Samantha Jirón, la expresa política que busca retomar su carrera de Comunicación Social

Samantha Jirón tenía 18 años y estaba cursando el quinto año de secundaria y era voluntaria en los bomberos cuando en abril de 2018 estalló la crisis sociopolítica en Nicaragua a raíz de la represión gubernamental del régimen de Daniel Ortega. Se involucró en la rebelión cívica siendo una adolescente inconforme con la injusticia que se estaba cometiendo en el país.

“Me involucre porque sabía que se estaba cometiendo una injusticia y no podía quedarme de brazos cruzados viendo todo lo que estaba ocurriendo, de hecho no podía creer que eso estaba pasando, a pesar de mi edad, tenía conciencia que las cosas no estaban bien y me sentí bien sabiendo de que Nicaragua había despertado entonces me involucre a atender heridos en las protestas y siempre hice activismo en redes sociales, publicaba y denunciaba todo lo que estaba ocurriendo”, contó a República 18.

Le invitamos: «La razón por la que me metí en las protestas murió 4 días después de mi excarcelación»: la dramática historia de John Cerna

Nació el 16 de enero del 2000, y actualmente tiene 23 años, se describe como una joven tranquila, sencilla, con muchas metas por cumplir, apasionada por la pintura, la comunicación y empática. Jirón fue detenida por paramilitares vestidos de civil en Managua el 9 de noviembre de 2021, dos días después de la celebración de las cuestionadas elecciones presidenciales que le dieron otros cinco años en el Poder al dictador Ortega, con el que ya contabiliza más de quince años siendo presidente.

Ella estuvo presa cerca de un mes, durante el día en la Dirección de Auxilio Judicial mejor conocida como el nuevo Chipote y en la noche era trasladada al Distrito III en Managua. Fue la presa política de la dictadura más joven.

“Tuve un año y dos meses en La Esperanza, el trato fue hostil, estuve siete meses en aislamiento total hasta que convivimos con presas comunes que nos hostigaban, nos ofendían y nos amenazaban, igual las funcionarias siempre nos ofendía y el trato siempre era denigrante hacia nosotras”, denunció.

“Siento que estoy llevando una vida que no es la que no quiero”

Jirón es una de las 222 personas presas políticas que el 9 de febrero pasado fueron liberados y desterrados a Estados Unidos por el régimen. A ella le despojaron de su nacionalidad y fue declarada apátrida.

En entrevista a República 18 contó que no podía creer que estaba siendo liberada y a su vez desterrada del país que la vio nacer, crecer y formarse.

“Realmente no podía creer que estaba siendo liberada, primero porque había esperado ese día durante mucho tiempo, desde el día uno hasta el día que salí; y segundo no creía que me estaban desterrando y sacando del país sin saber a dónde iba, en algún momento lo imaginé pero lo vi de manera irreal y cuando vi que estaba pasando sinceramente me imagine todo menos que nos iban a liberar”, indicó.

De hecho confesó que “hay momentos en los que pienso y no creo de que estoy libre en este país”.

Dice que los casi seis meses del destierro han sido muy difíciles, en el sentido de que “tengo la libertad pero es algo agridulce e incompleta”.

Su sentimiento es en consecuencia a el hecho de estar lejos de su familia y estar en un país que no es el tuyo.

Adaptarse a los cambios

Todo lo anterior pasa o te lleva a “adaptarme, tener incertidumbre de no saber qué va a pasar conmigo, todavía tengo secuelas de pesadilla y sueños, a veces me siento bastante deprimida siento que estoy llevando una vida que no es la que no quiero, pero en medio de todo me motiva saber que puedo hacer lo que yo quiera con mi vida, de continuar estudiando y de hacer algo en un futuro por Nicaragua”, compartió.

En el destierro también la ha llevado a un proceso de sanación que lo hace de la mano de su novio Kevin Solís -también excarcelado político-, de algunos amigos y redes y por supuesto de su familia que “siempre está pendiente de mí”.

Retomar sus estudios en Comunicación Social

Jirón cuando fue encarcelada estaba cursando el tercer año de la carrera de Ciencias Políticas en la Universidad Paulo Freire, y el segundo año de Comunicación Social o Periodismo en la Universidad American College.

Actualmente trabaja de tiempo completo en Estados Unidos en una empresa que brinda servicios al Aeropuerto Internacional de San Francisco.

“Es duro porque trabajo bajo frío, a veces me he enfermado y fisicamente es pesado, pero me queda la satisfacción de que por lo menos puedo cubrir el alquiler, el alimento, y principalmente poder apoyar a mi familia”, aseguró Jirón.

Como meta a mediado o corto plazo, están retomar sus estudios universitarios una vez que el Gobierno de España le conceda la nacionalidad por carta de naturaleza así como lo ha hecho con cerca de 100 nicaragüenses declarados apátridas por el régimen.

“Voy a seguir trabajando, pero si estoy esperando mi nacionalidad española para poderme ir a estudiar allá, estamos gestiones para beca y poder continuar mi estudios en España”, expresó.

Lea más en: «Tener una nacionalidad te trae paz y mucha tranquilidad»: Uriel Pineda uno de los 29 nicaragüenses a los que España nacionalizó

La joven excarcelada política insiste en remarcar que “lo más difícil es sentir que no es la vida que estoy llevando, que no estoy haciendo lo que me gusta, que no me hace sentir bien”.