Noche de terror: régimen consuma ocupación de la UCA vandalizando instalaciones
Cinco años y cuatro meses después de que turbas sandinistas atacaran la UCA, ahora la bandera rojinegro ondea en el recinto ocupado

Dos individuos retiraron a mitad de la noche del 17 de agosto las letras que durante años recibieron a miles de estudiantes en el portón principal de la Universidad Centroamericana (UCA), cimentando la denominación que el Consejo Nacional de Universidades (CNU) le impuso más temprano ese mismo día: «extinta»:
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Para la mañana, el portón principal ya tenía el nombre de Universidad Casimiro Sotelo Montenegro, un joven líder estudiantil y guerrillero muerto a manos de la Guardia Nacional de la dictadura somocista en 1967. Esta nueva entidad fue creada ayer mismo a partir de las propiedades confiscadas a la UCA el 16 de agosto, tras haber pasado una semana la universidad con sus cuentas bancarias congeladas.
El régimen consumó su ocupación izando la bandera del Frente Sandinista de Liberación Nacional en el recinto.

Cinco años después
Las imágenes de captadas por transeúntes esa noche, así como las que han circulado de una gran bandera sandinista ondeando en el recinto, recuerdan a las escenas de terror que se vivieron el propio 18 de abril de 2018, cuando las protestas contra las reformas del seguro social y el desastre ambiental de la Reserva Indio-Maíz fueron aplacadas con violencia.
Esa noche los manifestantes fueron agredidos por turbas de la Juventud Sandinista. Los que estaban más cerca de la UCA intentaron replegarse hacia la universidad, cuyo personal de seguridad había abierto las puertas para que se resguardaran.
Pero las turbas también entraron, como se evidencia en los videos de seguridad, causando estragos a la infraestructura de la universidad.
El líder estudiantil y ex-reo político, Lesther Alemán, estuvo ahí ese día. Recuerda cómo las clases del día siguiente «tuvieron que ser suspendidas por amenazas de que nos iban a quemar dentro del recinto; al (entonces) rector Idiáquez por ir abrir los portones ante los ataques le agredieron y lo iban a matar a pedradas. Aún recuerdo cuando estuvieron en su oficina«.
«Ahora se jactan de recuperar lo que según les pertenece, pero lo logran a través de las mañas de ladrones y saqueadores que les caracteriza» denunció Alemán, agregando que «No debemos normalizar que en la UCA ondea una bandera partidaria, jamás pasó antes. Es una aberración que la dictadura se arrepentirá de haberla hecho«.
Muere un espacio opositor
En cinco años de crisis la UCA se mantuvo incólume ante las represalias del régimen sandinista, que le negó su derecho constitucional a su asignación del 6% del presupuesto dedicado a la educación, eliminando su capacidad de entregar becas a sus estudiantes y obligándole a aumentar sus aranceles.
La universidad fue uno de los últimos espacios opositores disponibles tanto para jóvenes como para activistas. «Se trata de una erosión de las normas democráticas» y la imposición de «un espacio cívico asfixiante«, denunció un vocero del Departamento de Estado de Estados Unidos, adhiriéndose a otras declaraciones de la sociedad civil.
El futuro de los 9 mil estudiantes que llevaban sus carreras en la universidad es incierto. Aunque el CNU aseguró que garantizará la «continuidad educativa», estudiantes han expresado temores por su seguridad si fuesen a regresar a la universidad ocupada.
«Igual que en el 2018, los sueños de los jóvenes fueron desechos desde el plumazo de Rosario Murillo. Esto viene cargado de resentimiento y venganza en contra del conocimiento, del estudiantado y de la Compañía de Jesús» denunció el joven líder.
«La Universidad Centroamericana nunca se presto al juego de la dictadura por más que acorraló y persiguió. Daniel Ortega y Rosario Murillo, junto a sus turbas, tuvieron que robársela para poder entrar a sus instalaciones» concluyó Alemán.