La ley que condena la crueldad animal no ha sido actualizada según corresponde y rara vez se aplica para castigar este delito
12/08/2023
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El maltrato animal: una realidad cotidiana en Nicaragua. ¿Qué ocurre con las leyes?

Entre vacíos legales y falta de aplicación de la ley, la crueldad animal persiste impune en Nicaragua

Desde hace 12 años Nicaragua tiene una ley contra el maltrato animal, la Ley 747, que declara «de interés nacional la protección a todas las especies de animales domésticos y animales silvestres domesticados, contra todo acto de crueldad que les ocasione lesiones, sufrimiento o muerte, causado o permitido por el ser humano, directa o indirectamente».

Esta ley debe ser aplicada por el Ministerio Agropecuario y Forestal (MAGFOR) y las municipalidades, con asistencia de la Policía Nacional, el Ejército, el Ministerio de Salud (MINSA) y el Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (MARENA).

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Pero en 2012, tras la desintegración del MAGFOR y su reestructuración en el Ministerio Agropecuario (MAG), la ley quedó sin su principal entidad garante y, a falta de una nueva reglamentación, en la práctica, la legislación quedó abandonada, al punto de que pocas personas siquiera conocen su existencia.

Sólo la Policía y MARENA pueden, por ejemplo, aplicar aspectos de la ley, como el decomiso de animales, sobre todo especies exóticas, sometidos a tráfico clandestino. Sin embargo, este tipo de operativos no son realizados consistentemente.

Una investigación del medio Divergentes asegura que la continuidad de este negocio «no se trata solo de desinterés, sino de una orden de arriba para promover el negocio y aumentar las ganancias«, razón por la cual, a pesar de redadas esporádicas desde MARENA o la Policía, la presencia de traficantes y animales convertidos en mercancías sigue siendo característica en las carreteras y grandes mercados de la nación.

«Personas los venden descaradamente y a la vista de todos» en las carreteras del país; «se trata de una actividad delictiva comparable con el trafico de drogas«, ha denunciado la Organización Nicaragüense Ambiental en múltiples ocasiones.

Las iguanas, loros, chocoyos y tucanes son, según MARENA, las especies más vulnerables a este tráfico. Nicaragua es parte de varios Tratados y Convenios Internacionales relacionados al tema de la diversidad biológica, fauna y flora silvestre y de protección a las especies en peligro de extinción, como señala la propia Ley 747, por lo que un fallo en acatar su propia legislación en este respecto también supone una falta de orden internacional.

Por otro lado, la ley hace una excepción para las peleas de gallos, otra práctica señalada por críticos como una expresión de crueldad animal debido a las heridas que esas aves pueden recibir durante los enfrentamientos.

La ley considera las peleas de gallo una «tradición cultural y costumbre nicaragüense», mandando que «sólo podrán realizarse en las galleras autorizadas; dispondrán de normas y reglamentos a cumplir» (arto. 34); asimismo, la práctica de mantener animales de circo y las «montadas de toros» son toleradas por medio de la ley en tanto se regulen (arto. 35 & 41).

Las peleas de gallo con navajas son una tradición antiquísima, datando desde la época clásica en Cartago, Grecia y Roma. La práctica llegó a Nicaragua durante el proceso de conquista española y se practican ampliamente en distintas ciudades del país, sobre todo en áreas rurales. Mismo es el caso de las corridas de toros, aunque las que se practican en Nicaragua no son tan sangrientas como las variantes españolas o mexicanas.

También las galleras tienen una imponente motivación económica dada la industria de apuestas alrededor de los combates. Al momento de aprobarse la ley, Enrique Rimbaud, entonces presidente de la Fundación para la Protección Animal especuló que la ley no contempla una prohibición «porque gran parte de los diputados son galleros».

Las peleas de gallos son una práctica cultural que conlleva crueldad animal, según expertos y organizaciones. Foto: Houston Castillo

Otras expresiones de violencia y crueldad son los envenenamientos de animales, particularmente gatos y perros, que rara vez son reportados o, de serlo, rara vez son procesados. Esta clase de conductas, señala la organización Veterinarios Asociados de Nicaragua, «podría estar asociada a los impulsos hacia alguien o algo en particular, ndo toma al animal como el objeto reemplazante».

Asimismo, la organización sostiene que «los niños, cuando ejercen algún tipo de violencia sobre los animales, es por la interacción que ellos perciben de los adultos con las mascotas», por lo que es importante inculcar respeto tanto en la integridad humana como en la animal.

La organización explica que una persona es incluso capaz de ejercer maltrato contra un animal sin estar consciente, sea por negligencia o por desconocimiento. «El aporte de cada uno de nosotros es imperioso para intentar ponerle un punto final al maltrato animal», concluye la organización.

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