¿Cómo era hacer periodismo en Nicaragua antes de 2018?
El periodismo nicaragüense sobrevive en el exilio como una sombra de lo que alguna vez fue.
—Era una maravilla —la voz se le ilumina antes de volver a la normalidad—, (aunque) siempre ha sido complicado con el gobierno.
Así resumió el galardonado fotoperiodista Luis Sequeira, en entrevista con República 18, la labor periodística en la Nicaragua de un régimen sandinista todavía en construcción.
“Entonces”, ejemplificó, “cuando teníamos alguna entrevista en el Ministerio de Salud (MINSA), o donde sea, eran bastantes los trámites burocráticos; que si mande un correo aquí, que si haga esto o lo otro; «no puedo hablar, sí puedo hablar», decían. Pero uno lo hacía sin miedo y vos como periodista sabés que al final hay gente que no tiene permitido hablar y ni modo”.
“Buscás otra fuente, buscás otro lugar donde grabar, algo parecido, y seguís”; ese era el oficio cuando Sequeira inició su carrera, a principios de los 2010s. Entonces el caudillo sandinista Daniel Ortega llevaba apenas unos años reacomodándose en el trono figurativo de la presidencia de Nicaragua, tras casi veinte años en la oposición.
Entonces ser periodista no era un delito en Nicaragua, por lo que un joven Sequeira pudo desarrollarse prácticamente sin interferencia como fotorreportero, sirviendo a distintas agencias internacionales.
“Antes no tenías el miedo de que te fuera a pasar algo“, declaró Sequeira. “Hacías el papeleo, lo que te mandase a hacer el gobierno para poder hacer una entrevista para poder grabar un lugar, pero lo hacías sin miedo“, agregó.
Luis Sequeira tiene más de una década de experiencia en el rubro periodístico, habiendo laborado para distintas agencias internacionales como fotorreportero. Foto: Cortesía
“Tenías en la mente, «son trámites burocráticos, no hay de otra»; no tenías en la mente «si voy a grabar la bandera de Nicaragua que está en Metrocentro, me van a echar preso; si voy y grabo el Hotel Intercontinental me van a echar preso»“; todo esto cambió a partir de 2018.
Las protestas pro-democracia que exigieron el fin del régimen sandinista fueron sofocadas violentamente. Los periodistas estuvieron en cada paso de aquella “insurrección”, incluyendo al propio Sequeira, sirviendo como los ojos del mundo —y de muchos nicaragüenses— en uno de los episodios más violentos en la historia del país desde la guerra civil.
Seis años después, hacer periodismo independiente es imposible en Nicaragua. A través de una combinación de leyes represivas, presiones económicas, amenazas e incluso encarcelamiento, destierro y apatridia forzada, el periodismo independiente está prácticamente extinto a lo interno del país.
Hasta la fecha, el Observatorio de agresiones a la libertad de prensa de la organización de Periodistas y Comunicadores Independientes de Nicaragua (PCIN) registra ya más de 400 agresiones contra periodistas y medios de comunicación desde que inició el proyecto en 2022. Este clima represivo ha llevado a por lo menos 278 periodista al exilio.
“No existía aquí el miedo”
Esta cruzada contra el periodismo no afectó solamente a los profesionales de la comunicación. Sequeira recuerda que, antes de la crisis, “La gente no tenía miedo de hablar. No existía ese temor de que si decías algo te perjudicaba en el trabajo o te echan preso, o te matan“, por lo que conseguir fuentes era una cuestión relativamente sencilla, cuando ahora el anonimato suele ser una absoluta necesidad, un verdadero “apagón informativo” que el país atraviesa.
“Uno salía a la calle a hacer… Le llamamos el Voxpop (del latín, «vox populi», la voz del pueblo), pedíamos la opinión de la gente. Salías a la calle, buscabas tal vez diez personas, preguntabas su opinión sobre el nuevo presidente de Estados Unidos (o lo que fuera) y listo. Trabajabas normal. No existía aquí el miedo“, rememoró el periodista.
“Ibas allá, detrás de la catedral (de Managua), donde hay una gran foto en una pared de Daniel, a hacer fotos y videos de la gente pasando por el cartel sin ningún temor a que te fuera a pasar algo. Estabas a la catedral sin que te cuestionaran sobre si eras azuliblanco. Era totalmente diferente.”
Un grupo de periodistas nicaragüenses realiza sus labores en Costa Rica, algo por lo que en Nicaragua enfrentaron represión y violencia. Foto: República 18
Incluso en 2018, Sequeira estuvo presente en una de las entrevistas que Daniel Ortega ofreció a medios europeos. Según relató a República 18, “para entrar a la casa de Daniel (Ortega) pasamos por cuatro revisiones. Se nos montaron los policías, nos pidieron un tipo de vehículo especial para poder entrar a la casa… porque se te momtaban policías en todo el carro, iban (siempre) alrededor”.
“Nos revisaron todo, todo, todo”, reiteró, aunque la bienvenida a la residencia presidencial fue extrañamente cálida. “Rosario (Murillo) me dio la mano. Doña Rosario Murillo hablaba de que iba a ser la traductora ella del corresponsal (era una agencia francesa). A todos nos dio la mano“, recordó el periodista.
Desde entonces ni Ortega ni Murillo comparecen ante la prensa. Sus apariciones se limitan a actos partidarios y reuniones de Estado, así como comentarios esporádicos a la prensa oficialista. Ortega gobierna desde la ausencia mientras la voz de Murillo de lunes a viernes transmite la voluntad del régimen por la televisión nacional.
Los únicos medios que quedan, los pocos que no son de línea oficialista —en televisión y redes, porque Nicaragua es el único país del mundo donde murió la prensa escrita— evitan los temas políticos o de denuncia social. El periodismo nicaragüense sobrevive como la sombra de lo que alguna vez, refugiado por la red, mantenido por el talento y el esfuerzo de quienes aún creen en su poder transformador.