Disputa entre colonos deja un fallecido en la comunidad Sagnilaya

La organización Prilaka indicó que este incidente demuestra que las denuncias de seis comunidades indígenas sobre la presencia de bandas armadas en sus tierras, “una vez más es confirmada”

  • 5:40 pm
  • Abr 11, 2023
Derechos humanos Nicaragua
República 18

El ataque de una banda de colonos a otro colono conocido como “Cuajipal” que había tomado ilegalmente tierras en la comunidad Sagnilaya, territorio de Twi Yahbra, en el municipio de Puerto Cabezas, dejó como saldo la muerte del último, quien según la organización Prilaka Community, resultó gravemente herido y falleció a eso de las 4:30 de la tarde este lunes 10 de abril.

De acuerdo a la denuncia, Cuajipal se encontraba bañándose en el río Dahpat junto a su esposa, cuando fue agredido violentamente por los colones.

Cuajipal, lideraba un grupo armado

La organización Prilaka indicó, en su comunicado, que dicho incidente demuestra que las denuncias de las comunidades Sangnilaya, Il Tara, Butku, Panua, Auhya Tara y Auhya Pihni sobre la presencia de bandas armadas en sus tierras, “una vez más es confirmada”, y denunció a su vez, que en los bosques de esas comunidades operan al menos cinco grupos armados, entre ellos uno que era liderado por Cuajipal.

Los otros dicen que son liderados por colonos identificados como Coto, Delvin, Mechudo y otros aún no identificados.

A su vez, denunció que debido a que la inseguridad física y colectiva de los comunitarios en sus áreas de trabajo es muy alta, las preparaciones para el cultivo de la primera siembra de este 2023 está en riesgo. Por lo que considera urgente avanzar en el proceso de saneamiento del territorio, judicializando a todas las bandas armadas y a los traficantes de tierras de las comunidades, ya sean colonos o indígenas, así como creando condiciones para que no haya más invasiones.

Rechazan la cohabitación con colonos

Las comunidades Sangnilaya, Il Tara, Butku, Panua, Auhya Tara y Auhya Pihni rechazan, según Prilaka, la política de cohabitación con colonos que “han usado la fuerza y prácticas ilegales para apropiarse de sus tierras”.

Prilaka enumera por otro lado que las culturas, principios y vida de los comunitarios y colonos son completamente diferentes.

“La cultura de las comunidades y la cultura de los colonos son distintas. Para las comunidades la tierra es colectiva, para los colonos la tierra es privada. Para los colonos los bosques deben convertirse en pastizales, para las comunidades los bosques deben ser conservados porque tienen funciones ambientales, sociales, espirituales y sirven para la generación de ingresos cuando hay madera con diámetro de corta. El colono pone un cerco y prohíbe la entrada a los potreros, las comunidades necesitan del derecho a la libre movilidad en sus bosques en pie para cosechar plantas medicinales, cazar, pescar, recolectar miel, entre otras actividades importantes. Poner a convivir a dos culturas muy distintas, no solo es promover la colonización cultural de las comunidades sino también es legalizar y legitimar amplias violaciones de los derechos de las comunidades y de la Madre Tierra. La convivencia pacífica es la forma contemporánea de promover la colonización cultural que acabó con los pueblos indígenas del pacífico, centro y norte del país”, sostiene Prilaka.

Trece años en la defensa de sus tierras por métodos pacíficos

En esa misma línea, la organización aseveró que el conflicto de la propiedad en la Muskitia “no debería ser razón para la pérdida violenta de vidas humanas de ningún lado”, y remarca que las comunidades indígenas “llevan 13 años de defensa de sus tierras por métodos pacíficos”.

Sin embargo, señala que “el Estado asuma la defensa del Estado de Derecho, del que son parte de los derechos de las comunidades indígenas, dejando atrás la impunidad y avanzando con el saneamiento de los territorios indígenas, para que no haya más violencia, para que quienes están en conflicto no tomen la justicia por sus propias manos”.

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Justamente el 10 de abril del 2010, siete líderes comunitarios de las comunidades mencionadas encontraron a 12 colonos que habían entrado por primera vez a sus tierras.

“Son 13 años de resistencia pacífica. Son 13 años de ser firmes en no arrendar tierras a los colonos desde las asambleas comunitarias. Son 13 años de denuncias. Son 13 años de demanda del saneamiento. Son 13 años en los que progresivamente las invasiones han inviabilizado la pesca, la captura de iguanas en semana santa, la cacería, y el aprovechamiento forestal; y también son 13 años de desplazamiento forzado progresivo de decenas de familias de sus históricas áreas de trabajo agrícola en el bosque. Son 13 años de no tener la certeza de poder terminar de sembrar en cada ciclo, o de saber si se cosechará lo que se siembra. Son 13 años de incertidumbre con el presente y el futuro. Son 13 de visitas a las oficinas de la CONADETI, del Gobierno Regional y de la Policía Nacional. Son 13 años de esperar que los políticos cumplan sus promesas de saneamiento y resolución del problema de propiedad de las comunidades SIPBAA”, concluye el comunicado.