San Andrés: Ruta migratoria irregular

La mayoría de los migrantes que utilizan esta ruta son venezolanos, que no requieren visa para viajar a Colombia.

  • 8:54 pm
  • Dic 7, 2023
República 18

Una lluvia repentina agitó rápidamente el mar en el Archipiélago de San Andrés, Colombia, en el mar Caribe. 

Las tonalidades de estas aguas son famosas porque varían alrededor del archipiélago de tres islas grandes y decenas de pequeños cayos, atolones y arrecifes. Históricamente San Andrés ha sido un destino popular para los turistas que llegan maravillados a ver lo que aquí llaman “los siete colores del mar Caribe”.   

Pero para miles de migrantes sudamericanos, el atractivo de San Andrés es otro. El archipiélago se encuentra en el oeste del mar Caribe a 480 kilómetros de la costa de Colombia, y a unos 180 kilómetros de Nicaragua.

Debido en parte a su posición geográfica, desde el 2022 se ha reportado un incremento progresivo de migrantes que ingresan al archipiélago atraídos por la cercanía a Nicaragua, hacia donde muchos migrantes cruzan en una aciaga travesía para llegar a Estados Unidos.

Esta vía les evita pasar por el Tapón del Darién una peligrosa selva  ubicada entre Colombia y Panamá, donde los migrantes son blanco de animales salvajes, del clima inclemente y de los traficantes de personas que cada año cuestan la vida a muchas personas

La mayoría de los migrantes que utilizan esta ruta son venezolanos, que no requieren visa para viajar a Colombia. Desde Bogotá toman un vuelo de poco más de 2 horas a San Andrés. Los precios de los pasajes oscilan entre los 80 y 300 dólares, según la aerolínea y el horario. En San Andrés deben pagar un impuesto para turistas por un valor de 35 dólares 

Aunque las islas de San Andrés están apenas a 180 kilómetros de Nicaragua, llegar por el mar es peligroso. Hay momentos en que el mar repentinamente cambia por alguna tormenta. Los migrantes se trasladan en grupos en pequeñas embarcaciones de entre 26 y 32 pies, la mayoría de un solo motor, que van a menudo sobrecargadas de personas. En octubre de 2022, 13 venezolanos desaparecieron en las aguas del Caribe mientras intentaban llegar en una lancha a Corn Island o Islas del Maíz, Nicaragua, a unos 70 kilómetros al este de tierra firme.    

“Pareciera que el mar se los tragó”, dijo a la Voz de América Solange Cedeños, una venezolana cuyos hijos, Melody Rosario, de 18 años, y Jariangel Rosario, de 27, salieron el 11 de octubre de 2022 en uno de esos viajes desde San Andrés a Nicaragua y no ha vuelto a saber de ellos.

La mujer, que se encuentra en Venezuela, ha interpuesto denuncias en Colombia y buscado infructuosamente con las autoridades de Nicaragua y Costa Rica alguna información sobre el paradero de sus hijos. 

Desde 2022 se ha ido incrementando progresivamente el número de detenidos tratando de hacer el recorrido de manera irregular. El capitán de guardacostas Santiago Coronado dijo que desde el año pasado unas 711 personas han sido encontradas “en diferentes operaciones marítimas” irregulares intentando llegar a Nicaragua. Algunas de las personas que encontraron habían sido abandonadas en cayo Albuquerque, un pequeño atolón de 8 kilómetros de diámetro a unos 37 km al suroeste de San Andrés. El cayo Alburquerque pertenece al archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, administrado por Colombia. 

Este año han rescatado a unas 200 personas, “igualmente en situaciones de interdicción o abandono en la misma isla”, dijo Coronado.  

El capitán explicó que hay diferentes formas en que opera ese tráfico ilegal de migrantes. Generalmente a los migrantes los acopian en diferentes lugares de San Andrés, a veces en hoteles. “Hay muchos que pagan el paquete, como si fuera un paquete turístico”, dijo Coronado. 

“Entran como turistas a la isla y se mantienen en esa calidad. Ya después de eso, en los albergues o en hoteles, son citados a los sitios donde zarpan”, añadió Coronado. 

Marcos, un inmigrante venezolano rescatado por la Fuerza Naval de Colombia cuando fue abandonado en el Cayo Milagro de Dios, de San Andrés, luego de haber sido asaltado, contó que las personas que le ofrecieron llevarlo a aguas nicaragüenses le cobraron 1.200 dólares. 

 “Era un barco pesquero, yo nunca me sentí seguro, pero era un sorteo, muchos ganan y otros pierden”, dijo el hombre que pidió no revelar su nombre completo por razones de seguridad. 

“Hemos sido estafados por 1.200 para llegar a cumplir ese sueño americano, que para unos es un sueño y para otros una maldición. A mí me motivaba salir a EEUU por mi familia, pero en el momento que nos pasó todo esto, uno aprende a valorar más a la familia, ya que mi vida estaba en riesgo. Esto no se lo deseo a nadie”, dijo.

Las autoridades detectan a las lanchas que transportan a los migrantes por medio de un sistema de control y vigilancia del tráfico marítimo, indicó el capitán de guardacostas Santiago Coronado.

El viaje por mar a Nicaragua puede durar unas seis horas en alta mar. Las lanchas utilizadas son generalmente embarcaciones de pesca que no tienen los medios o la estructura necesaria para realizar esos viajes. 

Otro problema es que las lanchas solo cuentan con un motor. Para hacerse a la mar en este tipo de travesías lo mínimo que se necesita son dos motores para que, si falla uno, pueden aún llegar a puerto seguro, explicó Coronado. 

Esas embarcaciones tienen un francobordo —la distancia desde el agua hasta el borde de la cubierta— bajo para facilitar la faena de pesca, dijo el capitán. “Cuando se lleva a muchas personas a bordo, el francobordo baja aún más y la distancia entre el agua y la motonave va a ser mucho menor. Eso hace que, si la persona que maneja la motonave coge la ola de manera inadecuada, se pueda voltear”, explicó.

Las embarcaciones van saturadas de personas, incluso cerca de los bidones de combustible, dijo Coronado. Los chalecos salvavidas con frecuencia están en mal estado. “Son viajes sin las mínimas medidas de seguridad”, indicó.

La VOA realizó un recorrido con la Fuerza Naval de Colombia varios kilómetros mar adentro. La embarcación de la Fuerza Naval que realizó el recorrido zigzagueaba con fuerza cuando comenzó a llover. “Esto es parte de los peligros”, dijo el capitán señalando la fuerza de las aguas. 

La lancha de guardacostas mide 41 pies de largo (12.5 metros) —el doble de tamaño que las de pesca que usan para trasladar migrantes— y viaja a 50-55 nudos (92 kilómetros por ahora), según información de las autoridades.

Una lancha guardacostas tiene capacidad para llevar 36 personas a bordo.

“En varias maniobras hemos recuperado a personas en el mar. La mayoría nos han agradecido dado que las condiciones en que los llevaban no eran correctas”, dijo Coronado mostrando pequeños islotes donde dice que generalmente son encontrados abandonados migrantes.

“Yo los llamo a que no arriesguen su seguridad en este tipo de motonaves. No es una ruta VIP como dicen, sino que existen muchos peligros en el mar y más en esta época de vientos más fuertes que hacen más propensas a este tipo de motonaves a que puedan zozobrar y acaben como en el caso de las 59 personas que están desaparecidas”, concluyó el capitán.