Ser periodista cada vez es más difícil, dentro o fuera de Nicaragua, según informe
Ni siquiera periodistas oficialistas se salvan del control que ejerce el régimen sandinista sobre la información en el país.

Periodistas y comunicadores nicaragüenses laborando desde el exilio.
De “voracidad” calificó la Fundación por la Libertad de Expresión y Democracia (FLED) el actuar represivo del régimen sandinista de Daniel Ortega y Rosario Murillo contra periodistas y comunicadores en Nicaragua, en base al primer informe trimestral para 2025, cubriendo de enero a marzo, publicado este jueves, 10 de abril.
“Continúan los asedios, las intimidaciones y las llamadas ‘visitas de puntualización de objetivos’ a las viviendas de periodistas que, en muchos casos, llevan años retirados del oficio, ya sea por pérdida de empleo, decisión propia o jubilación“, detalló la FLED, una organización sin fines de lucro que promueve el derecho a la libertad de prensa, de expresión y de información.
En este periodo, la FLED logró documentar 26 casos de violaciones a la libertad de prensa, 20 contra personas naturales y 6 contra medios de comunicación. Sin embargo, insisten en que sus hallazgos “no reflejan la totalidad de los hechos ocurridos, ya que persiste un significativo subregistro“.
“Muchas víctimas se abstienen de denunciar por temor a ser identificadas y sufrir represalias aún mayores, como el encarcelamiento”, reitera.
En el trimestre, la FLED registró 6 periodistas que debieron optar por el exilio, lejos de Nicaragua. Con estos, ya suman 289 individuos vinculados con medios de comunicación obligados a dejar del país desde el inicio de la crisis en 2018, 178 siendo reporteros (61.6%) y el resto editores, directores y ejecutivos de medios.
En esta ocasión, la FLED destacó el bloqueo de medios bajo el dominio “.com.ni” a mediados de marzo como “una nueva fase represiva en el espacio digital, la única alternativa disponible para la prensa independiente de Nicaragua“, demostrando así una adaptación del régimen que, en la mayoría de los casos, debió ser flanqueada a través de nuevos dominios.
Ser periodista cada vez es más difícil
Como en otras ocasiones, se subrayó que muchos de estos periodistas y comunicadores exiliados se ven en la necesidad de combinar su labor periodística con otras actividades económicas para poder sobrevivir debido al progresivo deterioro de las condiciones para ejercer la profesión en distintos grados tanto dentro como fuera del país.
“El cierre de medios independientes, la escasez de oportunidades laborales en el sector, la precarización del oficio y la falta de apoyo sostenido para quienes trabajan desde el exilio o la clandestinidad han obligado a muchos periodistas a diversificar sus fuentes de ingreso“, relata el informe.
De igual forma, el cese temporal a una gran fuente de financiamiento internacional, producto de una orden ejecutiva emitida por el presidente Donald Trump de los Estados Unidos a principios de enero, desencadenó despidos de personal, recortes salariales y la reorganización interna de los equipos periodísticos de muchos medios de comunicación.
Los periodistas, incluso aquellos que laboran para medios oficialistas, viven en constante incertidumbre en Nicaragua. Foto: República 18
Al menos 38 periodistas perdieron su empleo en este periodo, 22 hombres (57.8 %) y 16 mujeres (42.2 %). En total, el 43.8 % de los medios reportó haber reducido personal y ajustado salarios de manera simultánea; el 37.5 % solo redujo personal; y un 12.5 % únicamente ajustó salarios. Solo el 6.2 % no aplicó ningún tipo de recorte.
Asimismo, el trabajo ha sido redistribuido entre los miembros restantes de los equipos periodísticos, entre otras formas de resistencia que incluyen reducir la cobertura, enfocándose únicamente en temas o territorios considerados prioritarios; el uso de plataformas de crowdfunding (financiación colectiva), la reducción de costos operativos, la flexibilización de horarios laborales y la búsqueda activa de nuevos donantes.
Aún así, la mayoría de los medios no se plantea un cierre en el futuro cercano. Y a pesar de las dificultades, todavía permanecen informando sobre la situación del país, acercándose al séptimo aniversario de la crisis sociopolítica.
Oficialistas no se salvan
Crecientes censura y restricciones impuestas a periodistas nicaragüenses, incluso aquellos alineados con el gobierno, también fueron registradas por la FLED.
A pesar de reproducir la propaganda estatal, varios profesionales de la comunicación en Nicaragua enfrentan agresiones, prohibiciones internas y vigilancia constante sobre su trabajo y relaciones. Las restricciones se han intensificado en los últimos meses, creando una paradoja: el discurso oficial se propaga bajo un control absoluto.
Entre las medidas más preocupantes se encuentra la prohibición de contacto con periodistas independientes y ciudadanos de tendencia opositora, etiquetados como “golpistas” o “enemigos del pueblo“. Las radios locales se ven obligadas a retransmitir noticieros oficiales, sacrificando contenido local y pluralidad de voces, y contribuyendo todas estas restricciones con la polarización de la sociedad nicaragüense.
Se ha prohibido la apertura de micrófonos y llamadas telefónicas en vivo, silenciando así denuncias ciudadanas sobre problemáticas locales. Incluso hechos noticiosos de alto impacto, como las recientes confiscaciones de bienes por parte del gobierno, se presentan sin mención de información relevante como los propietarios anteriores de dichos bienes.
Esta situación revela un control férreo y omnipresente sobre la información, donde informar se convierte en una consigna, no una función. La censura en Nicaragua, por lo tanto, no discrimina: afecta a toda voz que busca informar con autonomía, incluso dentro del propio aparato mediático oficial.