Dictadura expulsa a dos religiosas de la congregación Hermanas Dominicas de la Anunciata
La congregación a la que pertenecen las dos monjas administra en Rivas el Asilo López Carazo y el colegio “Santa Susana”.
La dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo no cesa su persecución contra la Iglesia católica en Nicaragua, este miércoles expulsó a dos religiosas de la congregación Hermanas Dominicas de la Anunciatas.
Se maneja que a las religiosas le dieron 24 horas para que abandonaran el país y posterior fueron expulsadas hacia Costa Rica, por la frontera de Peñas Blancas. Las expulsadas fueron la madre Rosario Blanco, quien fungía como directora del Asilo de Rivas López Carazo y su hermana Isabel, ambas de nacionalidad costarricense.
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Desde 1958 la congregación de las Hermanas Dominicas de la Anunciata atendía el Asilo de Rivas López Carazo, y posterior en 1963, las religiosas, en la casa hacienda “El Rosario”, fundaron el colegio “Susana López Carazo”.
Confiscan monasterio de las Hermanas Trapenses
Este martes también se conoció de la confiscación del monasterio de las Hermanas Trapenses ubicado en San Pedro de Lóvago, Chontales, infraestructura que fue trasladada al Instituto Nicaragüense de Tecnología Agropecuaria (INTA).
La acción del régimen se da casi dos meses de que la Congregación anunció públicamente, el 24 de febrero de 2023, su salida “voluntaria” del país.
Se conoce que funcionarios del Ministerio de Gobernación (Migob) informaron verbalmente al obispo de la Diócesis de ese departamento que las instalaciones, en San Pedro de Lóvago, Chontales pasarán a manos del INTA.
Las Hermanas Trapenses, de la Orden de Monjas Cistercienses de la Estricta Observancia, llegaron de Argentina a Nicaragua el 20 de enero de 2001, con el propósito de fundar el Monasterio Santa María de la Paz, para extender su labor contemplativa, de oración y devoción.
Esta congregación es el segundo grupo de religiosas que deja Nicaragua, después de que las monjas de la orden Misioneras de la Caridad, fundada por Madre Teresa de Calcuta, fueron expulsadas de Nicaragua en julio del 2022, tras el despojo de la personalidad jurídica por parte de la Asamblea Nacional.
En total, 18 monjas fueron expulsadas hacia Costa Rica. Eran originarias de México, Guatemala, Filipinas, Ecuador, Vietnam y España, y tenían sede en Managua y Granada donde atendían a ancianos, jóvenes y niño de escasos recursos.
