitar la especulación de precios y el acaparamiento de productos. Sin embargo su función ahora se enfoca en ser una entidad comercializadora.

De acuerdo a información publicada en el sitio web del Ministerio Agropecuario (MAG), al presentar las funciones de Enabas, señala que “el Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional retoma nuevamente el Programa Alimentos para el Pueblo en su segunda fase, beneficiando a los sectores más pobres, a través de los 3,817 Puestos de Distribución a nivel nacional”.

Lo anterior coloca a esta empresa con un carácter principalmente comercializador. Públicamente han sido los distribuidores de los llamados “frijoles solidarios” que se venden bajo discrecionalidad política y con calidad cuestionada, lo que ha provocado poca demanda entre la población.

Los datos oficiales también detallan que Enabas cuenta con plantas agrícolas y bodegas, y brinda servicio de almacenamiento, limpieza, secado, fumigación, análisis de granos, pesaje y alquileres a los grandes productores y comerciantes del sector privado.

 

La información señala que tiene presencia en 104 municipios del país, a través de los 3,817 puestos de distribución “que se abastecen semanal, otros quincenales y mensuales en base a una programación y con el protagonismo también de los Gabinete de la Familia para que el programa llegue hasta la comunidad sin condición política ni religiosa”.

zonas productivas de frijol
RECUADRO: Zonas productivas y consumo per cápita

 

Nicaragua tiene un consumo per cápita promedio de frijol que oscila entre los 50 libras por persona al año y las variedades de mayor consumo, según los comerciantes son el rojo y el chile.

Los especialistas explican que en Nicaragua se dan tres ciclos productivos: la cosecha de Primera que se produce principalmente en Matagalpa, Estelí (Condega y San Nicolás), Madriz (Somoto) y Boaco (Santa Lucía).

La cosecha de Postrera se produce fundamentalmente en el departamento de Matagalpa y la cosecha de Apante en el municipio de Nueva Guinea, en la Región Autónoma de la Costa Caribe Sur.

Más noticias: Pequeños productores al borde del ahogamiento financiero a causa de las crisis que vive Nicaragua

Más noticias de En voz alta

Seguir