“Casa Abierta”, un oasis para personas LGBTQ refugiadas en Costa Rica
El Instituto sobre Migración y Refugio LGBTQ para Centroamérica (IRCA), acoge a la población migrante de ese colectivo en Costa Rica y la apoya con herramientas como la orientación cultural, legal, psicológica y incluso económica. La mayoría de migrantes son nicaragüenses.
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El Instituto sobre Migración y Refugio LGBTIQ para Centroamérica, con sede en San José, Costa Rica, asiste a personas de países como Nicaragua.
Jessenia del Carmen Maradiaga, de 36 años y su pareja Lilliam Ávila, de 49, salieron de su natal Nicaragua para refugiarse en Costa Rica en mayo de 2023. La dos mujeres huían -según aseguran- de agresiones y acoso por ser lesbianas.
“Estábamos tal vez durmiendo y llegaban, nos golpeaban la puerta, y nos ofendían. Tuvimos que salir, no podemos regresar a Nicaragua. Aunque durmamos acá en la calle no podemos regresar porque corremos peligro”, aseguró Maradiaga a la Voz de América en medio de lágrimas.
La pareja relata que salió de Managua hastiada del acoso de familiares y conocidos que la discriminaban constantemente e incluso la agredían.
Sin embargo, Maradiaga y Ávila dicen que han tenido dificultades para sobrevivir en la nación costarricense, uno de los países más caros de la región. De hecho -contaron- han tenido que dormir en albergues y hasta “en la calle”.
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“Ha sido difícil”, reconocen. En su búsqueda de estabilidad y de un lugar seguro para protegerse de la discriminación la pareja conoció el Instituto sobre Migración y Refugio LGBTIQ para Centroamérica, (IRCA por sus siglas en español).
“Un primo . Él nos ayuda bastante y nos dijo que existía esta organización que nos podía ayudar, que no nos iban a juzgar. Y gracias a Dios vinimos aquí. Nos han ayudado mucho, han estado pendiente de nosotras. Muchas cosas. Todas han sido lindas con uno. Nunca nos cierran las puertas. Siempre, como dicen, hay ángeles y hay esperanza”, relata Maradiaga.
Entre los marginados y los más vulnerables
Entre los millones de desplazados que existen actualmente en el mundo, “las personas LGBT destacan entre las más vulnerables y marginadas”, insisten decenas de expertos de Naciones Unidas en Derechos Humanos, que en 2022 firmaron una petición de trato digno y protección por parte de los gobiernos.
“Las vulnerabilidades estructurales a las que se enfrentan las personas LGBT se ven intensificadas por su estatus como migrantes, solicitantes de asilo, refugiados o desplazados internos”, destacaron los especialistas.
Los relatores de DDHH indicaron que como refugiados, este colectivo suele enfrentar peligros similares o mayores que los que sufrían en sus países de origen, entre ellos violencia, xenofobia, racismo, misoginia, discriminación por edad, marginación socioeconómica y aislamiento de las redes de apoyo tradicionales.
“En todas las etapas de su viaje, son especialmente vulnerables a la violencia, los abusos y la explotación por numerosos actores, entre los que se incluyen, aunque no exclusivamente, las autoridades de inmigración y seguridad, los traficantes y los contrabandistas, al igual que de otros desplazados y, con bastante frecuencia, los actores responsables de su seguridad y bienestar a su llegada a los lugares de asilo”, apuntan los expertos de la ONU.
Un oasis en Costa Rica
El IRCA es una organización sin fines de lucro que apoya a personas migrantes, solicitantes y en condición de refugio de la comunidad LGBQ que llegan a Costa Rica.
Dennis Castillo Fuentes, director ejecutivo de la organización, explicó a la VOA que los servicios que brindan son integrales y van desde un acompañamiento a las personas para dirigirse a las diferentes instituciones en Costa Rica, hasta apoyo psicológico y económico.
“Hacemos entrevistas a profundidad a las personas para poder identificar las necesidades que esta persona trae consigo, ya sea por temas de salud, vivienda, alimentación, educación, entre otros procesos, ya sea de capacitaciones, o que se pueda seguir derivando”, dice Castillo.
Según el director de la organización, la mayoría de las personas a las que han dado asistencia son nicaragüenses, seguidas de venezolanos, cubanos e incluso rusos, lo que supone un reto para una institución que nació con el propósito de atender a personas de la región centroamericana.