“Nos han truncado la vida”: jóvenes desterrados buscan continuar su educación en el extranjero

Si bien agradecen el apoyo recibido hasta el momento, estos jóvenes desterrados no tienen la capacidad de continuar sus estudios en el extranjero

  • 1:44 pm
  • Ago 9, 2023
República 18

Tras el destierro que sufrieron 222 presos políticos del régimen en febrero de este año, muchos de los jóvenes, algunos de los cuales habían pasado años enteros cumpliendo condenas injustas en prisión, se plantean continuar lo que la represión sandinista les impidió: su vida académica.

Aunque muchos de ellos se han visto beneficiados por la extensión de la ciudadanía española, por sí sola no es suficiente para continuar con su vida académica. Tal es el caso de Kevin Solís, quien en 2018 cursaba su segundo año de Derecho en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua en Managua.

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Solís no pudo terminar su carrera porque fue encarcelado en dos ocasiones, perdiendo más de 3 años de su vida. Tras haber sido desterrado en febrero de 2023, se encuentra en un limbo académico. “Trabajo en activismo, según lo permite mi tiempo, y también trabajo para mi sustento” comentó Solís a República 18, “pero ningún país que ofreció nacionalidad nos ofreció becas o apoyo de rentas“.

Kevin Solís junto a su pareja, Samantha Jirón. Foto: República 18

Solís dice que, aunque ya tiene la ciudadanía española, todavía está gestionando su viaje, estadía y estudios en España, lo que no es tarea fácil. “Francamente, lo que nos están diciendo es que lleguemos al país, pero llegando allí nos sabemos lo que vamos a hacer” señaló.

“Lo que nos dicen es que hay muchas organizaciones de ayuda; en ese sentido, sí hay universidades en países europeos que están dispuestas a dar oportunidades a este grupo de apátridas” expuso Solís, quien no emprenderá el viaje hacia España hasta no tener asegurada una beca que le permita sobrevivir mientras estudia.

Detrás de los ofrecimientos

Una de esas organizaciones es la Iniciativa Puentes por los Estudiantes de Nicaragua (IPEN), la cual ayuda a coordinar estas oportunidades estudiantiles para jóvenes migrantes nicaragüenses más generalmente.

John Cerna, otro joven afectado académicamente por la crisis, dijo a República 18 que organizaciones como IPEN se han puesto en contacto con él, pero que, por el momento, no se ha podido concretar la oportunidad para continuar sus estudios.

Cerna estuvo atrincherado en la central de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) en Managua, donde cursaba su último año de Ingeniería Civil, durante las movilizaciones estudiantiles de 2018. Ahí recibió un disparo en el rostro el 28 de mayo de 2018, un incidente con secuelas que todavía sufre.

Tengo perdigones alojados, un roce de tiro de Dragunov y a nivel académico me terminaron expulsando” dijo Cerna.

Luego de haber sufrido aquella herida, a Cerna eventualmente lo inhibieron de la universidad. “Me eliminaron del sistema de registro académico, no podía acceder a mis notas, fui vetado del recinto y no fui el único, aunque varios pudieron terminar porque tenían perfil suficientemente bajo” explicó, y añade que muchos otros tuvieron que exiliarse.

“Estas cuestiones son diplomáticas”

Cerna logró conseguir una beca en la Universidad Centroamericana (UCA) al año siguiente. “Encontré la manera de continuar mis estudios, pero ya no al mismo nivel. Ya habían emitido una orden de captura en mi contra” reveló Cerna.

Capturado el 28 de febrero de 2020, Cerna estuvo exactamente 1075 días preso, prácticamente 3 años, hasta febrero de este año. Ahora, a sus 27 años y tras ser desterrado, despojado de su nacionalidad y de sus bienes, sobrevive laborando en el área de construcción en Estados Unidos.

John Cerna cuando llegó desterrado a Estados Unidos. Foto: Cortesía

Muchas veces estas cuestiones son diplomáticas más que ofrecimientos que cubran necesidades específicas” señaló Cerna. “Cubrís una necesidad esencial, es cierto, el derecho a la nacionalidad que lo indica la Declaración Universal de derechos humanos, pero hay que entender que las circunstancias en las que estamos” dificultan cualquier oportunidad académica, opinó Cerna.

“Si a mi me ofrecieran irme a estudiar a Alemania, dadas las circunstancias en las que me encuentro, me sería muy difícil” confesó, elaborando: “al ser considerado apátrida, yo me encuentro en Estados Unidos bajo un permiso temporal de estadía y no tengo ninguna garantía de que me dejen entrar; tengo que emprender un proceso largo”.

Obstáculo burocrático

Cerna dijo a República 18 que, si bien figura oficialmente como ciudadano español, todavía está en un proceso “burocrático” para que su nacionalidad sea un hecho cumplido. Por otro lado, las organizaciones que le han ofrecido asistencia para continuar sus estudios, según relató, han requerido de su parte documentos que, por su situación de ex-reo y desterrado político, no tiene manera de conseguir.

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“Hicieron un levantamiento para ver qué cantidad de estudiantes había en el grupo (de los 222), pero es difícil cuando uno de los requisitos que me piden son documentos de identidad” comentó el joven.

Con dificultad tengo un pasaporte apostillado, y eso que fui declarado apátrida, pero me pedían acta de nacimiento apostillada, cédula de identidad, certificados de calificaciones, y habiendo estado en una celda de 3 por 3 sin luz, sin viento, sin sol, ¿cómo he yo de conseguir todos estos requisitos para yo poder aplicar a una posible beca?” se preguntó.

“Nos han truncado la vida”

Según Cerna, el suyo no es el único caso y la situación se agrava cuando toma en cuenta otros aspectos. “Conozco mucha gente en el grupo de los 222 que no tienen la facilidad siquiera de aprender el idioma (inglés), sea por el tiempo o las circunstancias, y eso es sólo el idioma, no la educación o algo técnico en sí; la otra opción que tienen es estudiar en línea, pero no es accesible para todos” lamentó.

Estoy a la deriva” junto a muchos otros, expuso. “Hemos perdido mucho average porque estando en esas condiciones (carcelarias), eso merma tus capacidades“, expresó.

“Además, obtener un grado académico no es una garantía para obtener mejores oportunidades, pero sí es necesario, así sea como motivación o superación personal, y abre nuevos caminos; todo esto, de un modo u otro, implica plata que no tengo” lamentó.

“Yo hago hincapié en que agradezco mucho los ofrecimientos, como agradecí en su momento la beca y la oportunidad que me brindó la UCA, pero por ahora tengo que buscar lo mío” por todo lo expresado antes; “nos han truncado la vida” añadió, pero a la vez expresó que no planea darse por vencido y aprovechará cualquier vía factible para cumplir con sus aspiraciones académicas.

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