Salud mental impacta a nicaragüenses

El trabajo en comunidades lejanas de su madre la llevó a interesarse en la psicología. Hoy, Zayda Treminio cuenta con su propio consultorio, amplia experiencia en casos de violencia y con una especialidad en terapia corporal.

Treminio recuerda en esta entrevista a República 18, que uno de los desafíos más grandes en su carrera fue cuando le asignaron realizar prácticas profesionales en comunidades de Sébaco, Matagalpa, mientras el Huracán Mitch azotaba la región centroamericana.

Además, señala que a partir de 2018, debido a la crisis sociopolítica y la pandemia de la Covid-19, los nicaragüenses se enfrentan a diversos duelos que generan daños en la salud mental.

Un reciente estudio de la prestigiosa revista The Lancet Public Health, advierte que en Nicaragua, habrá en los próximos años, más personas con demencia que en el resto de países de América Latina.

El estudio se basó en el análisis a 195 países. Las proyecciones para los próximos 30 años, más que preocupar, alarman. El estudio señala que para el año 2050, de 28 mil 500 pacientes que era lo que se esperaba tener, resultarán 117 mil. El incremento, según la revista, sería el más alto entre los países de América Latina. Señala además, que el mundo llegará a tener unos 153 millones de personas padeciendo demencia.

¿Cómo surgió ese interés por la psicología?

Mi mamá trabaja en proyectos sociales y siempre, desde niña, me llevó a todos los lugares donde andaba, en todas las comunidades. Por eso, crecí en ese ambiente de ver todas las necesidades de las personas. Por eso me llamaron la atención las carreras humanísticas.

También por experiencias personales que tenía que trabajar, me dediqué a la Psicología. Cuando miré el pensum miré que se estudiaba el comportamiento humano, las actitudes y las habilidades para la vida. Soy muy curiosa del cerebro humano.

¿Qué momentos difíciles recuerda en su ejercicio profesional?

En un primer momento, nos tocó enfrentar el Huracán Mitch y me correspondía hacer prácticas en una comunidad de Sébaco, Matagalpa. Creo que fue un elemento para ver las necesidades de las personas y la realidad completa.

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Me tocó trabajar con niños, ver sus sonrisas y escuchar como contaban las situaciones difíciles que habían enfrentado. Ahí confirmé lo vulnerables que somos como seres humanos, lo cambiante de nuestro destino y también la entereza del ser humano.

¿Esta situación fue vital para su carrera?

En ese momento, no estaba en necesidades, porque solamente estaba estudiando en la universidad. Pero, esta etapa me ayudó mucho a estudiar como el ser humano es resiliente.

¿Qué tipos de casos difíciles recuerda?

Me ha tocado ver casos difíciles de abuso sexual. De ahí nació enojo e impotencia al estar en situaciones en las que no tenemos el control y lo que podemos hacer es mínimo para colaborar con la víctima.

Lo otro es enfrentar los desafíos que conllevan encontrar mi fortaleza de posicionarme en una sociedad que es adversa a la salud mental.

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¿Fue un desafío el inicio en la psicología?

Cuando estaba muy joven, a veces la gente me decía que en qué podía colaborar yo si era muy joven. Ahora, la gente dice que no está loca para ir al psicólogo. Ese tipo de comentarios, al inicio me movían el piso. Entonces, encontrar mi fuerza, mi ancla y mi puerto seguro, es el reto.

¿Cómo surgió la idea del Consultorio Psicológico Integral “Samsara”?

Desde que estaba estudiando, empecé a trabajar en mi carrera. Una vez, hablando con un compañero de clases, le comenté que quería tener mi propio espacio de atención.

El horario era lo más difícil. Estaba muy contenta por mi trabajo, pero estaba cansada de depender de situaciones. Luego, con una compañera de trabajo buscamos como establecer cada quien su espacio.

Luego nos separamos y desde el 2017 inicié mi espacio. Luego, en 2018 él se tuvo que ir, por lo que empecé a ejercer el tema de yoga. Luego, continué con mi consultorio y consultorías, y eso me fue dando más empoderamiento y seguridad para seguir avanzando.

La flor de Loto en el logo del consultorio representa mis desafíos en experiencias personales. Samsara es la rueda de la vida y representa como nos transformamos en esa vida hasta que llegamos a la muerte. Nuestra vida es una rueda de transformación.

¿A qué problemas se enfrentan los nicaragüenses que podrían generar daños en la salud mental?

Hay violencias estructurales, violencias de género, que están en cada uno de los hogares. El abuso de las adicciones, que es un desafío. Pero también hay luchas diarias por las necesidades, como la alimentación, la lucha constante por tener un trabajo. Son desafíos que los nicaragüenses se enfrentan en un modo de supervivencia.

Esas luchas te llenan de estrés, ansiedades, suicidio, uso de drogas, como el alcohol. Esto genera temas de violencia física, psicológica y laboral.

La migración también…

La pandemia, las muertes repentinas, los duelos complejos y los conflictos personales y sociales estimulan un deterioro de la salud mental.

Por ejemplo, la gente se está yendo. La gente está viviendo esos duelos, ese miedo constante del qué va a suceder, lo que mantiene alerta a la persona, elevando los niveles de estrés.

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¿A raíz de la pandemia de la Covid-19, ha notado un incremento en problemas de salud mental que no eran tan comunes?

Actualmente, de cada cinco personas que van al médico, tres tienen que ver con problemas emocionales.

Han incrementado los duelos, ansiedades al límite, depresión y ese miedo constante a lo que va a pasar. De una u otra manera, aunque tengamos los esquemas de vacunación, pero no nos quitamos el miedo porque el Covid anda por ahí. No hay una normalidad, por lo que la sociedad tiene ese estado alterado.

Venimos de 2018, luego la pandemia y venimos acumulando situaciones de estrés. Hay personas que se quedaron sin trabajos y eso genera más estrés.