Los influencers de la dictadura: cómo el régimen de Nicaragua pinta una falsa normalidad en las redes
Aunque no hablan de política ni se pronuncian sobre temas sociales, varios influencers continuamente acuden a las plataformas ligadas al aparato mediático del régimen sandinista.
Aunque Nicaragua lleva los últimos seis años atribulada por una de sus peores crisis sociopolíticas, un extranjero que intentase guiarse por el ecosistema de micro-celebridades, influencers y demás personalidades de la web no podría darse cuenta. El drama de la represión se ha visto ahogado en la bulla de eventos de amplia difusión, roces, controversias y uno que otro tiktok humorístico.
En esta subcultura dirigida sobre todo a un público juvenil son actores clave los medios oficialistas. Si bien ninguno de estos influencers comenta sobre temas políticos o sociales, han entablado una relación simbiótica con el aparato del régimen sandinista, que impulsa su contenido y les ofrece mayores espacios en televisión, así como networking.
Muestra de esta dinámica fueron dos instancias de la “Velada de las Estrellas“, una serie de matches de boxeo en la que tomaron parte varios influencers, entre ellos Jeffrey Casaya, mejor conocido por su nombre artístico, “Daliko“; Carlos Sandoval alias “La Rubia“; y Joel Bonilla, alias “La Joela”.
El evento fue organizado por Bellacos Entertainment, una productora ligada a la Juventud Sandinista. También fue publicitado ampliamente en medios oficialistas como El 19 Digital, TN8 o el Canal 13 local. En estos medios algunos influencers, como Juan Pablo Aguilar, alias “La Juan Pablo“, han encontrado espacios para realizar trabajo humorístico, de farándula y controversia.
Otros son celebridades venidas a menos que ya tenían espacio en el ecosistema mediático nicaragüense, como José Ramón Quintanilla, conocido por su nombre artístico “JR“, otrora un comediante reconocido. Quintanilla ha sido foco de críticas por su cercanía con el régimen sandinista y otras controversias.
Varios de estos influencers ya estaban habituados a las cámaras del régimen sandinista, pues trabajan de cerca en medios oficialistas u otras avenidas del sandinismo. Nicaragua Diseña, el proyecto de vanidad de Camila Ortega Murillo, hija de la pareja presidencial, creó una camada entera de influencers.
Una estrategia política
Enrique Martínez, vocero de la Plataforma de Unidad por la Democracia (PUDE), considera que este fenómeno a todas luces parece una estrategia premeditada. “El régimen sandinista parece utilizar figuras públicas para proyectar una imagen de estabilidad y ‘normalidad’ en el país”, sobre todo dirigiéndose “hacia las audiencias más jóvenes”.
A su juicio, la intención de estas actividades es crear “una narrativa paralela en la que las tensiones políticas quedan fuera del cuadro”. Entra en juego también la censura contra medios de comunicación independientes, dejando una única opción de contenido tradicional (en televisión) dinamizado por una selección de contenido digital en la misma línea.
“Para algunos, su principal objetivo es obtener dinero, fama o contactos y en ocasiones carecen de una visión crítica sobre la realidad del país. Participar en eventos financiados o promovidos por el sandinismo les proporciona visibilidad, apoyo económico o acceso a plataformas que, de otro modo, estarían restringidas en un entorno altamente controlado”, subrayó Martínez.
Varios influencers que participaron en la primera “Velada de las estrellas”, un evento realizado a finales de julio con apoyo y difusión ligados al régimen sandinista, durante una conferencia de prensa el 7 de junio de 2024. Foto: El 19 Digital
Podría interpretarse, además, como una adaptación, puesto que influencers que tampoco realizaban comentarios sobre la situación política y social pero no colaboraban con el régimen sandinista han sufrido represalias, como evidencia el caso de Francisco “Chico” Reyes Rosas, a quien le negaron el regreso al país, efectivamente desterrándolo de facto.
Si bien algunos argumentan que no quieren “mezclar la política con su trabajo”, Martínez sostiene que “el contexto nacional convierte estas decisiones en actos con claras implicaciones políticas, ya que representan un apoyo indirecto o directo a la represión que vive el país“.
Aunque Martínez aclaró que la situación de represión hace prácticamente imposible hablar de manera crítica sobre la situación de crisis que vive el país, también señaló que “no todos los influencers se prestan a este juego. Muchos optan por mantener una línea de educación en ciertos temas y muestran cautela al abordar cuestiones políticas, temiendo represalias”.
“Entre quienes son conscientes de la situación del país, estas acciones suelen interpretarse como colaboracionismo o falta de ética“, agregó, si bien es indudable que existe una audiencia para este tipo de contenido. “Sectores juveniles sin acceso a información crítica e independiente“, describió Martínez.