Rafael Solís propone alzar armas contra Ortega, jóvenes apuestan por una salida pacífica a la crisis

El exmagistrado considera que “la vía armada” es la que siempre ha rendido frutos en Nicaragua.

  • San José, Costa Rica
  • 9:01 am
  • May 31, 2024

Rafael Solís, exmagistrado de la Corte Suprema que desertó en 2019.

Cortesía
República 18

El exmagistrado de la Corte Suprema de Justicia nicaragüense, Rafael Solís, propuso desde el exilio “la vía armada” en contra del régimen sandinista de Daniel OrtegaRosario Murillo, según expresó en entrevista con el medio nicaragüense 100% Noticias.

Solís aseguró que una vía negociada a la crisis propiciada por el sandinismo ya es imposible dada la retención de facto del general en retiro y hermano del caudillo sandinista, Humberto Ortega, el pasado 21 de mayo.

Por eso cree que la vía armada, “la que se ha usado siempre desde la independencia”, es la única manera de derrocar a Ortega en un tiempo razonable, pues cree que un proceso legal, como el propuesto por el excanciller Norman Caldera, tomaría “entre 5 y 15 años”.

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“Claro que me voy a unir. A mis 70 años, con tres operaciones en la columna, no estoy hablando de tonterías. Fui guerrillero y estuve 11 meses clandestino, peleando después”, agregó el ex-magistrado.

Para Enrique Martínez, vocero de la Plataforma de Unidad por la Democracia (PUDE), la propuesta de Solís “no es una ruta viable para salir de la crisis que se vive en Nicaragua. Considero que ningún actor internacional se prestaría para financiar este tipo de escenario“.

Guerra es lo que busca el sandinismo

Martínez expresa un sentimiento común en varios sectores de la oposición. En declaraciones anteriores con República 18, el joven activista y politólogo Augusto Centeno enfatizó que la oposición nicaragüense tiene “todas las de perder” de cara a un conflicto armado contra el sandinismo.

Ellos tienen a la Policía, al Ejército, a los paramilitares. No tenemos ninguna oportunidad. Es mucho más beneficioso para nosotros jugar en el terreno de la razón, del derecho, porque en ese terreno el gobierno tiene todo perdido“, explicó el politólogo.

Martínez concuerda: “un conflicto armado es lo que busca el sandinismo desde abril de 2018, para afianzar la narrativa del supuesto golpe de Estado y negar la existencia de violaciones de derechos humanos y crímenes de lesa humanidad ejecutados por el FSLN y fuerzas armadas formales e informales”.

Martínez, por su parte, cree que Solís buscar poner el tema en discusión para “movilizar a sectores radicales, no solo del sandinismo, sino también de la oposición“, en ausencia de un frente unificado.

La paz puede prevalecer

“Sin embargo, más allá de evaluar el fondo de sus aseveraciones, se debe hacer un llamado de atención considerando los logros que se han conseguido por medios pacíficos. Entre ellos, que hoy el sandinismo es reconocido, mediante una ardua documentación, como perpetrador de la masacre más severa en la historia de Nicaragua contra un pueblo desarmado“, detalló.

El tema de la vía armada ha sido controvertido desde la oposición. Sus detractores señalan el costo humano y material, y Martínez cree que es necesario apostar “por un cambio de la cultura bélica hacia una de paz y entendimiento de la diversidad y pluralismo político presentes en Nicaragua” porque “el sector más afectado sería la juventud, y que esto crearía más fracturas en el tejido social nicaragüense“.

Aunque la Ley del Servicio Militar establecía un mínimo de 16 años, muchos jóvenes menores eran reclutados por la fuerza. Foto: Cortesía

La guerra civil nicaragüense dejó un saldo de más de 50 mil fallecidos, aunque el número exacto es difícil de aproximar dado el tumultuoso contexto de la época. En la segunda fase del conflicto, miles de jóvenes menores de edad fueron enviados por el sandinismo a combatir en lo que denominaron “Servicio Militar Patriótico”, dejando cicatrices aún visibles, tanto físicas en forma de lisiados de guerra, como psicológicas.

Por ello Martínez hace “un llamado a impulsar acciones para debilitar los pilares que sostienen al régimen y lograr una transición política donde no se repitan patrones de violencia, confrontación e impunidad”.

Esta generación quiere hacer las cosas de manera diferente, y día a día, con nuestras voces, encontramos alternativas de como desafiar y golpear a la dictadura sandinista“, concluyó Martínez.

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