“Crecí con un machete en la mano y en la otra mis cuadernos”: la historia del primer médico mayangna en Nicaragua

Ricky Pineda nació en la comunidad Amak, en la Reserva Natural Bosawás en el territorio mayangna Sauni Bu, tiene 26 años, habló con República 18 sobre lo que vivió para poder estudiar y sus proyectos a futuro

  • 2:09 pm
  • Ago 22, 2023
República 18

Ricky Leopoldo Pineda Talavera, nació en la comunidad Amak, en la Reserva Natural Bosawás en el territorio mayangna Sauni Bu, tiene 26 años y en febrero pasado recibió el título de Médico y Cirujano con lo que se convirtió en el primer médico. En entrevista con República 18, Pineda comparte que desde muy pequeño entendió las innumerables necesidades que se vivía en su comunidad y en su propia familia.

“Yo veo las necesidades de mi gente, de mi pueblo y reflexiono mucho lo qué sufre mi gente, en ese momento mamá casi muere en un parto dio a luz a su bebé en medio de una lancha, sin apoyo de ningún médico, y ahí fue que me nace que mi gente necesita urgentemente un personal de salud, yo pensaba que ser médico era difícil para nosotros, por mucho gasto y tiempo”, sostuvo.

Pineda recordó que el amor por el estudio le nació cuando estaba cursando su primera en medio de las condiciones en las que creció, trabajaba al campo cuando era un niño.

“Yo crecí en el ambiente del trabajo en el campo que inculcan a los niños indígenas, trabajaba en el campo desde los siete años cuando mi abuelo me llevaba, pero si tenía interés en el estudio, tenía el machete en una mano y en la otra los cuadernos”, expresó.  

Dejó el campo para estudiar su secundaria

Enseguida aseguró que la curiosidad de ir más allá de la primaria lo llevó en ese momento a decidir que tenía que estudiar secundaria y eso pasaba primero por pedirles a sus padres a que lo apoyaran y dejar su comunidad para mudarse a la ciudad.

“Pensaba estudiar para sacerdote, que era mi primer sueño, para llegar a mi pueblo y servir porque lo necesitaban. De ahí terminó mi sexto grado y le dijo a mis papás que me ayuden a estudiar fuera secundaria y ellos accedieron y se comunicaron con un amigo que es Jorge y ha sido como un segundo papá que siempre me ha ayudado, me abre la puerta y decido en ese momento dejar lo que era mi vida en el campo, dejar todo lo que tenía, mi machete y todo, y agarrar mi cuaderno, mi bolsito y con lo poco que recogió (de dinero) mi familia y la comunidad me mandaron a estudiar la escuela de  secundaria en San José de Bocay, con 11 años de edad y sin hablar español”, compartió.

Era la primera vez que Pineda se iba a enfrentar la vida en la ciudad, para ello le tomó un día en lancha y cuatro horas en bus, al llegar a la ciudad se enfrentó a limitaciones económicas que lo llevó a pensar que tenía que buscar un ingreso para sobrevivir.

“Miré que mis padres no podían enviarme dinero al lugar por la distancia, por lo que yo decidí en enseñarle a Jorge mi lengua indígena mayangna y él me daba entre 100 o 200 córdobas semanales para comprar mis útiles. Ahí me nace buscar trabajo en los potreros y medio tiempo de buscar mi secundaria así lo curse”, indicó.

Entre el sacerdocio y la medicina

Confesó que aspiraba a formarse y convertirse en un sacerdote para su comunidad, sin embargo, la experiencia que vivió su mamá y la necesidad de atención médica para los comunitarios lo motivó a buscar una carrera en salud.

“Yo quiero ser enfermero, cambié mi mentalidad porque al inicio quería ser sacerdote, pero mi gente necesitaba a algún personal de salud”, comentó.

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Al estar a las puertas de su último año de la carrera se aventó a ir a una escuela de enfermería y universidad.

