Impunidad y persecución a las madres de víctimas de represión en Nicaragua

Las madres de víctimas mortales durante la represión de la Policía y paramilitares continúan exigiendo justicia, la mayoría desde el exilio.

  • 3:56 pm
  • May 30, 2023
República 18

Este 30 de mayo se cumplen cinco años del ataque del régimen sandinista a una multitudinaria marcha autoconvocada para conmemorar a los primeros asesinados en las manifestaciones antigubernamentales que estallaron a partir de abril de 2018, como consecuencia de unas fallidas reformas al Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS)

Josefa Meza, de sesenta años, llegó a la tercera edad sin su hijo, Jonathan Morazán y sin justicia por su asesinato aquel 30 de mayo. Asegura que la vida le cambió, pero que el régimen sandinista no doblegó a las “madres de abril”.

Actualmente ha tenido que exiliarse y asegura que su vida dio un cambio rotundo a raíz del asesinato de su hijo en la marcha del día de las madres.

“La vida de nosotros cambió porque yo trabajo desde los 16 años, he estudiado y siempre he tratado de ser eficiente y buena trabajadora. Mi vida cambió hacia una tragedia y no contábamos que el asesino iba a ser el gobierno”, contó doña Josefa Meza a República 18.

Meza se limita a comentar que continúa exigiendo justicia para su hijo y todos los asesinados, pero asegura que su lucha por la reparación no ha concluido y que forma parte de una manera de mantener vigente la memoria de su hijo.

“A cinco años seguimos en pie en la lucha y las madres de abril no nos vamos a rendir, aunque las que estamos más visibles hemos tenido que exiliarnos porque si no estuviéramos presas. En el exilio sufrimos de todo, pero aun así nuestra fortaleza continúa y seguimos exigiendo justicia”, señala Meza.

“Nunca imaginé convertirme en madre de abril”

Meza cuenta que el 30 de mayo decidió participar con su hijo en la marcha del día de las madres en solidaridad con las demás progenitoras que habían perdido a sus hijos en el conflicto. Sin embargo, señala que nunca imaginó que ese mismo día, se convertiría en una de las madres que exigían justicia.

“Como madre me volqué en solidaridad hacia las madres que les habían asesinado a sus hijos en abril, nunca pensando que un treinta de mayo iban a asesinar a mi hijo. Nosotros fuimos (a la marcha) vestidas de negro sin pensar que el gobierno iba a atacar. Ellos no quieren que nadie reclame, sobre todo cuando es violado el derecho a la vida”, relató.

Leer además: El calvario de las abuelas nicas que quedan a cargos de sus nietos tras femicidios

Según el sitio web de la organización de Madres de Abril “Ama y no Olvida”, Jonathan Morazán Meza tenía 21 años y vivía con su mamá y su hermano menor, Kevin, a quien cuidaba y protegía.

“Debido a la separación de sus padres, se sentía responsable de la familia. Estudiaba Diseño Gráfico en la Universidad del Valle. Fue asesinado en Managua el 30 de mayo, cuando la marcha del Día de las Madres fue atacada a tiros por policías y paramilitares”, señala el sitio web.

Jonathan Morazán es uno de los asesinados el 30 de mayo, día de las madres en Nicaragua. Foto: Cortesía.

“Jonathan Morazán tenía un proyecto personal de vida”

Doña Josefa Meza recuerda que su hijo Jonathan tenía bien definido hacia donde quería dirigir sus pasos en el marco de un proyecto personal de vida.

“Él iba a terminar la universidad y pasar a mi retiro o jubilación porque ya tengo 60 años. Mi hijo tenía muchos planes. Él estaba en el Manuel Olivares estudiando administración turística y hotelera y estaba estudiando inglés”, refirió.

Su hermano, Kevin Morazán asegura que Jonathan era alegre, activo y que nada le daba pena.

“Trabajaba reparando celulares y computadoras y quería crear una serie animada, porque le gustaban mucho los anime. Su sueño era terminar la carrera, trabajar y viajar mucho. Quería conocer Argentina, porque decía que era una sociedad muy avanzada. Era un muchacho muy compasivo con las personas y muchas veces no cobraba por su trabajo”, relató su hermano para el sitio web de Ama.

