Alvarito Conrado, a tres años de su asesinato
El papá dice que Alvarito era el alma de la familia, "desde chiquito hablantín hasta los codos, prácticamente eso fue lo que truncaron ellos, un joven despierto que defendía sus ideas hasta lo último”

Abraham Rojas
Álvaro Conrado, padre del niño “mártir”, recuerda a su hijo como un luchador, pues no se daba por vencido ante lo que quería. Este adolescente fue asesinado por una bala en su garganta en las protestas del 20 abril de 2018, su muerte está en la impunidad y sus progenitores aseguran que seguirán demandando justicia.
Con tan solo 15 años de edad recién cumplidos, el adolescente estudiante de secundaria llamado Álvaro Conrado Dávila salió de su casa con dos botellas con agua para llevársela a los universitarios que protestaban por segundo día consecutivo en la Universidad de Ingeniería (UNI), siendo reprimidos por paramilitares y policías que, con armas de alto calibre disparaban a los protestantes.
El “niño mártir”, conocido así por la oposición nicaragüense, fue conmovido por las imágenes que miraba en la televisión de jóvenes que estaban pidiendo solidaridad a la ciudadanía y que se sumaran a las protestas emprendidas por unas fallidas reformas a la Ley de Seguridad Social de parte del régimen de Daniel Ortega.
La cruda represión emprendida por el régimen contra los protestantes para entonces ya tenía un saldo de tres asesinatos de jóvenes una noche antes, entre ellos otro adolescente en el municipio de Tipitapa, de Managua; pero Alvarito no se imaginaba que sería parte de la lista de asesinados por parte del régimen sandinista que, bajo la orden “vamos con todo”, desataron una de las peores crisis de los últimos 30 años en Nicaragua.
En las redes sociales, a través de la transmisión en vivo que hacían varios medios de comunicación, se pudo notar la presencia policial y parapolicial atacando a los estudiantes con armas de fuego de alto calibre, entre ellas las marcas Dragunov de fabricación rusa y que usan los francotiradores, uno de los disparos impacto en la garganta de Álvaro Conrado. Su padre, del mismo nombre, minutos más tarde recibió la fatídica llamada donde le notificaban lo sucedido.
“Me duele respirar, me duele respirar”, fue una de las únicas y últimas palabras que mencionó este jovencito, estudiante del Colegio San Ignacio Loyola en Managua, tras recibir un impacto de bala. Los universitarios pedían auxilio a paramédicos, pero la presencia policial impedía la entrada de socorristas, siendo trasladado en un microbús blanco casi media hora después, cuando ya había perdido mucha sangre.
Al ser trasladado al hospital más cercano, en este caso, ubicado a menos de dos kilómetros del sitio, el Hospital Cruz Azul, no lo quiso atender. Falleciendo a los pocos minutos, denunciaron Lisseth Dávila y Álvaro Conrado, padres del adolescente.
Ante la negativa, el conductor del microbús en el que llegó al centro sanitario –un hombre que estaba cerca de la zona de las protestas y lo auxilió– llevó al muchacho a otro hospital, el privado Bautista, donde fue finalmente atendido.
“Ninguno de nosotros pudo despedirse”, dice el padre. “El Gobierno habla de paz, amor y reconciliación, pero no lo cumplen”.
Luchaba por lo que quería hasta alcanzarlo
El adolescente, quien era destacado alumno, es recordado hoy, a sus tres años de haber sido asesinado como un joven alegre, inquieto, “hablantín”, expresó a República 18 su padre, Álvaro Conrado.
Este hombre ha emprendido una lucha por justicia ante la muerte de su hijo, sin embargo, las autoridades del régimen de Daniel Ortega respondieron a esa y otras demandas de los más de 316 asesinados, con la aprobación de una polémica Ley de Amnistía, misma que sirvió para abolir los delitos cometidos por policías y paramilitares, según denuncias de organismos de derechos humanos a nivel nacional e internacional.
“Lo recordamos alegre, era servicial, juguetón, le gustaba jugar con los niños pequeños, era el alma de la familia, desde chiquito hablantín hasta los codos, prácticamente eso fue lo que truncaron ellos, un joven despierto que defendía sus ideas hasta lo último, nada se les escapaba y siempre él hacía lo que creía que era lo correcto”, expresó.
De acuerdo con un informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la Organización de Estados Americanos (OEA; publicado en mayo de 2018, «habrían existido órdenes administrativas en los hospitales públicos para restringir el acceso de la atención a heridos y obstaculizar el acceso a la información». Entre los hospitales que figuraban en la denuncia estaba el Cruz Azul, en el que se negó el ingreso del joven Conrado Avendaño.
Dictadura inició campaña de desinformación
Ante la pérdida de la batalla en las redes sociales, que estaban volcadas en solidaridad con los jóvenes, Rosario Murillo, vicepresidenta, esposa del dictador Daniel Ortega y vocera gubernamental, ordenó a través de una circular a todos los secretarios políticos del FSLN y juventud sandinista, la utilización de las redes sociales para masificar su mensaje de “paz, solidaridad, confianza y tranquilidad.
“Estamos desplegándonos en todos los Frentes, y eso debe reflejarse con nuestra participación beligerante en Redes Sociales, tuiteando, respondiendo, re-tuiteando, de manera que las Ideas Cristianas, Socialistas y Solidarias, nuestra Fe, nuestra Esperanza, y nuestra Confianza en un Futuro de Derechos y Bienestar Plenos se ratifiquen en la Comunicación (sic)”, citaba la circular filtrada a Confidencial en 2018.
Asimismo, Murillo quien utiliza sus medios de propaganda para anunciar las obras estatales y despotricar contra la oposición, dijo que la muerte de los estudiantes el 20 de abril de 2018 fue porque ellos andaban armados, declaraciones que fueron desmentidas por los padres de Alvarito Conrado.
“Aunque pase el tiempo, los delitos de lesa humanidad no prescriben. Cuando pierdan su gobierno van a ser acusados por esos delitos, mi hijo no estaba armado, él no tenía armas, el resto de los chavalos no estaban armados, los únicos que estaban armados que andaban con escopetas, con Aka, eran los policías, en motos disparaban sus escopetas, todos esos videos no fueron prefabricados… ahí están las pruebas”, refutó Conrado.
Lucha por justicia continuará

Asimismo, el padre del niño deportista aseguró a República 18 que seguirán demandando justicia por el asesinato de su hijo hace tres años y que todavía sigue en la impunidad. Pero pidió a la oposición unificarse para derrotar por la vía electoral a Daniel Ortega y de esa manera hacerle pagar con justicia las ordenes dada desde su despacho para reprimir a los opositores.
” Independientemente de quien gane estas elecciones en este siete de noviembre, la lucha va a continuar, si el gobierno cae, vamos a comenzar los procesos de los juicios de cada uno de ellos, no perdemos la esperanza de que la justicia va a llevar a cada uno de ellos, pero nosotros no olvidamos ni perdonamos, agregó.
Además, exigió a los opositores escuchar las demandas de las víctimas y sus familiares para seguir reclamando justicia y condiciones creíbles para la realización de elecciones generales.
“La única forma de derrocar a este gobierno , de demostrar que ellos van a montar un fraude es que todos los precandidatos estén unidos, así el pueblo los va a seguir, que escuchen en sentimiento de este pueblo y se lance con él a las calles a exigir que estas elecciones sean justas y que haya observación nacional e internacional para que no haya fraude”, finalizó