“En ese tiempo sus papás lo matricularon en la Universidad Nacional Autónoma de Managua para estudiar enfermería sin pensar y sin saber que Dios me tenía algo más grande para mi”, manifestó.

Él estaba listo para iniciar su carrera en enfermería, pero justo el día que tenía que viajar a Managua a hacer su examen de admisión “cuando iba a ir, pasó una tormenta se inundaron los ríos y crecieron mucho que las lanchas no salieran para que yo fuera al puerto a agarrar un bus para Managua”.

Por lo que se quedó sin hacer examen de admisión y creyó que sus sueños se quedaban al vacío o truncados.

“Pero yo siempre en la fe, siempre oraba al Señor y eso me ayudó muchísimo, la fe hizo un milagro en ese momento, de los muchos milagros que me ha hecho Dios, me llamó Jorge y me dijo que llegará a San José de Bocay para ver mis estudios, mis padres reunieron dinero y me mandaron en una lancha. Al llegar me di cuenta que las universidades estaban cerradas, pero que había una universidad en Estelí que me podía abrir las puertas, me llevaron a Estelí”, recordó.

Entró a estudiar becado en la Ucatse

Al llegar a Estelí lo primero que hizo es ir a la Universidad Católica del Trópico Seco Agrícola y Ganadero (Ucatse) que en ese momento estaba bajo la administración de monseñor Abelardo Mata. Hoy la universidad es unas de las 27 universidades canceladas por la dictadura y en su lugar funciona otra.

“En ese momento hablé con monseñor Mata, era el rector magnifico, él accedió a darme una beca completa que la mensualidad costaba 150 dólares, habían dos opciones, medicina humana y odontología, y decidí la primera, yo dije mentalmente voy a intentarlo, aunque es muy difícil, mucho gusto, y si no puedo, al menos lo intenté”, compartió.

Ahí se enfrentó a innumerables retos desde tener dinero para pagar la mensualidad de un apartamento, comprar sus útiles escolares para entrar a la universidad y por eso comenzó a trabajar a medio tiempo.

“Yo no podía pagar un cuarto, y un amigo me ayudó primero, fue que busqué trabajo y encontré en un lavacarro, comencé a lavar carros. Los primeros tres años de la universidad lava carros y estudiaba”, aseveró.

A pesar de que Pineda entró a la Ucatse recibió el título de la Universidad Francisco Luis Espinoza Pineda, impuesta tras la confiscación por parte de la dictadura.

“Recibí mi título con mucho compromiso con mi comunidad, pensé en mi gente y saber que ellos ya contaban con un médico, fue muy satisfactorio, orgulloso así como lo hizo mi gente, mi título es parte de ellos, yo solo soy un instrumento, entonces ese momento me marcó mi vida así como otras situaciones difíciles que me marcaron la vida”, puntualizó.

Aunque actualmente no está en un hospital público, trabaja en Estelí en una clínica privada y en su comunidad brinda atención médica al menos una vez al mes.

Lucha por construir una escuelita

El joven mayangna estaba pendiente de lo que ocurre siempre en su comunidad y principalmente, de las necesidades que atraviesan.

“Siempre pienso en las dificultades que pasé, por la pobreza, por las condiciones en la que crecen los niños. Muchos niños marginados, las desigualdad social y cuando pienso en eso me doy un impulso desde adentro y por eso nace la iniciativa que con amigos comienzo hacer actividad para compartir con los niños dulces, cuadernos, útiles escolares”, mencionó en alusión de las actividades que organiza tres veces al año, en diciembre, a mediado de año y en Semana Santa.

Ricky Pineda y los niños de su comunidad.

Actualmente se encuentra con el proyecto de concluir con la construcción de una escuelita para los niños de la comunidad Samaska.

“Eso lo estoy haciendo con la comunidad, estoy colaborando con los de la iglesia para poder concluirla, porque está a medio palos, por decir, porque no hay más recursos y quisiera si hay alguien que pueda ayudar a terminarla se lo agradecería para culminar y cumplir el sueño de los niños”, concluyó.