La Iglesia Católica en Nicaragua vive la Semana Santa en medio de ataques y restricciones a la libertad de culto.

El régimen de Daniel Ortega no cesa la persecución contra la iglesia católica nicaragüense, que vive uno de sus momentos más hostiles, con un obispo encarcelado, con sacerdotes desterrados y exiliados, y con constantes amenazas.

  • 10:09 pm
  • Abr 3, 2023
República 18

En este 2023, la Semana Santa en Nicaragua no será igual que en años anteriores. Luego de la crisis sociopolítica sostenida, la migración, el Covid-19, la represión a la Iglesia Católica y la prohibición de procesiones en las calles, marcará el desarrollo de la misma.

Es la segunda vez en la década actual que las actividades de piedad popular se ven alteradas. La primera fue con la pandemia por el Covid-19 (2020 – 2021) y la segunda por impedimentos y restricciones del régimen sandinista, bajo el mando de Daniel Ortega y Rosario Murillo, quienes recibieron el sacramento del matrimonio por la misma Iglesia Católica que hoy atacan.

Este lunes santo, la Policía Nacional, al servicio de la dictadura, emprendió una persecución contra jóvenes del municipio de Nindirí, Masaya, luego que intentaran salir a las calles en una procesión tradicional de Semana Santa conocida como “Los Cirineos”.

“La Policía llegó a Nindirí para prohibir la salida de tradicionales Cirineos. Jóvenes que se disponían a realizar la actividad fueron perseguidos por toda la ciudad, se desconoce si hay detenidos, la población ayudó a varios a esconderse y huir de la policía”, señaló la Unidad Nacional Azul y Blanco citando a fuentes territoriales.

Las fricciones entre el régimen de Nicaragua y la Iglesia Católica del país centroamericano, encontraron su punto más álgido en 2022, con el secuestro de varios sacerdotes, quienes posteriormente fueron desterrados y la condena de 26 años de prisión al obispo de la Diócesis de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez.

El alto jerarca católico fue mostrado ante los canales de televisión propiedad de la familia Ortega – Murillo, en una visita familiar que le realizaron sus hermanos. En esa ocasión, el régimen realizó un montaje y preparó un escenario con manteles de fondo para presentar a Álvarez.

“Hoy, la mayor figura que representa a Nicaragua es monseñor Rolando Álvarez. Hoy es el ejemplo de valentía y resistencia pacífica y, aunque no lo esperaba, se ha convertido en esperanza”, señaló Edgar Blanco, politólogo nicaragüense en el exilio.

En la última procesión de la Sangre de Cristo en 2022, los fieles aprovecharon el último espacio civil que quedaba en Nicaragua. Foto: República 18.

Régimen seguirá “probando terrenos” en Semana Santa

A criterio del joven dirigente juvenil y analista político, el régimen “probará terrenos” en esta Semana Santa de 2023, al restringir las actividades religiosas de piedad popular.

“No quieren que la gente se reúna o que la gente hable. Y no es de extrañarnos que en algún momento prohíban las misas, porque son espacios donde se encuentran todos. El régimen va a ir probando terrenos y va a llegar hasta donde aguante el pueblo católico”, dijo Blanco.

El sociólogo hondureño y especialista en temas religiosos, Enrique Siliézar, tiene una visión menos positiva de la situación de Nicaragua. Él considera que, aunque podrían registrarse casos donde algunas parroquias desacaten la orientación policial de no realizar procesiones, no habría mayor descontento de la población.

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“Esto no creo que tenga mayor impacto y no va a desatar una situación de descontento porque ya hubo una desmovilización de actividades religiosas, primeramente forzada por una pandemia. Si hubiera algún descontento, no encontraría eco en una oposición sólida y organizada”, refirió.

Además, no descarta que algunos templos católicos que cuenten con “la protección” del régimen sandinista realicen sus propias procesiones. Aunque estas sí tendrían el visto bueno desde El Carmen, residencia de la pareja de dictadores.

