Solicitante de refugio nicaragüense fue arrestado y amenazado con deportación en Estados Unidos
Alberto Lovo Rojas fue arrestado por ICE el 8 de febrero y casi sufrió el destino de la deportación, a pesar de que el Estado lo reconocía como solicitante de asilo que corría peligro si volvía a Nicaragua.

Alberto Lovo, solicitante de asilo nicaragüense, junto a su pareja, Dora Morales, en un tribunal estadounidense.
El nicaragüense Alberto Lovo Rojas, de 42 años, fue arrestado en los Estados Unidos a pesar de tener estatus de solicitante de refugio. El hecho ocurrió el pasado 8 de febrero, menos de un mes desde que Donald Trump, el presidente de retórica más anti-inmigrante en la historia reciente de ese país, asumiera nuevamente un mandato con mayorías republicanas en Senado y Congreso.
Trump había anunciado desde su campaña su plan y aspiración: la deportación sistemática de por lo menos 11 millones de migrantes irregulares en territorio estadounidense. No bien asumió, el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) empezó a solicitarle que llegase a registrarse con ellos semanalmente.
“Incluso les mandé un mensaje a través de mi aplicación (de ICE) para preguntarles si algo estaba mal”, dijo Rojas al medio británico The Guardian.
Fue capturado afuera de una barbería en la ciudad de Spokane del estado de Washington. Lo trasladaron al centro de detención en Tacoma y le dijeron que ahí esperaría la deportación, a pesar de que, al considera su asilo, volver a Nicaragua suponía peligro serio a su integridad y, potencialmente, su vida.
Como cientos de miles de nicaragüenses, Lovo había participado en las protestas masivas contra la dictadura sandinista de Daniel Ortega y Rosario Murillo en 2018. Un reciente informe de un grupo de expertos de Naciones Unidas encargado con estudiar la situación en el país reiteró el mensaje de muchas otras revisiones: en Nicaragua se cometieron crímenes de lesa humanidad.
“Tengo miedo de volver, temo por mi vida. Tengo miedo de nunca volver a ver a mis hijos de nuevo“, Lovo dijo a The Guardian.
Ese diario asegura que al menos 1440 personas, menos del 1% de los 16 mil arrestados en las primeras semanas de la segunda presidencia de Trump, fueron individuos que habían cumplido la normativa de registrarse con ICE. Potencialmente podría haber cientos de personas en la misma situación de Lovo, a pesar de no tener en buena medida antecedentes criminales.
Y aunque Lovo fue liberado “bajo supervisión” tras el incidente de su arresto, estas aprehensiones crean un precedente alarmante.
Un viaje difícil
Otras deportaciones de individuos con estatus migratorio regular en Estados Unidos, incluyendo estudiantes universitarios que han protestado contra la guerra del Estado de Israel en territorios ocupados palestinos. El caso de Lovo es particularmente agraviante, puesto que en ningún momento rompió la ley migratoria. Lovo dejó Nicaragua a través de Honduras y llegó a la frontera méxico-estadounidense
Esperó en una “hielera”, las gélidas celdas de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, y fue trasladado de centro de detención a centro de detención, primero a Phoenix, Arizona; luego a Memphis, Tennessee y finalmente a Mississippi, donde empezó el proceso de evaluación para su asilo. En 2019, le fue negado el refugio.
Permaneció detenido mientras sus abogados apelaban la decisión. En mayo de 2020, bajo la administración demócrata del expresidente Joseph Biden, en medio de preocupaciones por la pandemia de COVID-19 y tras una demanda masiva, un juez federal ordenó su excarcelación por motivos de salud, dado que le falta un riñón por un accidente que sufrió en su infancia.
Así pudo reunirse con Dora Morales y sus dos hijos, quienes también lograron dejar Nicaragua. Lovo es reconocido en su comunidad, a tal punto que iniciaron una recaudación en GoFundMe para apoyar a su familia con los cotidianos durante su cautiverio y los gastos legales tras su excarcelación.
Y aunque sus abogados le explicaron que su colaboración con ICE le aseguraría su permanencia en el país, todavía teme encarar un posible regreso a Nicaragua, a las garras de la dictaura.