Cinco años sin justicia

Para los manifestantes, disidentes y madres de víctimas, el 30 de mayo dejó de ser un día de celebración y se convirtió en una efeméride de luto e indignación, debido al asesinato de más de diez manifestantes en la marcha de ese día en 2018.

Según el informe del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), la marcha fue convocada por el Comité de apoyo al Movimiento Madres de Abril y la Coalición Universitaria en el marco de la conmemoración del Día de la Madre que se celebra cada 30 de mayo en Nicaragua.

Asesinados en Nicaragua entre abril de 2018 y julio de 2019. Fuente: CIDH.

Según el equipo de investigadores, cerca de las 16:00 horas, la Avenida Universitaria Casimiro Sotelo (avenida de ingreso a la Universidad de Ingeniería –UNI–) se encontraba ocupada prácticamente en su totalidad por manifestantes, desde la Pista Juan Pablo II hasta la intersección con la avenida de ingreso al Estadio Nacional Dennis Martínez. Fue en ese sector y aproximadamente en ese horario cuando comenzaron a producirse los primeros incidentes. En este primer tramo dos manifestantes fueron alcanzados por disparos de armas de fuego y una importante cantidad de personas fue herida de gravedad

“El material gráfico disponible registró también el momento en que policías uniformados y personas de civil se acercaron caminando hasta la curva ubicada sobre la misma avenida universitaria frente al edificio Chamán (17:24 horas), desde donde dispararon en dirección a las barricadas en las que se resguardaban los manifestantes”, refirió el informe.

El 27 de abril de 2018, la Asamblea Nacional de Nicaragua, apegada al partido de gobierno, creó “La Comisión de la Verdad, Justicia y Paz” con el supuesto objetivo de analizar y esclarecer los hechos desde el 18 de abril. Esta Comisión fue integrada por “personalidades nicaragüenses” que tienen en común un pasado y un presente ligado al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), lo que puso en tela de juicio la “credibilidad”

En su último informe (el número cuatro), publicado el 15 de julio de 2019, la Comisión reconoció 251 personas fallecidas, 2264 lesionadas y 927 detenidas en el contexto de las protestas. Pese a esto, ninguna víctima recibió justicia.

En junio de 2019, el régimen aprobó una “Ley de Amnistía”, con el objetivo de realizar un “borrón y cuenta nueva” a los detenidos. Sin embargo, el asedio no se suspendió.

La Ley establece que las personas excarceladas y que reincidan en delitos pueden ser recapturadas y judicializadas. Asimismo, las personas que se encuentran privadas de la libertad al momento de la entrada en vigor de la ley, podrán ser liberadas de forma inmediata.

La Ley de Amnistía que entró en vigor el 10 de junio de 2019 enterró toda posibilidad de acceso a la justicia para las víctimas.

A cinco años de la represión gubernamental no existen procesos de justicia en Nicaragua, pese a que el mismo régimen documentó una parte. Foto: Cortesía.

Yadira Córdoba se integró a Ama al día siguiente del asesinato de su hijo

Yadira Córdoba, progenitora de Orlando Daniel Aguirre Córdoba, un joven de quince años asesinado el 30 de mayo, continúa exigiendo justicia en el exilio y consideró que estos cinco años han sido difíciles a raíz del asesinato, la represión, el asedio y el exilio.

“Estos cinco años han sido muy difíciles, porque tengo mucho dolor. Pero a pesar de todo, a partir del 30 de mayo de 2018 todas las madres nos unimos como familia. Para mí ha sido muy difícil porque me ha tocado exiliarme. Desde que me integré a Ama empecé a ser acosada y me mandaban amenazas”, dijo.

Ante esto, asegura que tiene derecho a seguir alzando la voz y exigiendo justicia por el asesinato de su hijo.

“Me arrebataron a un pedazo de mi corazón y lo siento como si fue el día de ayer y me duele. Tengo derecho a exigir justicia. Cada vez que relatamos lo que sucedió, abrimos la herida y este grito de justicia es de dolor, que derrama la sangre que salió de mi hijo Orlandito”.

Yadira Córdoba se integró a la organización “Madres de Abril” al día siguiente que asesinaron a su hijo. Foto: Cortesía.

Orlando Córdoba tenía un futuro musical

Córdoba recuerda que su hijo tenía vocación musical y deportiva. Recuerda que era el baterista de un grupo musical y que mostraba pasión por el fútbol.

