La historia de Claudia Vargas, que desde la Fundación Arias apoya a migrantes nicaragüense

La Fundación Arias para la Paz se ha destacado en su apoyo a mujeres migrantes emprendedoras y ahí se encuentra Claudia Vargas colaborando activamente.

  • 4:29 am
  • Jun 20, 2023
República 18

Si hay algo que a Claudia Vargas le ha marcado su vida en los últimos cinco años han sido dos acontecimientos que a pesar de que el tiempo ha pasado siempre los tiene presente. Tiene que ver con su familia a la que por brutal represión del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo en Nicaragua tuvo que ver como se separaba con el objetivo de preservar la libertad e integridad física.

Vargas sintió que el 2 de julio de 2018 volvió a dar a luz a sus dos hijos Shantal, de 16 años y Gabriel, de 14 años, esta vez en el Aeropuerto Internacional Augusto C. Sandino donde ella junto a su esposo Roberto Samcam decidieron llevar a sus hijos para que abandonaran el país por las amenazas que tenían como familia.

“La salida de mis hijos de Nicaragua, esa separación fue lo más duro. En el Aeropuerto Augusto C. Sandino yo los volví a parir, los montamos en un avión pensando en que volveríamos a Nicaragua en tres meses, pero en mi corazón sabía que no, que no íbamos a volver hacer nunca esa familia que éramos, que todo había cambiado y se fueron para Estados Unidos. A partir de ese vuelo, esa es su historia, porque se volvieron independientes”, expresó Vargas a República 18.

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Enseguida sostiene que la represión y amenazas de la que ella y su familia fueron víctimas durante los últimos meses “hacía imposible nuestra permanencia en Nicaragua, ya habían publicado la dirección de mi casa y mi nombre completo, teníamos bastante miedo (mi esposo y yo), y por eso ya habíamos decidido sacar a nuestros hijos, y nos quedamos solo nosotros en la casa, pero nos teníamos que estar moviendo de la casa por amenazas de que nos iban a quemar la casa”.

La vivienda de Claudia Vargas y su esposo Roberto Samcam en Jinotepe Carazo. CORTESÍA

Ella junto a su esposo ya se habían establecido en Jinotepe, Carazo, tenían su casa, negocio y familiares, vecinos, conocidos a los que tuvieron que dejar atrás y salir rumbo a Costa Rica el 11 de julio de 2018, tras la llamada Operación Limpieza, que fue el desmontaje que realizaron policías y parapolicías a punta de balas y represión a los tranques y barricadas que habían instalado la población como símbolo de protesta al régimen orteguista.

“Desde que nos venimos comenzamos hacer activismo y denunciar de lo que estaba pasando, Roberto mi esposo ya venía haciendo denuncias”, compartió Vargas.

Oficial de programa en la Fundación Arias

Vargas, de 50 años, expresó que la Fundación Arias para la Paz, del expresidente de Costa Rica, Óscar Arias, fue el primer lugar que le abrió las puertas a ella y a su esposo.

“Querían hablar con mi esposo sobre qué tipo de armas y municiones se estaban usando en Nicaragua. Yo lo acompañé y ahí conocí a la directora y ella me pregunto qué tipo de apoyo necesitábamos como refugiados, le dije que necesitábamos ayuda psicosocial”, rememoró.

Tenía escasos 30 días de haber llegado a Costa Rica cuando Vargas con el patrocinio de organizaciones y en alianza con la Fundación Arias organizó la primera actividad psicosocial dirigida para migrantes nicaragüenses en agosto de 2018.

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“Necesitábamos ayuda psicosocial para sentirnos mejor, porque andábamos con insomnios, ataques de ansiedad, necesitábamos calmar la mente primero. En agosto fue nuestra primera actividad, y la segunda la organizábamos para diciembre. Nosotros fuimos los primeros que nos sentamos con población refugiada, con activistas y en esa actividad de tres días expertos nos ayudaron. Lo primero que hicimos fue recibir asistencia psicosocial”, señaló.

Vargas, es socióloga de profesión y en enero de 2019, Vargas empezó a trabajar en la Fundación investigando para el Tribunal de Consciencia. Posterior fue contratada de forma permanente para ser oficial de programa enfocado en Nicaragua.

Claudia Vargas, es socióloga de profesión, actualmente refugiada en Costa Rica. CORTESÍA

“Yo comencé a coordinar el área de Nicaragua, porque había proyectos y se necesitaba que alguien asumiera o coordinara esa parte. Ya tengo cuatro años y medios de trabajar en la Fundación Arias”, indicó.

Para Vargas la asistencia psicosocial la ha ayudado a sanar las secuelas de la represión de abril en Nicaragua: “mantener tu salud mental en este contexto es bien complicado, tenés que tener tu caja de herramientas, tu red de apoyo, y tener una claridad importante y transcendental de lo que estás haciendo”, explicó y mencionó que la compañía de su esposo y éxito de sus hijos la hacen “salir adelante y no recaer”.

Como oficial de programa en la Fundación Arias, sostiene, ha conocido casos de exiliados políticos en Costa Rica que “te dislocan el alma por completo, y me acuerdo que estoy haciendo mi mayor esfuerzo”.

Trabajar con mujeres “era necesario”

La Fundación Arias para la Paz se ha destacado en su apoyo a mujeres migrantes emprendedoras, para Vargas, el tener que trabajar con mujeres y no solo con emprendedoras y otros grupos de mujeres refugiadas era “necesario”.

Enumeró que en 2019 lanzó el primer proyecto que tenía que ver con las mujeres, que andaban sola o con niños, y otro de los proyectos que lideró fue “Mujeres por la Paz” con el objetivo de la prevención de la violencia de género para que “pudiéramos identificar los patrones de la violencia machista”.

Claudia Vargas con funcionarias costarricenses. CORTESÍA

Vargas es refugiada desde noviembre de 2019.