Este lunes santo la Policía impidió una procesión en Nindiri, denuncio activista opositora.

Fricciones incrementaron en 2022

Las fricciones entre la dictadura y la Iglesia Católica han escalado en los últimos dos años. Fue en 2022 cuando la dictadura se atrevió a arrestar al primer sacerdote católico: el padre Manuel Salvador García.

El religioso de 57 años fue secuestrado el 1 de junio de 2022, luego de que el régimen lo exhibiera en los medios de propaganda oficialista con un machete en mano.

Sin embargo, previo al encarcelamiento de García, el obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez, experimentó su primera persecución policial y amenazas de prisión el 20 de mayo de 2022, por lo que se tuvo que refugiar en la Iglesia Santo Cristo de Esquipulas, en Managua, donde realizó una jornada de ayuno transmitida por el Canal Católico de Nicaragua. Por esta razón, el régimen ordenó sacar del aire al medio de comunicación.

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Otro incidente previo al encarcelamiento de García, fue el asedio al sacerdote Harving Padilla, a quien el dictador Daniel Ortega lo acusó públicamente de haber ordenado que quemaran vivo a un oficial de la Policía durante las protestas en el año 2018.

Padilla era sacerdote de la iglesia San Juan Bautista, en Masaya, que tenía a su cargo. El 24 de mayo, una comitiva especial de la Arquidiócesis de Managua, encabezada por el padre Boanerges Carballo, llegó a sacar a Padilla de esa parroquia y lo trasladó a la capital. El religioso estuvo 10 días bajo asedio y amenazas de ser detenido por la Policía Sandinista.

La abogada Martha Patricia Molina a publicado dos entregas de sus informes sobre agresiones a la Iglesia Católica. Foto: Cortesía.

El informe “Nicaragua: ¿una iglesia perseguida?”, elaborado por la abogada Martha Patricia Molina Montenegro, destaca que el 2022 superó al 2018 en el número de agresiones a la Iglesia Católica.

Según el informe, en 2018 se registraron 81 incidentes, contemplando una caída en 2021 de 54 agresiones. Sin embargo, el 2022 cerró con al menos 127 casos de ataques a la Iglesia Católica.

En 2022 se registraron 13 casos de amenazas de muerte con armas de fuego a religiosos. Entre 2018 y 2022 se han registrado 396 ataques a la Iglesia Católica, 11 exilios, dos expulsiones, un sacerdote con prohibición de salir del país y ocho a los que se les prohibió el retorno al mismo, desterrándoles de facto.

Con la expulsión del nuncio empezó una nueva etapa

El 12 de marzo de 2022, monseñor Waldemar Stanislaw Sommertag, nuncio apostólico en Managua desde 2018, fue expulsado por la dictadura sandinista, quedando como encargado de negocios monseñor Marcel Mbaye Diouf, quien también fue retirado del país un año después, el 21 de marzo de 2023, tras el rompimiento de relaciones diplomáticas.

Sommertag, quien en 2019 se consideraba “el único canal de comunicación con la dictadura”, anteriormente fue despojado del cargo honorífico de Decano del Cuerpo Diplomático de Nicaragua, el 19 de enero de 2021, pocos días después de la toma de posesión tras la farsa electoral presidencial de noviembre de 2020.

“Es probable que con la expulsión del nuncio se produjo algún tipo de conversación entre autoridades de El Vaticano. No dudo que existieron conversaciones, incluso cuando secuestraron a monseñor Rolando Álvarez. Esto sería lo normal en la diplomacia”, expuso el doctor Guillermo Belt, diplomático y exasesor de la Organización de Estados Americanos (OEA).

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Silencio, encierro o destierro

Ante el contexto represivo, los sacerdotes tienen temor de compartir sus testimonios a los medios de comunicación. República 18 intentó comunicarse con varios religiosos católicos, pero optaron por no brindar declaraciones para evitar represalias.

