¿Turkmenistán? Este es el país más reciente en establecer relaciones con el régimen sandinista

Turkmenistán, un remanente soviético entre el socialismo y el despotismo corporativo, es gobernado por una dinastía familiar de gustos excéntricos y un culto a la personalidad de su líder.

  • San José, Costa Rica
  • 3:44 pm
  • Jul 3, 2024

La embajadora sandinista, Tatiana García Silva, junto con el viceministro de comercio y relaciones exteriores, Kerim Gurbanov, Viceministro (der.) y el asesor legal, Murat Muradov (izq.), ante un retrato del actual presidente turcomano, Serdar Berdymukhamedov.

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El régimen sandinista de Daniel Ortega presentó este lunes ,1 de julio, las cartas credenciales de su nueva embajadora en Turkmenistán ante la presidente del legislativo turcomano, Dunyagozel Gulmanova. La embajada es concurrente desde Turquía y está a cargo de la sandinista Tatiana García Silva.

Pero, ¿dónde queda exactamente Turkmenistán?

Para empezar, a unos 13 mil kilómetros de Nicaragua, en lo profundo de la Asia central. El país está cubierto en más del 80% por el desierto Gara Gum y tiene poca relevancia para el devenir de la sociedad nicaragüense.

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Lo único que Nicaragua comparte con Turkmenistán es encontrarse en la esfera de influencia de Rusia desde tiempos de la Unión Soviética. De hecho, durante la mayor parte del siglo XX el territorio del actual Turkmenistán fue gobernado por la República Soviética Socialista Turcomana, entre 1925 y hasta el colapso del bloque comunista en 1990.

Se trata de la tercera embajada que el régimen abre en Asia recientemente, tras la inauguración de una en Afganistán Uzbekistán. García Silva lleva esta última junto con la de Jordania de forma concurrente en Ankara, Turquía, ante cuyo país también representa a Nicaragua (tras la deposición del libio Mohamed Farrara Lashtar, sobrino del fallecido dictador Muamar Gadafi).

García Silva es igualmente encargada de la embajada de Egipto, por lo que la prensa independiente de Nicaragua la cuenta entre los ya reconocidos “superembajadores” del régimen sandinista.

Según reportes de Amnistía Internacional, el Estado turcomano mantiene una “campaña implacable para reprimir todas las formas de crítica pública y disidencia pacífica dentro y fuera del país” a tal punto que las autoridades “utilizaron el trabajo forzoso impuesto por el Estado en la producción del algodón”.

El actual presidente, Serdar Berdymukhamedov (hijo de Gurbanguly, el anterior presidente), gobierna con mano de hierro junto a su padre, quien ostenta el título de “Líder Nacional del Pueblo Turcomano” a la cabeza del llamado Consejo del Pueblo, una entidad que desplazó al sistema parlamentario bicameral del país centro-asiático en enero de 2023.

En 2020, el entonces presidente de Turkmenistán, Gurbanguly Berdymukhamedov, ordenó erigir una estatua dorada de 6 metros de su raza de perro favorita, el pastor centroasiático o “alabay”. Foto: Reuters

Amnistía destaca que, al igual que Nicaragua, Turkmenistán se encuentra “cerrado a ONG internacionales de derechos humanos y medios de comunicación extranjeros independientes”, lo que vuelve dimensionar y documentar el alcance de los abusos contra los derechos humanos una tarea compleja.

“El Estado controlaba la difusión de la información limitando estrictamente el acceso a Internet y censurando cualquier información sobre acontecimientos negativos. Discriminan a las mujeres y niñas, y a las personas LGBTI restringiendo arbitrariamente sus derechos y libertades, y su autonomía corporal en nombre de la ‘cultura nacional’“, destaca la entidad defensora de derechos humanos.