Panamá exige a Nicaragua frenar actividades políticas de Martinelli en su embajada
Martinelli permanece “asilado” en la embajada nicaragüense desde el 7 de febrero, huyendo de una pena de más de 10 años por corrupción. El encierro, sin embargo, no ha frenado sus ambiciones políticas.
El gobierno panameño expresó “preocupación” por una serie de “expresiones” políticas efectuadas por el expresidente Ricardo Martinelli en la embajada nicaragüense en Ciudad de Panamá, según informó Javier Martínez-Acha, canciller panameño, a la cadena televisiva Telemetro.
“La semana pasada convocamos a la embajadora de Nicaragua en Panamá”, Consuelo Sandoval Meza, “y le expresamos nuestra preocupación por las expresiones que se dan dentro de la embajada”, dijo el funcionario.
El gobierno panameño, a través de su cancillería, solicitó expresamente a las autoridades diplomáticas nicaragüenses que hicieran de la embajada “lo que siempre ha sido en materia de asilo” y no “un foco de reuniones políticas“.
Desde el 7 de febrero de este año, el expresidente Martinelli (2009-2014) permanece recluido en la embajada nicaragüense en Ciudad de Panamá, efectivamente prófugo de la Justicia panameña, que lo ha condenado a más de una década en prisión por corrupción.
La embajada ha servido para Martinelli como un centro de operaciones, desde donde emite declaraciones políticas en sus cuentas en redes sociales y recibe visitas, así como ha sido beneficiado con toda clase de lujos y privilegios.
En cuanto a esas declaraciones, el canciller Martínez-Acha admitió que “las redes sociales se pueden utilizar en Panamá o estando en cualquier otro país”, y además aseguró haber informado ya de la situación al actual presidente, José Raúl Mulino, antiguo protegido de Martinelli.
El asilo de Martinelli en la embajada nicaragüense ha sido motivo de roces entre ambos países desde la anterior administración de Laurentino Cortizo (2019-2024), que en múltiples ocasiones deploró la actitud y las irregularidades de parte del régimen en Nicaragua.
Según Martínez-Acha, desde el gobierno de Mulino “siempre seguiremos las convenciones nacionales y Panamá ha respetado todo lo que se está hablando y conversando desde el día uno“, y reveló que, desde la fallida solicitud de salvoconducto que el gobierno de Nicaragua presentó en febrero para llevar a Martinelli a ese país, la medida no se ha vuelto a solicitar.
La relación entre Mulino y Martinelli (ambos compañeros de campaña previo a la inhabilitación del expresidente por la condena) parece ahora distante. El presidente lo nombra cada vez menos y las predicciones de que Martinelli sería la sombra en la administración Mulino, en retrospectiva, resultan apresuradas.
Aunque Martinelli mantiene que Mulino es “su presidente”, su reclusión voluntaria en la embajada nicaragüense no da impresiones de acabar en el futuro próximo, mientras todavía disputa en las cortes la condena que lo llevó al enclaustramiento.