Sin embargo, un sacerdote que brindó declaraciones a la doctora Martha Patricia Molina en su informe: “Nicaragua: ¿una iglesia perseguida?”, relató cómo fue su destierro.

“Vos vas a salir de aquí hoy, y quiero que le des gracias al comandante y la compañera, pues ellos respetan a los sacerdotes. Porque si por mi fuera saldrías de aquí en bolsa negra. Luego de eso me dijo: “tomá tu pasaporte”. Abrió la puerta y lo lanzó al suelo. Yo lo recogí. Entonces, me gritó: “cuando regresés, si es que sucede, ya sabés que de aquí salís de dos formas: o en una bolsa o directo a la cárcel”, relató el sacerdote, con respecto al trato que le dio un oficial de Policía.

Presbíteros José Luis Díaz y Benito Martínez Gamboa participaron en misa junto a obispo Silvio Báez en iglesia de Miami, a los pocos días de haber sido excarcelados y desterrados.

Secuestro masivo de sacerdotes

El 19 de agosto de 2022, la Policía Nacional, al servicio de Daniel Ortega, arrestó al obispo de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, luego de permanecer con otras nueve personas retenidas arbitrariamente por quince días en la Curia Episcopal matagalpina.

Posteriormente, la Policía allanó la vivienda de los progenitores de monseñor Álvarez, según denunció Yoselin Álvarez, una sobrina del obispo. Álvarez se encontraba retenido desde el 4 de agosto en la Curia de esa ciudad, luego de que la Policía le impidiera salir.

El 9 de febrero, los sacerdotes que acompañaban a monseñor Rolando Álvarez fueron desterrados junto a otros presos políticos.

Entre los sacerdotes excarcelados, está el presbítero Benito Martínez Gamboa. La mañana del domingo 19 de febrero de 2023, sacerdotes excarcelados políticos, entre ellos el padre Benito Martínez Gamboa, asistieron a una misa en la Iglesia Corpus Christi de Miami Dade, Estados Unidos, que se realizó en petición de la libertad de monseñor Álvarez, obispo que se mantiene detenido en la cárcel La Modelo, en Tipitapa, Nicaragua.

El padre Martínez Gamboa describió que vivió como un «calvario», sin embargo, confía en que su paso por las celdas de la Dirección de Auxilio Judicial Evaristo Vásquez, mejor conocidas como El Chipote, «no fue algo accidental» sino que «Dios lo tenía en sus planes».

«(Cuando) nos sacaban de la celda para tomar un poquito de sol, pasábamos por el galerón y veíamos a los demás. Dábamos la bendición a cada uno de ellos, pero nos bajaban la mano los policías, para no dar la bendición», contó.

Martínez Gamboa fue secuestrado el 13 de octubre de 2023 y fue quien públicamente llamó “asesina” a la pareja en el poder en una de las marchas frente a la Universidad Centroamericana (UCA), en abril de 2018.

Sacerdotes secuestrados por la dictadura. En su mayoría fueron desterrados, a excepción de Monseñor Rolando Álvarez y los sacerdotes Leonardo Urbina y Manuel García.

La Iglesia rompe el silencio

Al menos en tres ocasiones, el Papa Francisco se había pronunciado sobre la situación de Nicaragua, pero la última fue la más contundente, a criterio de opositores, periodistas y analistas.

Los pronunciamientos del papa Francisco se daban en un contexto de profundo silencio de la alta jerarquía y de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN).

Ese silencio de la CEN era ampliamente cuestionado por algunos sectores que consideraban que debía ser un poco más beligerante.

“Es parte del camino que ha decidido tomar la Iglesia Católica, de guardar silencio y acompañar al pueblo que sufre”, señaló el sociólogo y especialista en temas religiosos hondureño, Enrique Siliézar. Un silencio criticado por los nicaragüenses dentro y fuera del país.

