Se puede convivir con VIH: la historia de dos nicas que han salido adelante pese a su diagnóstico
En República 18, compartimos dos historias de personas que conviven con este virus. Esto es lo que le dicen a otras personas que enfrentan esta misma condición.

El joven Alberto Jiménez se encuentra en Estados Unidos y lleva una vida plena a pesar de su condición de salud.
Alberto Jiménez cuenta que tenía VIH a los 16 años. “Tuve una relación sexual con una persona mucho mayor que yo, de 32 años, y esa persona insistió mucho en tener relaciones sin protección, en ese momento, yo me resistía pero la presión fue tan fuerte que accedí”. Cuenta que a los tres meses empezó a enfermarse, con gripe tras gripe, que no se le quitaba.
“Fue una señal que me hizo pensar que algo no estaba bien, pero no sabía lo que era. Me automedique pero no me ayudaba. Finalmente, decidí hacerme unos exámenes de rutina y fue ahí cuando me hicieron la prueba de VIH”, comparte.
Cuando fue a recoger los resultados, “por la forma en que nos enseñaban sobre el VIH, yo entendí que ya estaba en un estado terminal, como si ya no tuviera esperanza”, recuerda Jiménez.
Agrega que “no tenía la educación ni la información necesaria. Nadie me explicó los síntomas, ni cómo tomar el tratamiento, ni los efectos secundarios que podría tener. Cuando empecé a tomar el tratamiento los efectos secundarios fueron tan fuertes: vómitos, diarrea, pérdida de peso, depresión, yo no asocié esos síntomas con los efectos secundarios, sino con el SIDA, porque era lo que me habían dicho. Pensé que me estaba muriendo y dejé el tratamiento por años”, expone.
Cuenta que estuvo en un estado muy grave, no podía caminar y dependía de un tanque de oxígeno. Agrega que durante su tiempo en el hospital, se dio cuenta de que necesitaba perdonar.
“Perdonar a las personas que me habían hecho daño, especialmente a los abusadores en mi vida. Empecé a hacer una oración, pidiéndole a Dios que me ayudara a soltar ese odio y a perdonar, en ese momento sentí un milagro. Tres días después de esa oración, todos mis diagnósticos fueron anulados. Salí del hospital y me sentí renovado”, refiere.
El joven indica también que la aceptación de su diagnóstico fue un proceso muy difícil, pero fue esencial para empezar a sanar. “Todavía no lo compartía con mucha gente pero una iglesia me animó a compartir mi diagnóstico y eso fue muy sanador para mí. Recibí mucho amor y apoyo”, recuerda.
Añade que cuando decidió compartir su historia en redes sociales, especialmente en TikTok, recibió muchas críticas y rechazo. Sin embargo, también recibí apoyo de muchas personas que se sintieron identificadas y comenzaron a seguirme.
“Me convertí en una especie de mentor para otras personas con VIH, y eso fue liberador para mí”, comparte.
Apuntó que su experiencia lo llevó a conectar con personas que vivían con VIH y a hablar más sobre el tema. Enfrenté muchos desafíos, incluidos rechazos por parte de la iglesia debido a mi identidad sexual, y amenazas por mi diagnóstico. Sin embargo, todo esto me fortaleció, apunta convencido.
La discriminacion es una realidad
Jiménez quien actualmente vive en Estados Unidos, junto a su esposo, lamenta que la discriminación en contra de personas con diagnóstico de VIH, sigue siendo una realidad.
Aunque hay más información sobre el VIH, muchas personas no están abiertas a recibirla, señala Jiménez. “El estigma está presente en muchas comunidades, incluidas las comunidades LGBT. La discriminación es un reto pero he aprendido a no dejar que eso me afecte. He encontrado mucho apoyo en mi esposo, con quien estamos casados en Estados Unidos. Nuestra relación también fue muy rechazada inicialmente, especialmente por su familia. También recibimos amenazas y un día nos secuestraron en Nicaragua, nos intentaron matar y nos llamaron “sidosos”. Logramos sobrevivir a todo esto”, recalca.
Apunta que para enfrentar todas las situaciones difíciles que se le han presentado ha buscado ayuda psicológica y se ha apoyado de personas y herramientas que le han permitido sanar.
“Con mi esposo hemos logrado abrir una empresa de facturación médica, y estamos bien. Me siento liberado porque compartí mi diagnóstico y he logrado ayudar a otras personas”, resalta Jiménez.
A las personas que acaban de enterarse de su diagnóstico de VIH, Jiménez les dice que lo primero que deben tener en cuenta es que el VIH hoy en día es tratable. “Si te mantienes en tratamiento, puedes llegar a un estado indetectable, lo que significa que el virus no es transmisible. No veas el tratamiento como una carga, sino como una oportunidad para mantenerte saludable. Además, busca ayuda profesional, la salud mental es tan importante como la salud física”.