“Nos reuníamos y había celebraciones. A partir de que me asesinaron a Orlandito eso ya no es igual porque él falta. Ya los cumpleaños, las navidades, las celebraciones no son igual cuando a uno le asesinan a un hijo”, dijo.

“Para sus hermanos es difícil porque también han visto mi exilio. Hoy me encuentro con dos de mis hijos y continúo mi lucha”, añadió.

Según su perfil en el sitio web del Museo de la Memoria de Ama, Orlando estaba en sexto grado y se inscribió en la Federación de Fútbol porque amaba ese deporte. También desde pequeño mostró interés por la música, le gustaba la batería y siempre andaba tocando con las pailas y en las paredes.

Leer además: “Apoyo económico y hospedaje”: Las razones para los nuevos destinos que buscan los nicaragüenses para emigrar

Añade que tenía dos sueños: el primero, ser un gran futbolista e ir a jugar a España, y el segundo tocar batería, el cual logró cumplir porque pudo estudiar en una academia de música y el pastor lo invitó a tocar en el templo.

Según la publicación, días antes del 30 de mayo, el joven le propuso a su mamá ir a la marcha convocada por las Madres de Abril. Lamentaba que esas madres no tuvieran ya a sus hijos. Doña Yadira no pudo acompañarlo porque estaba muy cansada. Él la felicitó por su día y se despidió tranquilo.

“Ese día yo me sentí muy cansada y no fui a la marcha, pero no le quité a él el deseo de que fuera. Eran las madres y todos pensábamos que no iban a reprimir. Nadie se podía imaginar lo que iba a suceder, nadie pensaba que se atreverían a atacar. Y ese día yo me convertí en una de esas madres”, reflexiona con tristeza.

¿Qué queda por hacer?

El abogado y defensor de Derechos Humanos, Uriel Pineda, asegura a República 18 la justicia es difícil que llegue justicia mientras el régimen continúe en el poder.

“El régimen está tratando de borrar la responsabilidad porque ha declarado feriado nacional el 30 de mayo para tratar de invisibilizar el tema. Sin embargo, a largo plazo, la construcción de una contra memoria no es sostenible”, señaló Pineda.

Doña Josefa Meza, madre de Jonathan Morazán se vio obligada a exiliarse poco después del asesinato de su hijo, debido al constante asedio de la Policía al servicio del régimen.

“Desde el asesinato de mi hijo me vi asediada hasta obligarme al exilio. En Peñas Blancas me detuvieron varias veces cuando iba a salir y yo pensaba que me iban a desaparecer”, señaló.

Sin embargo, asegura que uno de sus objetivos es que no se olviden los crímenes para no permitir que se den situaciones como las de 2018.

“Nos queda seguir presionando, pedir más apoyo a nivel internacional porque el gobierno de alguna manera va a caer, porque es insostenible. Solicitamos la solidaridad de la comunidad internacional porque hemos demandado ante las entidades internacionales exigiendo justicia por nuestros asesinados”, señaló.

Leer también: A 5 años de la represión, los crímenes de lesa humanidad siguen impunes en Nicaragua

“El régimen está provocando una reacción más explosiva y puede expresarse de forma inesperada o en cualquier momento y para ese instante, ya habrá lecciones aprendidas. Una de ellas es que no habrá voz en la oposición que defienda la necesidad de ir a otro diálogo”, dijo Pineda.

Yadira Córdoba, madre de Orlandito Córdoba, también asesinado en la marcha del 30 de mayo, aseguró que también es importante la unidad de las víctimas.

“Debemos colectivizar el dolor. Es fundamental estar unidos para terminar con la dictadura, que sigue causando dolor a los familiares de asesinados”, aseguró.

A la vez, instó a los sectores sociales a ser también empáticos y sumarse a los esfuerzos de unidad.

“Tienen que pagar y tiene que haber justicia por nuestros hijos. Hay muchos que se andan peleando, no por el dolor verdadero, sino por lo material. Entonces, no están visionando una Nicaragua sin dictadura”, puntualizó Córdoba.

“No puede haber una Nicaragua libre sin justicia porque es repetir la historia y podrían haber otros dictadores”, añadió.

Más noticias de En voz alta

Seguir