“Abrazar la cruz y perdonar”, el llamado de la excarcelada política Olesia Muñoz desde el destierro

Olesia Muñoz tiene 53 años, los cuales cumplió el 9 de septiembre de este año,  cuatro días después de haber sido excarcelada y expulsada del país por el régimen de Daniel Ortega.

  • 9:24 am
  • Oct 2, 2024
Olesia Muñoz

Olesia Muñoz ha señalado que durante su segundo encarcelameinto no sufrió torturas físicas como la primera vez pero si enfrentó torturas psicológicas.

Cortesía Realidades
República 18

La excarcelada política Olesia Muñoz es reconocida por su convicción católica, por haber sido encarcelada por razones políticas en 2 ocasiones y porque antes de la primera detención cantaba e impartía clases de guitarra, piano y flauta en la parroquia Santa Ana de Niquinohomo.

Muñoz tiene 53 años, los cuales cumplió el 9 de septiembre de este año,  cuatro días después de haber sido excarcelada y expulsada del país por el régimen de Daniel Ortega a Guatemala, junto a otras 134 personas, y que fuera recibida por la administración del presidente Bernardo Arévalo.

“Gracias a Dios, mis compañeros de lucha me lo celebraron aquí en Guatemala”, cuenta a República 18

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Con mucha seguridad apunta que “no odia ni a Daniel Ortega ni a Rosario Murillo” pues asegura que Dios nos manda a amar y a orar por quienes nos persiguen. “Mis oraciones siempre serán firmes porque sé que el Señor hará justicia y agrega que su proceso comenzó en esta última estancia en la cárcel.

“Ya había vivido el martirio de mi primera detención, cuyas consecuencias fueron devastadoras: depresión, enfermedad y otras dificultades. Esta vez, sin embargo, decidí sumergirme en la oración y entregarme a Dios, desde la cárcel me esforcé en controlar mis emociones a través de la oración, ejercicios físicos y mentales, para no llegar destrozada a mi liberación”, refiere.

Agrega que gracias a Dios, desde la cárcel, comenzó a implementar muchas cosas que  una vez fuera de la misma han tenido un impacto positivo.

Muñoz confía que aún no he decidido nada sobre dónde va a establecerse. “Me encuentro en un proceso de reflexión. Guatemala me gusta; ya he asistido a iglesias y cantado en ellas, estoy tratando de vivir el presente y el mañana está en las manos de Dios. No me apresuro a tomar decisiones sobre si me quedo o me voy”.  Lamentó que en Nicaragua su “delito” fue acudir a la iglesia.

“Nicaragua se ha convertido en una prisión gigantesca” 

Muñoz señaló que la persecución que se vive en Nicaragua es como un delirio, una señal clara de problemas psiquiátricos serios de quienes están en el poder. 

“Una persona en su sano juicio no comete tantas atrocidades catastróficas como las que hemos sufrido, no solo la Iglesia Católica, sino todos los nicaragüenses. Nicaragua se ha convertido en una prisión gigantesca; algunos estuvimos encerrados en celdas, pero otros viven en el encierro que es el país mismo, donde no hay libertad de ningún tipo, ni siquiera para la piedad popular”, lamentó. 

Agregó que  hoy en día, todo es delito: orar, rezar, venerar a los santos, alabar a Dios. No solo han secuestrado a sacerdotes y los han exiliado, también a pastores evangélicos. Muchos de ellos fueron liberados junto a nosotros, por el poder de Dios, enfatizó. 

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Respecto a cómo fueron sus detenciones, Muñoz cuenta que la primera vez que la detuvieron fue en 2018, durante el estallido social. “Todo el país se levantó, no fue una rebelión de una persona o un grupo pequeño; Nicaragua entera se unió en ese clamor. Pero el gobierno captura a los presos políticos porque los necesita para oxigenar la dictadura y como fichas de cambio”, menciona.

Añade que su segunda detención fue durante el Jueves Santo de 2023 cuando iba de camino a una entrevista con la policía, una patrulla la detuvo. “Sabía que no iba a una entrevista, sino a un secuestro. Me llevaron al Distrito 3 de Managua, donde me hicieron entrevistas llenas de mentiras y acusaciones infundadas”, expone. 

 Finalmente la acusaron bajo la Ley de Ciberdelitos, por comentarios que supuestamente realizó en una publicación de Monseñor Jorge Solórzano, relata. “Pero las pruebas no eran contundentes. Nunca me llevaron a juicio de manera formal y cuando me liberaron lo hicieron sin ninguna condena”, señaló. 

Que los creyentes oren, ayunen y perseveren 

Muñoz señaló que “la misión del cristiano es abrazar la cruz y aunque asegura que muchas  veces se dice esto de los labios para afuera, pero cuando llega el momento de hacerlo el miedo nos invade igual que les pasó a los apóstoles cuando arrestaron a Jesús”.

“Hoy sucede lo mismo. Sin embargo, cuando uno se entrega al Espíritu Santo, el miedo desaparece. En mi segunda detención ni siquiera tuve miedo de morir porque sabía que no había hecho nada malo y que mi alma estaba en manos de Dios. Mi mensaje para los creyentes es que oren más, ayunen y perseveren”. 

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Relató que ella es diabética y tiene problemas de salud graves que adquirió durante su primera detención en 2018, pero aún así, dentro de la cárcel, ayunaba, oraba y emprendimos un camino de penitencia.

“Estoy segura de que, al igual que logramos el milagro de nuestra liberación, también veremos la libertad de Nicaragua y de los presos políticos que siguen sufriendo”, destacó. 

Sobre su entrada en el mundo del canto y los instrumentos musicales, Muñoz señala que fue criada con valores cristianos y religiosos. Agrega que sus padres y abuela eran personas muy creyentes que le inculcaron estos sentimientos desde pequeña. 

Narra que desde temprana edad sintió un llamado especial cuando estudiaba en la Academia Santa María en Niquinohomo, donde habían monjas.

“En ese tiempo, no había tanta participación juvenil en la iglesia como ahora, en mis recuerdos la iglesia estaba vacía, salvo por tres o cuatro viejitas. No había sacerdotes que motivaran como los hay ahora. Crecí con esos sentimientos cristianos, pero nunca tuve el apoyo necesario para seguir una vida religiosa, así que decidí servir al Señor a través del canto”, finalizó.