María Teresa Blandón, la feminista que desde los 80 se comprometió en defender derechos de mujeres
La socióloga y referente feminista de Nicaragua cumplió el pasado 1 de julio, un año en el destierro después de que el régimen de Daniel Ortega le negó el retorno a su propio país.
María Teresa Blandón Gadea, es oriunda de Matagalpa y desde los 17 años, por allá en 1980, se involucró en las luchas sociales del país. Actualmente tiene 60 años, y es una socióloga y referente feminista de Nicaragua, tiene una maestría en Género y Desarrollo. “Ya soy una señora adulta, vieja en el decir de los jóvenes y si soy vieja, vieja de todo, de edad y de recorrido”, dijo a República 18.
Blandón Gadea destacó que la mayor parte de su vida ha sido una mujer sensible ante los problemas de su entorno y de la sociedad de la que es parte. La feminista dejó de vivir en Nicaragua hasta el 1 de julio de 2022 y no por decisión propia, cuando el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo le impidió retornar a Nicaragua después que regresaba de un viaje de trabajo.
“He vivido toda mi vida en Nicaragua, tengo a penas un año de estar en el destierro, porque yo no me exilie, la dictadura me impidió entrar a mi país después de un corto viaje de trabajo”, recordó Blandón Gadea.
Su primera marcha en el destierro
En cuanto a cómo ha sobrellevado el destierro, situación que la viven miles de nicaragüenses que han sido obligados al exilio forzado o han sido desterrados de facto, dijo que lo ha hecho gracias a que en tan poco tiempo ha logrado rearticular el trabajo de La Corriente.
“Tenés que tener una fuerza, convicción y disposición a continuar tu apuesta por la libertad, por los derechos humanos, justicia y democracia, y tenés que hacerlo en otras condiciones”, aseveró.
Blandón Gadea reconoció que “yo asumo las oportunidades que tengo y estoy tratando de aprovecharla, para que este trabajo que estamos desarrollando en Centroamérica sea de beneficio para las mujeres, jóvenes y grupos de la diversidad sexual en Nicaragua y otros países”.
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La situación de las defensoras y de las activistas feministas en Nicaragua es muy difícil como la mayoría de la sociedad nicaragüense.
“Nicaragua es uno de los pocos países en el mundo donde hay un cierre total de los espacios cívicos, es decir, que nadie puede crear o sostener una organización de sociedad civil porque el Estado lo prohíbe, tenés que censurarte o subordinarte al poder represivo para poder subsistir en Nicaragua hay una persecución enorme a las organizaciones, a los defensores de derechos humanos, entonces, las víctimas de la violencia de estado, violencia racista y machista están en una situación de extrema vulnerabilidad, indefensión porque el estado se ha convertido en adversario de los defensores, hay una censura atroz, la gente en Nicaraguas tiene miedo”, reprochó Blandón Gadea.
El pasado 8 de marzo, en el marco del Día Internacional de la Mujer, Blandón García participó en la marcha realizada en Costa Rica. Entre risas la feminista aseguró que “yo he marchado toda mi vida, o sea, no fue mi primera marcha, he marchado en muchas ciudades de América Latina y el Caribe, esta fue la primera marcha en el exilio y evidentemente tengo que decir que es una experiencia agridulce porque duele e indigna mucho que las nicaragüenses y los nicaragüenses no podamos ejercer ese derecho elemental de organizarnos y expresarnos al salir a las calles a plantear nuestras demandas”.
Confesó que esa participación también fue “muy reconfortante saber que hay miles de mujeres costarricenses que se toman las calles el 8 de Marzo y hay una clara compresión y solidaridad feminista con el pueblo en particular con las mujeres, fue una experiencia muy gratificante”.
Desde la década de los 80
La reconocida feminista y directora del Programa Feminista La Corriente sostiene que siempre ha trabajado con mujeres y hombres del campo, puesto que “siempre entendí que en Nicaragua la población rural era particularmente abandonada, discriminada y con muy poca voz para plantear sus demandas frente a unas élites políticas que siempre fueron urbanas y que nunca entendieron claramente las necesidades de la gente del campo”.
Enseguida precisó que esencialmente tiene “una sensibilidad muy particular, mi padre siempre fue un campesino que le costó muchísimo progresar”.
Describió que en el camino de su trabajo se encontró con la realidad de las mujeres.
