Médico de guerra durante los años 80: la historia del epidemiólogo nicaragüense Álvaro Ramírez
El epidemiólogo tiene 23 años de estar en Irlanda. En 1986 fue cirujano de guerra en el Hospital Militar de Apanás, Jinotega, Nicaragua y posterior en 1987 fue Jefe de Servicios Médicos de División de Infantería en Quilalí.
El epidemiólogo Álvaro Roberto Ramírez Vanegas, nació en el barrio San José ubicado en (la vieja) Managua el 16 de noviembre de 1963, fue médico de guerra durante la década de los 80 cuando estuvo sirviendo en las montañas de Nicaragua en San Juan de Río Coco, Quilalí y Ocotal. “Yo viví muy de cerca el sufrimiento durante los años 80, las emboscadas y todo lo que conllevó”, dijo Ramírez a República 18, recordando que en 1986 fue cirujano de guerra en el Hospital Militar de Apanás, Jinotega, Nicaragua y posterior en 1987 fue Jefe de Servicios Médicos de División de Infantería en Quilalí.
El nicaragüense se graduó como doctor en Medicina en la Universidad Autónoma de Nicaragua en León en 1985. Posterior comenzó su formación internacional, en 1985 sacó un Diplomado en Epidemiología en el Instituto Carlos III, en Madrid, España y ya para 1994 en London School of Hygiene and Tropical Medicina, en Londres, Reino Unido, cursó el másters en Epidemiología de Enfermedades Transmisibles.
Le invitamos a leer: Samantha Jirón, la expresa política que busca retomar su carrera de Comunicación Social
“Serví a Nicaragua en lo mejor que pude durante mis años y estuve como Director Nacional de Vigilancia Epidemiológica y trabaje para la repuesta rápida en desastres una de las misiones más renombrada fue el rescate de los nicaragüenses muertos en accidente de Aviateca el 9 de agosto de 1995 —cuando el avión procedente de Miami chocó contra el volcán Chinchontepec, donde murieron 65 personas de diferentes nacionalidades—, yo fui a identificar los cadaveres y atraerlos de regreso a Nicaragua en 48 horas”.
23 años de vivir en Irlanda
Ramírez dejó Nicaragua en el 2000 lo hizo por asuntos familiares. Se casó con una mujer irlandesa.
“Decidimos salir a hacer una visita a Irlanda y estando aquí decidimos quedarnos por razones de familia, por asegurar el futuro de los niños, porque la situación de Nicaragua se estaba poniendo cada vez más difícil, era más complicado nosotros teníamos casa y todo pero la dejamos y nos venimos a Irlanda”, compartió.
Una vez en Irlanda él empezó a trabajar, abrió una clínica de acupuntura que actualmente tiene y de la que es especialista en el tratamiento en los problemas al sistema nervioso autónomo. Contó que “extrañó el país, he aprendido a vivir en un país europeo y a ver los beneficios de un sistema democrático donde existe libertad de expresión y protección social que lamentablemente no tenemos en Nicaragua”.
Afirmó que así como ha seguido muy de cerca la situación epidemiológica, siguió el levantamiento de abril 2018 y posterior la llegada del Covid-19 en el país.
“Empezamos a alertar e informar que la llegada del Covid-19 iba a ser un problema serio en Nicaragua, el gobierno empezó teniendo política de información pero de pronto cambió y se cerró toda la política de manejo en contra de lo que era el manejo sanitario internacional, entonces los nicaragüenses sufrieron los embates del Covid-19 sin tener la información, consejo y guía apropiada para la prevención de los trabajadores de la salud”, rememoró.
Epidemiólogo Álvaro Ramírez: “Empezar de cero fue un verdadero desafío”
El especialista en Epidemiología reveló que lo más difícil de su vida en el extranjero es empezar de cero estando fuera de su país.
“Cuando dejé Nicaragua yo era un epidemiólogo yo tenía mucho nombre, mucha trayectoria, mucha presencia en los medios, un respeto profesional, dejar todo eso atrás y empezar aquí de cero fue un verdadero desafío, gracias a Dios yo tuve el apoyo de la familia de mi esposa y aquí logramos sobrevivir y establecernos. Gracias a Dios tengo mi clínica que va bien y me logró ganar el sustento de cada día haciendo mi tratamiento”, indicó.
Aseguró que a raíz de la llegada de personas exiliadas a Irlanda desde 2021 “aquí se les recibe, yo trato de atenderlos, apoyarlos, darle instrucciones de cómo va al país, de vez en cuando a mi casa a que vengan a mi casa a comerse un nacatamal, un baho, un gallopinto que nunca hace falta, tratar de hacer lo duro de ser refugiado un poco menos difícil, eso es lo que hago apoyar a quienes vienen buscando asilo de allá”.
El idioma principal de Irlanda es el inglés, sobre esto Ramírez reconoció que “uno nunca termina de aprenderlo, entre más joven o niños lo aprenden muy rápido, a los adultos les toca más difícil pero al final no queda más de otra, aprendés o aprendés”.
“No descarto sufrir las consecuencias”
Ramírez está consciente de que la agudización de la crisis sociopolítica y violación de derechos humanos que se vive en Nicaragua pueda alcanzarlo como le pasó el 15 de febrero pasado a 94 nicaragüenses a los que el régimen de Daniel Ortega declaró “apátridas”.
“He estado aquí siempre en lo que se puede ayudar a la distancia con información, yo estoy muy triste de ver cómo está la situación de Nicaragua, de todos los expatriados y desterrados yo no me descarto sufrir las consecuencias de todo esto también pero, por el momento estoy aquí en Irlanda y dispuesto a apoyar en todo lo que sea necesario. Tampoco lo descartaría o lo pondría lejano, por la forma que se actúa en Nicaragua, yo no veo razones por las cuales podría haber una medida diferente en mi contra, considerando que mis valoraciones han sido en contra del manejo que se hizo de la pandemia del Covid-19, esto tendrá su reacción”, afirmó.
A pesar de todo lo que han sido víctimas los nicaragüenses como el exilio forzado o el destierro, el epidemiólogo Álvaro Ramírez afirmó que “pueden sacar al nicaragüense de Nicaragua, pero no van a poder sacar a Nicaragua del nicaragüense”.
El experto en Epidemiología reconoce que no ha intentado regresar al país y que tampoco cree que pueda hacerlo en un futuro cercano. “No por ahora, por como está la situación no podría ser la más prudente. Seguramente a mi me conoce muy bien la gente del gobierno, todos los médicos que fuimos compañeros de trabajo durante los 80 y ellos saben muy bien cuál ha sido mi posición”, concluyó.