¿Qué implica que Rosario Murillo sea ahora jefa suprema del Ejército junto a Ortega?

El poder de la “copresidenta” sigue expandiéndose. Pero, ¿cómo puede funcionar un Ejército con dos jefes supremos?

  • San José, Costa Rica
  • 11:58 am
  • Mar 27, 2025

Ortega y Murillo renuevan el cargo a Francisco Díaz, primer comisionado de la Policía Nacional, ante una horda de paramilitares. 25 de febrero, 2025.

Medios Oficialistas
República 18

Rosario Murilo, vocera del régimen sandinista y “copresidenta”, fue nombrada también “jefa suprema” del Ejército de Nicaragua, cargo que recibió a través de una reforma exprés al Código de organización, jurisdicción y previsión social militar remitida a la Asamblea Nacional por su esposo, el caudillo sandinista Daniel Ortega, el pasado martes, 25 de marzo.

Se trata de la más reciente expansión de facultades recetada para la esposa del mandatario sandinista, quien impone su voluntad en el país desde el regreso del partido al poder en 2007. La reforma al Código sigue a, y lo armoniza con, otra serie de reformas a la Constitución que ya habían otorgado a Murillo poderes iguales a los de Ortega bajo la figura de la “copresidencia”.

Aunque existen precedentes a nivel mundial, en la historia de Nicaragua el mando dual del Estado y las Fuerzas Armadas no tiene igual en la historia reciente del país. Lo más cercano vendría a ser el triunvirato establecido en tiempos de la dictadura somocista, entre 1972 y 1974, pero esa forma política siempre estuvo bajo el control de Anastasio Somoza Debayle.

Sin precedente

Yo no recuerdo en la historia latinoamericana al menos y en la de algunos países asiáticos que he estudiado, que haya habido algo parecido“, explicó Carlos Murillo, doctor en Gobierno y Políticas Pública y director de la escuela de Administración Pública de la Universidad de Costa Rica, a República 18.

Incluso en las dictaduras militares de Hispanoamérica, señaló Murillo, ejemplificando con el Proceso de Reorganización Nacional en Argentina, gobernada por un triunvirato militar entre 1976 y 1983, “siempre había alguien que cumplía la función de comandante en jefe, que era (Jorge Rafael) Videla en ese momento”.

“Si lo vemos desde el plano estrictamente militar, no hay en doctrina militar la lógica de que una jefatura, de cualquier nivel dentro de la jerarquía, tenga a dos personas tomando decisiones

Para Murillo, históricamente, quien ha tomado las decisiones en el régimen sandinista ha sido Rosario Murillo y no Ortega, quien es “la cara de la época de la revolución“. Se cuestiona, entonces, cómo las fuerzas políticas y los grupos militares van a utilizar esa doble cabeza para influenciar al Ejecutivo nicaragüense.

“Pueden decirle a uno una cosa y a otro, otra, y eso debilita la jerarquía, y en el caso de las fuerzas armadas, la estructura de mando es altamente jerárquica. Incluso cuando hubo triunviratos, siempre había uno que era la cabeza porque, si no, abre la puerta a confrontación y divisiones internas que producen una situación caótica”, concluyó.

Según la constitución reformada, llamada “chamuca” en alusión a un mote popular contra Murillo, la pareja dictatorial son el máximo poder del Estado, coordinando todos los demás desde su “copresidencia”. Expertos y observadores internacionales consideran esta forma anómala de mantener el poder en tiempos modernos como una forma de asegurar la sucesión dinástica de Ortega, ya anciano, a Murillo y luego a sus hijos.