“Desde la década de los 80 me he comprometido con la defensa de los derechos de las mujeres. Me importa mucho el tema de la pobreza que afecta mucho a las mujeres, ellas ocupan un lugar sobrerepresentado en los indicadores de la pobreza porque ellas han tenido menos sociedades y porque las sociedad despatriarcal le reconocen mucho a las mujeres, ellas trabajan más, toda su vida, sin horario y la mayor parte del trabajo no es remunerado”, manifestó.
También dijo que como defensora de derechos humanos de las mujeres le sigue preocupando mucho la violencia machista que está “tan incrustada” en las sociedades. Afirma que en lo largo de su carrera como feminista le ha prestado atención al tema de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres “que no han sido reconocidos ni por los gobiernos de izquierda ni de derecha, ni los de centro, es decir existe una deuda histórica que la sociedad y el estado tiene con las mujeres nicaragüenses”.
Blandón Gadea aseguró que mientras no se resuelvan los problemas que tienen las mujeres y niñas en Nicaragua “no vamos a poder avanzar, ni hacia una mejor calidad de vida, ni hacia el desarrollo sostenible, ni hacia la democracia, ni hacia ningún lado, eso sigue siendo mi lucha y compromiso por eso mi lugar de acción principal ha sido el Movimiento Feminista de Nicaragua”.
A su vez acotó que a pesar de que todos los espacios de expresión organizada que conforman el Movimiento Feminista se han visto afectados y “golpeados por la represión de la dictadura, seguimos haciendo nuestro trabajo, acompañando a las mujeres, seguimos denunciando, asumiendo lo que ha sido nuestra apuesta y propuesta de transformación al conjunto de la sociedad”.
La Corriente sigue trabajando
El Programa Feminista La Corriente, indicó Blandón Gadea, es una organización que nació como una propuesta centroamericana que está integrada por colectivos feministas de todos los países de Centroamérica.
“Somos una de las primeras coordinadoras feministas que nació en Centroamerica en los contextos de los Acuerdos de Paz, es decir cuando se estaba llevando a cabo, entre los gobiernos y movimientos insurgentes de Nicaragua, Guatemala y El Salvador. Para nosotras fue un momento muy importante porque la guerra no nos había dado tregua en Centroamérica, es decir no había permitido el florecimiento de los movimientos sociales, porque cuando hay guerra, polarización y violencia de todos lados y particularmente del estado, entendimos que ese contexto de los Acuerdos de Paz era un escenario propicio para darle fuerza a los movimientos de mujeres”, rescató.
En ese momento nació el Programa Feminista La Corriente que tenía su sede en Managua, Nicaragua, hasta el 8 de julio del año pasado que el régimen a través de sus fuerzas policiales se tomó las instalaciones del movimiento. El 5 de mayo de 2022, la Asamblea Nacional, dominada por diputados orteguistas, aprobaron la cancelación de la personería jurídica de 50 organizaciones no gubernamentales entre ellas La Corriente, que fue fundada en 1994.
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“La Corriente siempre ha tenido una perspectiva centroamericana porque sabemos que son sociedades con historias compartidas y que es una región donde hay vínculos importante en temas culturales y políticas. Durante casi 30 años hemos logrado mantener esas propuestas que incluyen mujeres, jóvenes y grupos de la diversidad sexual, La Corriente ha dado un aporte muy valioso en la lucha de los grupos y en la construcción de propuestas de transformación”, dijo la feminista.
Blandón Gadea reconoció que la cancelación y confiscación del local de La Corriente fue un golpe muy duro, pero “nosotros sabíamos que era sólo una intención de acallarnos, de impedir que siguiéramos haciendo nuestro trabajo, que siguiéramos denunciando y reclamando libertad, respeto a los derechos humanos y justicia a la víctima de la represión, y nuestra propuesta fue continuar a pesar de todo, de habernos quedado sin esos recursos legales, aquí estamos y como en los 80 y 90 vamos a seguir asumiendo el desafío que nos corresponde”.
Su destierro a Costa Rica, precisó que, le permitió retomar en condiciones de libertad “aquella posibilidad de reconstruir alianza con feministas costarricenses y centroamericanas y desde aquí seguimos haciendo nuestro trabajo, La Corriente sigue funcionando fuera del país con sede en Costa Rica sin olvidarnos de Nicaragua pero teniendo claro los desafíos que compartimos en Centroamérica”.