“Variedades La Concheña”: La historia de emprendimiento de Sofía Velásquez, una migrante nicaragüense
Doña Sofía no duda en reinventarse cada día. Asegura que el exilio le brindó nuevas oportunidades.
A sus 63 años, doña Sofía Velásquez continúa luchando por sobrevivir en un país ajeno a través de la venta de comida nicaraguense.
A cinco años de haberse exiliado en Costa Rica por temor a la persecución en Nicaragua, doña Sofía cuenta con un emprendimiento con su hija “Variedades La Concheña”
El emprendimiento nació con la venta de sopa de albóndigas, un platillo típico nicaraguense. Eso le abrió camino para pertenecer a la Red de Mujeres Pinoleras.
“En 2018 llegamos a costa Rica y un poco antes de la pandemia, mi hija se quedó sin trabajo, por lo que pusimos un emprendimiento de cocina para subsistir. Creímos que era lo más favorable para dar a conocer nuestro gusto nicaraguense”, relató doña Sofía a República 18.
Actualmente, sus productos se distribuyen en cuatro puntos de venta en San José, Costa Rica.
Adaptarse a las nuevas realidades
Doña Sofía en Nicaragua se dedicaba a la venta de frutas, aunque posteriormente abandonó el negocio y se dedicó a trabajar a un sacerdote católico en Diriamba.
“En Nicaragua me dedicaba con mi familia a la venta de frutas y yo le trabajaba a un sacerdote en Diriamba. Mi hija se quedaba en la casa con sus hijos y alguna otra vez hacíamos algo para vender”, relató Sofía.
Sin embargo, considera que poder emprender y salir adelante, pese al exilio, ha sido una bonita experiencia.
“Ha sido una bonita experiencia porque nos une la causa de subsistir en este país, sin olvidar nuestras raíces y con la esperanza de volver”, reafirmó.
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En la variedad está el gusto
Actualmente, doña Sofía vende Policereal, postres y también brinda servicios de comida para eventos.
“Escuchar la música y probar tus comidas te mueven muchos sentimientos porque además estás con tu gente. Es un acto de resiliencia, porque ofrecés tu gastronomía a gente de este país y de otros países”, señaló.
El reto más difícil
Velásquez asegura que lo más difícil es el tema económico, pero que esta situación puede superarse a través de las redes de apoyo.
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“Lo más difícil ha sido la parte económica, porque inicialmente no tenemos el apoyo económico. Luego si tuvimos algún tipo de apoyo de organizaciones que si nos han apoyado para el capital semilla”, refirió.
Además, expuso que al comienzo, aun dentro de la Red, fue muy complicado obtener financiamiento. Solamente una entidad crediticia les brindó un pequeño préstamo, pero asegura que poco a poco ha adquirido los utensilios que necesita para seguir creciendo.
“Tenemos que ser positivos”, puntualizó.
