Visitar la tumba de su mamá “es una de las cosas que me motivan a esperar mi retorno a Nicaragua” afirma Max Jerez
El líder estudiantil Max Jerez habló con República 18 sobre su participación en las protestas contra Ortega

Max Isaac Jerez Meza, tiene 29 años, nació en Managua, y toda su vida había vivido ahí hasta que el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo decidió excarcelarlo y desterrarlo junto a 221 expresos y expresas políticas. “Me llamó Max porque es el diminutivo del nombre de mi papá que se llama Maximo e Isaac porque era el día del santo que aparecía en el Almanaque, fue sugerencia de mi abuelo”, compartió a República 18.
Se describe como un joven paciente, tranquilo, tolerante y llevadero. En Nicaragua, antes del 2018, era estudiante de Ciencias Políticas en la extinta Universidad Politécnica de Nicaragua (Upoli) y trabaja como asistente de dirección de una escuela de música.
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“Cuando estalló la rebelión cívica de abril 2018, las protestas Indio Maíz, fui uno de los principales participantes, me sentí motivado por la causa de los jóvenes y después me involucré con mayor beligerancia en las protestas del INSS”, apuntó.
Su participación en las protestas
Enseguida mencionó que le tocó participar el 18 de abril en el plantón en Camino de Oriente donde vio la represión brutal de los antimotines y las turbas. “
A pesar de todo decidimos participar, nos agarraron a pedradas las turbas, fue uno de los primeros momentos con mayor sensación de temor y adrenalina, escapamos de Camino de Oriente a través del cause de la Centroamérica, y el 19 de abril, en la Upoli iniciamos la protesta, que terminó con la toma del recinto”, recordó el líder estudiantil.

Jerez afirmó que se involucró en la Rebelión Cívica porque estaba en contra del actuar del gobierno, por las reformas y porque veía con preocupación todo lo que estaba pasando y la forma con la que se estaba dirigiendo en el país.
“Creí que era una forma de alzar la voz y hacernos escuchar como ciudadano, y sobre todo como jóvenes, porque era la principal crítica que se hacía, que los jóvenes eran apáticos, desinteresados de los problemas sociales del país, y la lucha estudiantil demostró que los jóvenes no era lo que pensaba la gente, que realmente estábamos ahí y que estábamos poniendo atención, demostramos que estábamos ahí para levantar nuestra voz”, señaló.
“Nunca puede verla, ella no se pudo despedir de mi”
Jerez junto a otros universitarios fundó la Alianza Universitaria Nicaragüense (AUN) lo que lo llevó a participar en el intento del Diálogo Nacional entre el régimen, la sociedad civil y la empresa privada, y a raíz de todo su activismo en defensa a los derechos humanos y libertad de los presos políticos lo encarcelaron el 5 de junio de 2021.
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“Estuve secuestrado 19 meses, fui detenido arbitrariamente, me aplicaron 90 días de investigación, interrogatorios constantes, torturas psicológicas, me sometieron a aislamiento prolongado durante tres meses en una celda de castigo, a veces no sabía si era de día o de noche, los interrogatorios eran a cualquier momento del día. Las condiciones eran difíciles, inhumanas, no te dejaban leer, ni escribir, no podías ni saber las horas, solo estabas ahí en las celdas, en la plancha con un colchón, existiendo porque no había nada que hacer”, describió.

Denunció que las visitas familiares nunca fueron constantes, fueron raras y contadas. “Una de las cosas más difícil fue enterarme del fallecimiento de mi mamá, una experiencia muy dura, nunca puede verla, ella no se pudo despedir de mi, y me di cuenta de que había fallecido hasta un mes después, cuando pasó yo estaba en aislamiento fue la experiencia más dura en mi vida”, compartió.
Una de las esperanzas que tenía al salir de la cárcel era poder ir a visitar la tumba de su mamá, sin embargo, tampoco logró hacerlo.
“Es una de las cosas que me motivan a esperar mi retorno a Nicaragua, es un ciclo que aún no he cerrado y espero hacerlo en algún momento, es una cosa que tengo presente, siempre me da nostalgia”, afirmó.
Seis meses de destierro: “Me ha tocado empezar de cero”
Jerez reconoce que su excarcelamiento se dio en circunstancias agridulces porque fue desterrado del país que lo vio nacer.
“No tuve la posibilidad de despedirme de mis familiares, sin posibilidad de permanecer en mi país, que me pertenece y quiero vivir”, explicó.
Enseguida contó que siempre tuvo la esperanza de que lo iban a liberar porque sabía que había mucha presión internacional por la libertad de los presos políticos aunque el tiempo era incierto. “Fue una situación cargada de incertidumbre, fuimos sacado de la cárcel sin ningún tipo de explicación, nunca nos dijeron nada, solo nos dijeron que no hiciéramos preguntas, nos montaron en unos buses y fuimos llevado al aeropuerto”, rememoró.
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Una vez en el aeropuerto les informaron que iban a viajar a Estados Unidos y eso fue “un momento de emoción, porque nos montaron al avión donde estaban todos los prisioneros políticos, amigos, y personas que no sabía que estaban presos, fue un momento de alegría y entusiasmo, y un sentimiento de nostalgia porque estábamos dejando el país involuntariamente”, mencionó.

Actualmente el líder estudiantil se encuentra en Estados Unidos donde recién cumplió seis meses de haber llegado al suelo norteamericano siendo beneficiario del parole humanitario, un estatus que le permite trabajar y vivir durante dos años. “Estoy trabajando en. EE.UU. ya tengo permiso de trabajo, y me ha tocado empezar de cero, no tengo familia en Estados Unidos”. dijo.
Tras su llegada a EE.UU., contó que fue recibido temporalmente por unos amigos pero ahora ya trabaja formalmente y va abriéndose camino, sus planes son estabilizarse “ver las posibilidades de continuar mis estudios, poco a poco retomar una vida normal y fortalecer mis capacidades porque sé que algún día voy a regresar a Nicaragua, y tengo que tener capacidades y aprovechar el tiempo para hacer el arduo trabajo de levantar nuestro país”.