Fabio Buitrago, el ecologista y biólogo marino en el exilio por amenazas del régimen de Ortega
Buitrago denuncia la negligencia e incapacidad del régimen sandinista para regular el uso de los recursos marinos. Además, apunta que la difícil labor de los ambientalistas se agravó con la persecución y políticas amenazantes de

Fabio Buitrago tenía 7 años cuando sus padres lo llevaron a la laguna de Xiloá, a 20 kilómetros al norte de Managua. Eran parte de un grupo de buceo y querían introducirlo a sus actividades. «Me metieron bajo el agua con una máscara, con aire comprimido y pude ver los peces de la laguna» relata el ecologista de 49 años a República 18.
«Desde ese momento me convencí y quedé marcado para toda la vida; quería estudiar peces, animales acuáticos, y así empezó mi pasión» añade.
Su pasión fue aumentando cuando empezó a investigar por su cuenta. Buitrago cuenta que se interesó por los tiburones del lago de Nicaragua y las tortugas, arrecifes de coral, cocodrilos, pero también mostró interés fuera del mar, en los humedales.
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«He trabajado en bosques secos y húmedos, arrecifes, humedales y mares de prácticamente toda Centroamérica», explica.
Buitrago estudió Ecología en la confiscada Universidad Centroamericana (UCA), egresándose a inicios de los años ’90 para proseguir a trabajar en el Río San Juan. «Trabajando en San Juan logré conseguir una beca del Servicio Alemán de Intercambio Académico para estudiar una maestría en Conservación y Manejo de la Vida Silvestre en Costa Rica», donde estuvo tres años estudiando en la Universidad de Costa Rica (UCR).

«Al regresar a Nicaragua me involucré con organizaciones no gubernamentales, empresas privadas, agencias de cooperación y hasta municipalidades y Naciones Unidas en su momento, y así fue creciendo mi experiencia en el trabajo de la conservación de los recursos naturales en Nicaragua», cuenta Buitrago.
Situación ambiental deteriorándose
En sus 31 años de carrera, Buitrago ha notado una tendencia generalizada en la biósfera nicaragüense: «la situación ambiental va deteriorándose rápidamente«.
«Este es un tema bastante complejo, pero quiero solamente señalar varias aristas que tiene la problemática ambiental de Nicaragua: por un lado tenemos todas las problemáticas o la amenazas y las condiciones sociales. Es decir, la población sigue aumentando y al aumentar la población, hay mayor demanda de suelos, hay mayor demanda de alimentos, hay mayor demanda de agua«, explica el experto.
«Entonces, hay que deforestar, hay que cambiar el uso del suelo de bosque a zonas agrícolas, aumenta también la zona de ganadería porque hay mayor demanda de leche queso y carne. También la gente necesita más agua y se consume más agua, pero también se genera mayor cantidad de desechos líquidos y sólidos que acaban en los mismos cuerpos de agua para el consumo», apunta.

Esta «dinámica social» de crecimiento desordenado, según Buitrago, que es una de las principales problemáticas ambiental que se agrava con tendencias globales. «El planeta en general se está calentando cada vez hay fenómenos climáticos más extremos, hay inundaciones, hay sequías» a causa de la acción humana que genera «un desbalance en la atmósfera de los diferentes gases, como el carbono y oxígeno».
«Producto de la sequía prolongada tenemos mayor frecuencia de incendios forestales y se pierden áreas de bosque. También tenemos con las lluvias intensas inundaciones, deslaves, contaminación de los ríos de los lagos sedimentación de los lagos y los mares», describe Buitrago.
El factor político
Pero más que el crecimiento en sí, Buitrago advierte que el principal factor agravante en la destrucción de la biósfera tiene que ver con lo macro-económico y lo político. Aunque reconoce que en Nicaragua «tenemos un marco legal para la protección del ambiente bastante bueno en comparación con otros países de Centroamérica», por otro lado «no hay ni el presupuesto ni la voluntad para implementar lo que establecen las leyes nacionales«.
No tenemos instituciones beligerantes que se hagan cargo de hacer cumplir los límites de las áreas protegidas ni que eviten que se siga deforestando todas las áreas protegidas,
denuncia el ecologista Fabio Buitrago.
Las autoridades, señala Buitrago, «no tienen la capacidad de regular el uso de los recursos marinos ni mucho menos tienen capacidad en tierra«, y la negligencia en el manejo es evidenciada por el hecho de que, para con el mar, «siempre ha habido el enfoque hacia el recurso pesquero como un recurso que se puede aprovechar, utilizar y que no se va a acabar nunca».
Además, el ecologista lamenta que «la sobrepesca y el mal uso de los recursos marinos están afectando la calidad de vida de millones de personas en toda Centroamérica, así como los atractivos turísticos que son un pilar fundamental» para la economía de la región.

«Todo se vuelve un círculo vicioso en el que una cosa se conecta con la otra verdad. La dinámica social se conecta con la política, con la económica y con el cambio climático y, al final, los recursos naturales en esta combinación de dinámicas solamente van disminuyendo progresivamente y en algunos lugares, ya tenemos casos dramáticos de sequía por la deforestación«, expone Buitrago.
«Y hay otros casos dramáticos de contaminación de cuerpos de agua en donde el agua no se puede utilizar para el consumo, ciudades enteras en donde no hay agua para el consumo humano, como Managua, Masaya, León, Chinandega», lamenta.
Amenazas
Pero no sólo es que no se haga nada para resolver estas problemáticas, sino que, a partir de la crisis de 2018, las autoridades atacan a cualquiera que sí esté trabajando en pos de mejorar el ambiente.
Buitrago refirió que «la gran mayoría de los ecologistas hemos tenido que salir del país y todos aquellos que estábamos de alguna manera manifestándonos, cuestionando y llamando la atención de las instituciones; todos hemos tenido cierto grado de intimidación, acoso, amenazas y persecución«, y menciona a Amaru Ruiz, de la Fundación del Río, como ejemplo de un colega fichado como enemigo por el gobierno de Nicaragua por denunciar las dañinas prácticas de las concesiones mineras.
Encima de lo difícil que ya es la labor de conservación, esta se ve complicada por la persecución y las políticas de Estado que nos amenazan,
dijo el ecologista Fabio Buitrago.
«A mí me han amenazado desde mucho antes de 2018 por diferentes razones: por cuestionar la permisividad que tienen el Ejército y la Policía; por la pesca de arrastre; por la falta de operación de las instituciones de gobierno» y a partir 2018, «me amenazaron muchísimo porque se convirtió en un tema político; cualquier persona que opinara en contra del gobierno se convertía en un peligro político«.

«Llegó un momento en el que me amenazaron directamente y por las redes sociales, y llegaron a vigilarme, parqueaban vehículos en mi oficina, me seguían motorizados a mis reuniones para ver con quién estaba, hasta que fue inaceptable e insostenible», y partió al exilio a principios de 2020.
Desde entonces no ha detenido su trabajo. Todavía sigue formándose, ahora doctorándose en Ecología Marina en la Universidad de Boston, en Massachusetts, Estados Unidos, y en redes sociales compartiendo contenido relacionado a su trabajo, así como denunciando abusos que considera «crímenes ambientales».
Aunque ya no puede volver a Nicaragua, Buitrago encuentra sosiego en el mar, en sus creaturas y en el trabajo que hace en la defensa del ecosistema que habrá de legar la humanidad presente a la venidera.