Además les anima a no tener miedo de compartir su diagnóstico, especialmente con las personas con las que vas a tener intimidad. Es importante ser honesto y rodearte de personas que te apoyen y te respeten, comparte.
A la sociedad en general, Jiménez les llama a no ver a las personas con VIH con lástima. “Son personas como cualquier otra que por ejemplo tiene diabetes, trata de apoyar a esas personas sin hacer preguntas incómodas sobre su diagnóstico, solo hazles saber que los amas, que estás allí para ellos, y que no los vas a juzgar. Busca información para comprender mejor la situación. La comprensión y el respeto son lo más importante”, finalizó.
“No es una noticia que esperas recibir con los brazos abiertos”
Un joven a quien llamaremos Luis para proteger su identidad, cuenta a República 18 que se dio cuenta de que era portador de VIH en un momento que debía viajar al extranjero de forma permanente.
Recuerda que se realizó la prueba ya que hacía mucho tiempo que no se la hacía y salió positiva. “No es una noticia que uno espera recibir con los brazos abiertos, fue bastante impactante y emocionalmente me desequilibró un poco en su momento. Sin embargo, tuve que aceptarlo, entender que son cosas que ocurren, incluso en contra de tu voluntad. La verdad es que nadie quiere enfermarse pero a veces debido a la imprudencia, uno termina obteniendo ese resultado. Fue un caos”, comparte.
Luis señala que afortunadamente, tuvo el apoyo de algunas personas que me ayudaron a entender el proceso de integración, cómo vivir con el virus, cómo cambiaría mi vida, cuánto tiempo podría seguir viviendo, y cómo acceder a la información.
“Eso fue lo que me permitió entender que una vez que iniciara mi tratamiento tendría una vida tan normal como la de cualquier otra persona. Solo significaba tomar una pastilla diariamente y eso me mantendría estable”, señala.
Cuenta que inició a tomar sus medicinas una vez que ya había migrado. “El proceso de adaptación con las medicinas fue un poco estresante al principio ya que a pesar de que soy una persona responsable a veces se me olvidaba. Pero como con cualquier proceso en la vida, después de tres meses me adapté completamente y ahora sé lo que tengo que hacer. La verdad, no ha sido tan difícil, gracias a mi disciplina”, expone.
Apunta que esta condición lo ha hecho más consciente no solo del VIH, sino de otras enfermedades de transmisión sexual, como gonorrea, condilomas, herpes o papiloma. “Esto me ha educado y he terminado educando a otras personas al respecto. Mis exámenes y revisiones constantes son ahora parte de mi rutina, y aunque al principio era algo estresante ahora lo tomo de forma más relajada como una parte de mi vida”, asegura Luis.
Sobre hablar abiertamente del tema, cuenta que siempre está abierto a ayudar a otras personas y concientizar, pero no tiene en mente exponerse públicamente. “Creo que el mundo ya es suficientemente cruel y hacerlo aún más cruel no ayudaría. De momento siento que debo trabajar primero en otras áreas de mi vida antes de compartir mi historia de forma más integral”.
Luis apuntó que no podemos ayudar a los demás si no nos ayudamos primero a nosotros mismos. Insiste que a pesar de usar la inteligencia emocional todavía le cuesta encontrar a alguien en el ámbito sentimental, ya que no se atreve a contarlo por miedo al rechazo, y tampoco quiere que se difunda, comparte.
“Si tuviera que recomendar algo a alguien que haya recibido un diagnóstico de VIH y siente que el mundo se le viene encima, les diría que el mundo no se acaba ahí, no eres ni el primero ni el último. Es crucial encontrar una red de apoyo: personas que te animen emocionalmente, porque fácilmente podrías caer en una depresión”, confía.
Más de 5 mil casos de VIH
Entre 2019 y 2023, el Ministerio de Salud de Nicaragua reportó 5,923 casos de personas contagiadas con el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH). Para finales de 2023, el viceministro de Salud, Enrique Beteta, estimó en una entrevista con medios oficialistas que alrededor de 11,000 personas convivían con el VIH en el país.
Sin embargo, especialistas han advertido en varias ocasiones que no se tiene una imagen precisa del impacto de esta enfermedad en Nicaragua, debido al bajo número de pruebas de detección realizadas.
El 1 de diciembre de cada año se conmemora el Día Mundial del Sida, una fecha en la que el mundo se une para apoyar a las personas que viven con VIH y recordar a quienes han fallecido por enfermedades relacionadas.