Reportan destierro de la misionera nicaragüense Azucena Bracamonte Valle

En el contexto de la crisis sociopolítica que estalló en Nicaragua en 2018, el régimen de Ortega-Murillo ha desatado una escalada represiva en contra de voces críticas, incluída la Iglesia Católica.
  • 11:34 am
  • Dic 12, 2024

Azucena Bracamonte Valle desterrada por el régimen de Nicaragua.

Cortesía
República 18

La hermana Azucena Bracamonte Valle, una misionera nicaragüense de 57 años originaria de Río Blanco, Matagalpa, fue desterrada por el régimen de Ortega-Murillo tras intentar regresar a Nicaragua desde Italia, (con escala en México) según reportó la cuenta de Facebook del Canal RB3 TV. 

La religiosa, quien llevaba dos años fuera de su país, viajaba para pasar dos meses de vacaciones con su familia cuando se vio sorprendida por la prohibición de regresar a su patria.

El 5 de diciembre de 2024, las autoridades mexicanas  le dijeron a Bracamonte que no podría continuar su viaje hacia Nicaragua pues según la notificación recibida, estaba acusada de “traición a la patria” por parte del régimen nicaragüense.

La acusación de traición a la patria que enfrenta la hermana Bracamonte se enmarca en la creciente represión política del régimen de Ortega-Murillo, que ha intensificado su persecución contra opositores, activistas, sacerdotes y figuras religiosas que critican el autoritarismo del gobierno.

Las agresiones no cesan

El 14 de noviembre pasado se conoció del destierro de monseñor Carlos Enrique Herrera, luego que acusara sacrílego al alcalde sandinista de Jinotega, Leonidas Centeno, quien instaló música con altoparlantes en las afueras de la Iglesia durante la celebración de la eucaristía. La noticia fue dada a conocer por diversos medios de comunicación.

Antes del obispo Herrera, el régimen había encarcelado y desterrado al obispo de Matagalpa Rolando Álvarez y al obispo de Siuna Isidoro Mora. Además a sacerdotes, seminaristas y religiosas de distintas diócesis y congregaciones en una escalada represiva sin precedentes como represalia a las demandas de justicia y libertad que hiciera la Iglesia en el contexto de la crisis sociopolítica iniciada en Nicaragua en 2018.