Conferencia Española de Religiosos otorga “Premio Carisma de Misión y Cooperación” a monseñor Rolando Álvarez
Con este premio se reconoce compromiso social del obispo y en particular con la iglesia de Nicaragua, perseguida por el régimen de Daniel Ortega.
La Conferencia Española de Religiosos otorgó este martes el Premio Carisma de Misión y Cooperación al obispo de la Diócesis de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, actual prisionero político del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo en Nicaragua.
Al obispo Álvarez, condenado a 26 años de prisión, tras negarse en febrero pasado a ser desterrado a Estados Unidos, la Conferencia reconoce con el premio “su compromiso social y en particular con la iglesia de su país, perseguida”.
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Monseñor Álvarez, una de las voces más críticas dentro de la Iglesia católica de Nicaragua, cumplió este 2023 doce años de haber sido nombrado por el papa Benedicto XVI como obispo de la Diócesis de Matagalpa.
Persecución del régimen
Tras el estallido de la rebelión cívica de abril 2018, que cumple el quinto aniversario, el obispo crítico de la dictadura se convirtió en un blanco de persecución y hostigamiento, particularmente tras su participación en el primer Diálogo Nacional entre el régimen y la sociedad civil donde los obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) fungieron como mediadores.
El 19 de mayo de 2022, monseñor Álvarez reprochó y denunció a través de un vídeo la persecución y hostigamiento que sufría por parte de la Policía orteguista, quienes se atrevieron a invadir la casa de sus familiares, en Managua. En ese momento, el obispo decidió resguardarse en la parroquia de Santo Cristo de Las Colinas, y anunció un ayuno indefinido “a agua y suero” hasta que cesara el acoso a su familia y a su persona.
Cinco días después salió de Managua y regresó a la sede de la Curia Episcopal, en Matagalpa. El asedio de la Policía se trasladó hasta ese departamento.
El jueves 4 de agosto de 2022, oficiales de la Policía le impidieron salir de la Curia cuando se dirigía a oficiar una misa en la Catedral de San Pedro. Desde entonces permaneció encerrado junto a otros sacerdotes, laicos y seminaristas, sin que pesara sobre él una orden de detención ni una acusación particular.
Quince días después, el 19 de agosto, en horas de la madruga, la Policía irrumpió violentamente la Curia Episcopal de Matagalpa y detuvo a monseñor Álvarez, junto a seis sacerdotes que le acompañaban y un laico. En un comunicado, la Policía indicó que el obispo se mantenía “en resguardo domiciliar” en Managua y el resto de personas fueron trasladadas a la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ), conocido como el nuevo Chipote.
Los seis religiosos y un laico fueron desterrados del país, el pasado 9 de febrero, junto a 215 presos políticos. Mientras que monseñor Álvarez se negó a abandonar el país y por eso el régimen lo condenó a 26 y cuatro meses de prisión y ordenó su traslado al Sistema Penitenciario Jorge Navarro conocido como “La Modelo”, donde actualmente permanece encarcelado.
En la más reciente comparecencia del dictador Ortega arremetió contra la Iglesia católica y los obispos de la Conferencia Episcopal a quienes señaló de ser voceros de Estados Unidos, país al que régimen acusa de organizar un supuesto golpe de Estado, en particular a monseñor Abelardo Mata y Álvarez.
“Tenían de vocería a algunos líderes religiosos no todos, algunos líderes religiosos, como el famoso obispo de Estelí, cuyo nombre dice mucho, monseñor (Abelardo) Mata, era de los que atacaban abiertamente al gobierno cuando estábamos en la época de convergencia; otro obispo, como el de Matagalpa (Rolando Álvarez) se dedicaba a andar boicoteando y saboteando las actividades económicas y productivas en Matagalpa, y así habían unos cuantos sacerdotes que no aceptan la revolución porque venían del somocismo y porque son agentes del imperialismo”, vociferó el dictador.