A criterio de Siliézar, el silencio de la Iglesia Católica, representada por el Estado Vaticano, ya era insostenible y cruzaba la línea de la complicidad.

“Se cerró la posibilidad de que este silencio abonara a una salida dialogada en la cual la Iglesia pudiera funcionar como puente. Esto se vio claramente que podía pasar. El silencio que era de tolerancia y de invitación al diálogo, ya estaba cruzando la frontera de la complicidad. Ya no se podía entender el silencio porque estaba claro que todas las señales de la dictadura eran de absoluta arrogancia”, señaló Siliézar, destacando que las declaraciones se dan cuando ya es evidente que no hay espacio de diálogo.

No obstante, Siliézar hace hincapié en que esta situación expone aun más a la Iglesia Católica en Nicaragua.

“Esto pone más en precariedad la situación de la Iglesia Católica en Nicaragua. La suspensión de relaciones era algo que la Conferencia Episcopal quería evitar”, aseguró.

Aunque el Papa Francisco rompió el silencio, el Cardenal Leopoldo Brenes se abstiene de abordar la persecución a la Iglesia Católica. Foto: República 18.

Declaraciones fuertes

El diplomático y exasesor de la Organización de Estados Americanos (OEA), Guillermo Belt, considera “fuertes” las declaraciones del papa Francisco en la entrevista con Infobae, en la que tildó de “guaranga” y hitleriana a la dictadura de Ortega.

“Las declaraciones del Papa son muy fuertes y son fuertes en cualquier caso viniendo de El Vaticano. Estas declaraciones no las haría ningún Papa a la ligera. Es particularmente interesante del actual pontífice por el silencio previo con relación a la situación de Nicaragua y el secuestro del obispo de Matagalpa”, dijo Belt.

El analista coincide con Siliézar al considerar que sí existió un posible diálogo con El Vaticano, pero que este no habría dado los frutos esperados.

“Tenemos que suponer que sí había una negociación, no debe haber tenido resultados promisorios ni favorables. De no ser así, el Papa no habría hecho una manifestación tan contundente”, añadió.

Rompimiento de relaciones “por arrebato”

El 12 de marzo de 2023, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Nicaragua, también al servicio de la dictadura, aseguró que “evaluaba la suspensión” de las relaciones diplomáticas con El Vaticano.

Aunque la comunicación dedicaba más palabras a descalificar a los medios independientes que habían dado la noticia antes que el régimen, no especificó que se debió a los comentarios del papa Francisco.

“El régimen está probando terrenos. No ha roto relaciones diplomáticas con países con los que tiene intercambio comercial, aunque estos países sean los más duros en críticas por sus violaciones a los derechos humanos”, señaló Edgar Blanco, politólogo nicaragüense en el exilio.

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El Vaticano confirmó el rompimiento de relaciones diplomáticas con Nicaragua. Foto: República 18.

Además, sostiene que el rompimiento de las relaciones responde al interés del régimen a imponer más temor entre los católicos y la jerarquía.

“Esto es con el objetivo de amedrentar a la feligresía católica. Esto es con el interés de que la iglesia se sienta desprotegida a nivel internacional y que no tengan el respaldo de El Vaticano”, consideró.

Ortega no tolera la voz crítica de la Iglesia

A criterio de la abogada Molina, la voz de la Iglesia Católica ha sido incómoda para la dictadura desde siempre.

“Todos los planes totalitarios de convertir a Nicaragua en un Estado dictatorial dinástico han sido denunciados a la luz del evangelio por los clérigos. Sin embargo, Ortega ha cercenado la mayoría de los espacios cívicos y democráticos, siendo la Iglesia Católica el último bastión que continúa llevando el mensaje de paz, esperanza y libertad al pueblo nicaragüense que se encuentra sediento de justicia”, señala Molina en la segunda entrega de su informe sobre los ataques a la Iglesia Católica.