3 migrantes nicaragüenses han cometido suicidio en lo que va de junio

Al menos 7 ciudadanos nicaragüenses han cometido suicidio en el extranjero. La mayoría, según familiares, presentaba síntomas de depresión.

  • 6:45 pm
  • Jun 21, 2023
República 18

José Ángel Rizo Corrales tenía 25 años cuando decidió quitarse la vida. Fue encontrado en el apartamento que rentaba en Minnesota el pasado 18 de junio. Su madre, que estaba exiliada en Costa Rica, viajó de vuelta a Nicaragua para cubrir el gasto de la repatriación de su cuerpo, un trámite que puede costar miles de dólares.

El joven originario de El Cuá llevaba 7 meses en el país del norte. Familiares aseguraban que padecía de depresión, como también fue el caso de otros dos migrantes que decidieron acabar sus vidas en lo que va del mes de junio.

Foto difundida por familiares de Rizo.

El 8 de junio, en Indiana, Estados Unidos, fue encontrado sin vida Bernardo Vargas Soto, músico originario de Carazo conocido como “Soto Skills”, quien según testimonios de allegados sufría de depresión. Soto había migrado para huir de la represión del régimen sandinista.

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Tres días después, el 11 de junio, un chontaleño de nombre Alexander Díaz Jarquín fue encontrado en un cementerio de Nogales, en el estado mexicano de Sonora. Díaz se suicidó por ahorcamiento y las imágenes de su cuerpo circularon por redes sociales.

Con ellos, el total de migrantes nicaragüenses que acabaron con sus propias vidas ascendería a 7, teniendo en cuenta los datos de la organización de la Comunidad Nicaragüense de Texas (TNC, por sus siglas en inglés).

Por otro lado, en territorio nacional, según los más recientes datos oficiales correspondientes al año 2021, unos 390 ciudadanos cometieron suicidio. La mayoría, unos 228, eran varones; hay poco esclarecimiento sobre las causas alrededor de estos suicidios.

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Según explicó a República 18 Ronmell López, experto en leyes migratorias que trabaja ayudando a migrantes en Estados Unidos, es común que los migrantes presenten esta enfermedad debido a las presiones que enfrentan tanto en el camino como a la llegada a los Estados Unidos.

“Yo no soy psicoanalista” aclara López, “pero la vida misma te enseña a aprender. Yo me baso en lo que he visto en mis viajes y de lo que me he dado cuenta hablando (con los migrantes que ayuda) aquí”. Para López, existe un factor común en los casos de suicidio de migrantes y es “la depresión severa que no se trata a tiempo” debido a las condiciones en la que los migrantes a menudo se encuentran.

“Me han contado que sufren de insomnio, personas que han pasado por cosas terribles, como el caso de los presos políticos” añadió el experto, refiriéndose además a los casos de migrantes que han sufrido secuestro o abusos en el trayecto hacia Estados Unidos, cuyos familiares o ellos mismos han sido víctimas de crímenes comunes o que se ven agobiados por un estatus migratorio irregular y la incapacidad de trabajar en un país con un alto costo de vida.

El duelo migratorio

Imelda Torres, psicóloga forense y migrante, concuerda con esta perspectiva. “Migrar es un duelo en sí mismo. Ese cambio de ambiente, de personas, estar alejado de la familia y de todo lo familiar es un golpe para cualquiera y si es brusco, como es el caso de muchos, puede ser increíblemente dañino cuando no hay redes de apoyo” dijo Torres a República 18.

“No se le puede atribuir un sólo factor al suicidio” aclara Torres. “Estrés, depresión, acoso, vivencias perturbadoras, soledad; y son cosas que de un modo u otro los migrantes, y es especialmente cierto para muchos migrantes nicaragüenses, han tenido que enfrentar” explica.

Por esto la psicóloga insta “a buscar ayuda cuando sea posible”, pero también a brindarla. “Hay que estar atentos con los que nos rodean, aunque todo parezca estar bien” recomendó la psicóloga, quien enfatizó la fortaleza de un círculo social a la hora de atender esta clase de situaciones y evitar más muertes.

“No hay que ignorar ciertas señales, como la expresión directa de querer un final, la falta de cuido personal, cambios repentinos de rutina, reducción de la actividad social” pero asegura que “a veces no es algo que se pueda ver sin hablar directamente con la persona y prestarle atención a sus preocupaciones y deseos”.