Elthon Rivera, el universitario expulsado de la UNAN-Managua que ha retomado su carrera de Medicina en Rumania

“Me agarró la crisis sociopolítica atendiendo heridos en la calle, el 19 de abril”, rememoró Elthon Rivera Cruz, un joven universitario de 29 años que se involucró indirectamente en las protestas antigubernamentales de 2018, que fueron brutalmente reprimidas por el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, cuando se encontraba en el quinto año de la carrera de Medicina en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, en Managua, (UNAN- Managua). Jamás se imaginó que atender a personas heridas lo iba a llevar a la cárcel y mucho menos a ser agredido físicamente.

“El 19 de abril me toman preso, que me golpean en la Estación Uno de Managua, en el mercado Oriental, ya cuando salgo el 20 de abril en horas de la madrugada escuche en el radio del carro de la persona que me llegó a traer, era que habían asesinado a jóvenes, ya sonaba el nombre de Richard Pavón como uno de los asesinados, me creció una consciencia social y una indignación quizás por lo que acababa de vivir, y lo que estaba pasando”, contó Rivera a República 18. Por su labor fue expulsado de la UNAN durante el 2018.

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Desde ese día se involucró no solo como médico sino cómo “un joven luchando por la libertad del país”. Rivera es oriundo de Matagalpa, donde también participó en manifestaciones antigubernamentales, al tiempo que buscó como integrarse en procesos estudiantiles, como presidente de Acción Universitaria durante el período 2020-2021.

“Mi lucha ha sido enfocadas en temas de educación general y juventud. He mantenido un enfoque específico en materia de los derechos de los jóvenes estudiantes, educación superior, libertad académica y autonomía universitaria, esa ha sido mi trinchera de lucha desde 2018”, apuntó.

Cofundador de un programa y su exilio

Logró junto a la Universidad Pablo Freire de Nicaragua crear un programa de estudios superiores para estudiantes víctimas de represión llamado Programa para la Continuidad de Estudios Superiores con el que lograron becar a 70 estudiantes exiliados y en Nicaragua, que estuvo durante dos años.

“En ese proceso que fui cofundador, me involucre como secretario académico del programa en apoyo al director y profesores sin honorarios impartían clases, y me involucré como estudiante de Ciencias Políticas y avance varios años, en un período de dos años llegue a alcanzar el último año de la carrera”, recordó Rivera.

Todo lo comentado pasó antes de que el régimen decidiera cancelar la personería jurídica y confiscar la Universidad Pablo Freire, el 2 de febrero de 2022.

“Desde ese momento empezaron a dar persecución a todos los que trabajabamos dentro del programa y mi firma aparece en varios documentos, y el mismo rector, que ya estaba camino al exilio, me dice ‘salí del país que estás en peligro’, me costó creerlo, pero lo tuve que hacer”, refirió.

El temor más grande es que tomaran represalias en contra de su familia. “Temía que si llegaban por mi se llevaran a alguien más de mi familia, entonces decidí exiliarme en febrero de 2022, y lo primero que hice cuando cruce a la frontera es hacer público mi exilio para que no hostigaran a mi familia”, afirmó.

En la nación del sur nació la Iniciativa Puentes por los Estudiantes de Nicaragua (Ipen), que está constituida sin fines de lucro y con personería jurídica de la que es presidente. “Promoviendo apoyo para jóvenes que quieran cumplir sus sueños universitarios, buscamos becas, apoyos económicos, denunciamos violaciones de derechos humanos y demandamos la libertad académica, para temas meramente de jóvenes de estudiantes y jóvenes como tal, sin distinción política”, aseguró.

Su estancia en Costa Rica también le fue difícil pues no sabía como sobrevivir y el tema de buscar empleo se volvió más dramático, sin embargo, gracias a Dios, dice “estuve entre febrero y septiembre y pude trabajar, y crear una organización en Costa Rica antes de partir a Rumania”.

Estudia Medicina en Rumania

En Costa Rica dice que trató de continuar con su lucha de apoyar a jóvenes universitarios, sin imaginar que durante ese período iba a recibir repuesta a una beca que había solicitado para estudiar Medicina en Rumania. Salió de Costa Rica el 10 de septiembre de 2022 para Rumania.

“Estoy en proceso de mi quinto año de carrera, porque me reconocieron algunas clases aquí, me ubicaron en cuarto año de la carrera, solo tuve que sacar algunas de tercer año, algunas de cuarto y las de quinto año”, indicó. Estudia en la Universidad de Medicina, Farmacia, Ciencias y Tecnología “George Emil Palade” y está legalmente bajo la figura de una Residencia Estudiantil.

Lo más difícil de su exilio ha sido la salida repentina sin retorno: “no quererme ir bajo esas condiciones, no querer darle gusto al régimen de sacar gente del país, y una vez que salís te tenés que adaptarte a la realidad de que no vas a poder regresar por los riesgos, la idea de una salida sin retorno se vuelve complicado, dejar todo atrás”, manifestó.

Su estadía en Rumania dice “ha servido para Ipen y para que otros jóvenes nicaragüenses estudien en Rumania con becas”.

En cuanto al idioma, Rivera sostiene que en Europa afortunadamente las universidades tienen varios idiomas para estudiantes internacionales como alemán, Francés e Inglés. “Entonces estoy estudiando en Inglés y en mis tiempos libres y parte de la carrera aprendo un poquito de Rumano”, mencionó.

Contó que el tema de la lejanía no le afectó tanto debido a que “ya había salido al exilio y ya tenía en la cabeza que no podía regresar al país, pero si el tema del idioma si me costó a pesar de que manejaba el Inglés, pero con mucho esfuerzo logré ubicarme rápidamente. Y del clima yo nunca había vivido el Otoño ni el Invierno con nieve como tal, es un clima bastante frío en mi vida había visto nieve, pero es parte de la adaptación”, aseguró.

La beca cubre hospedaje, alimentación, pago de los estudios “es suficiente para que pueda realizar todos mis estudios y si tengo alguna dificultad son mínimas y cuando las tengo me toca buscar un empleo en línea para gastos extras”.

Como miles de nicaragüenses Rivera nunca pierde las esperanzas de regresar a la tierra que lo vio nacer. “En Nicaragua hay mucho que hacer desde mi punto de vista de salud, aportar en lo que pueda, sigue siendo mi sueño”, concluyó.