Rosario Murillo será la primera mujer dictadora en la historia con nueva Constitución

La reforma a la Constitución presentada por el régimen sandinista convertirá a Rosario Murillo en la primera dictadora en la historia no de Nicaragua, sino de todo el mundo.

  • San José, Costa Rica
  • 9:57 am
  • Nov 29, 2024

A sus 73 años, en calidad de primera dama y vicepresidente, Murillo es la mujer más poderosa de Nicaragua. En 2025 se convertirá en la primera dictadora, ahora como "copresidente" junto a su esposo, Daniel Ortega.

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República 18

Con la aprobación de una reforma a la Constitución nicaragüense, la actual vicepresidente y segunda al mando del régimen sandinista, Rosario Murillo, se convertirá en enero de 2025 en la primera mujer (no monárquica) que gobierna con poderes absolutos en la historia mundial, en efecto la primera dictadora verdadera de Nicaragua y el mundo.

La nueva Constitución otorgará a Murillo poderes de “co-presidenta”, una figura inexistente en la tradición política nicaragüense, así como formaliza varios poderes ya ejercidos de forma irregular por la pareja presidencial. Aunque Murillo ya es la mujer más poderosa en la historia de Nicaragua, la figura de Ortega en la presidencia históricamente ensombreció su papel.

Lo mismo podría decirse de las anteriores “candidatas” a primera dictadora en la historia, como Jiang Qing, la esposa del dictador chino Mao Tse Dung conocida en occidente como “Madame Mao”. Entre 1949 y 1976, Qing fue el rostro de la violencia y el extremismo de la revolución comunista de china, siendo una de las principales impulsoras de la “Revolución Cultural”.

Durante la revolución cultural, cientos de miles ciudadanos chinos fueron asesinados en una campaña para “purgar” a la sociedad de elementos “burgueses” y contrarrevolucionarios. Qing sirvió a su esposo como directora “directora artística” de la revolución cultural y promovió el uso de la ópera y el teatro como herramientas de propaganda política, impulsando obras que glorificaban el comunismo y la figura de su esposo.

El papel de Qing en dicha campaña fue tan crucial que una fallecido Mao, fue condenada a muerte por sus papel en los crímenes del periodo revolucionario, aunque la sentencia fue modificada a cadena en 1983. Qing fue liberada en 1990 por razones médicas y cometió suicidio en 1991.

“Madame Mao” durante una transmisión incendiaria durante la revolución cultural. 30 de julio, 1967. Foto: Wikimedia Commons

Pero Jiang Qing nunca gobernó por propio derecho, a como sí lo hizo su esposo. De hecho, en la historia no ha habido ninguna mujer que haya ejercido poder dictatorial directamente, aunque ha habido jefas de Estado que han realizado o aprobado acciones consideradas por muchos dictatoriales.

Tal es el caso de Indira Gandhi, primera ministra de la India en dos periodos no consecutivos (1966-1977, 1980-1984). El periodo por el que usualmente se le llama dictadora es “La Emergencia”, el Estado de excepción con el que, durante un periodo de 21 meses a partir de 1975, Gandhi declaró blandió poderes dictatoriales con aprobación del congreso indio.

Las libertades civiles y la democracia fueron suspendidas,  los líderes de oposición fueron arrestados y un controvertido programa de planificación familiar dirigido por su hijo, Sanjay Gandhi, llevó a la esterilización involuntaria de muchos indios bajo su mandato. En este sentido, Indira Gandhi, aunque elegida democráticamente, fue en la práctica dictadora de la India durante dos años.

Pero al tratarse de un Estado de emergencia, técnicamente Gandhi actuó dentro de los límites de la legalidad al ocupar tales poderes extraordinarios. Por ello, su estatus como verdadera dictadora es discutible.

Otras mujeres consideradas como cercanas a “dictadoras” fueron Elena Petrescu de Ceaușescu, esposa y vice-primera ministra de Nicolae Ceaușescu, el dictador soviético de Rumania (1967-1989), con quien fue fusilada al caer la dictadura en su país; e Imelda Romuáldez Marcos, esposa del dictador filipino Ferdinand Marcos, quien tras la dictadura inició una carrera política en Filipinas, siendo congresista entre 2010 y 2019.

Nicolae Ceaușescu y su esposa, Elena Petrescu, la Navidad de 1989, poco antes de su fusilamiento. Foto: Cortesía

Ninguna de estas mujeres llegó al rango más alto del ejecutivo con poderes plenos, sino que ejercían influencia y accedían a cargos subordinados a sus esposos. Murillo sería la primera en “romper el techo de cristal” y acceder al poder, aparentemente, en igualdad de condiciones con su esposo dictador. Para muchos analistas, sin embargo, Murillo ya es el verdadero poder a la cabeza del régimen sandinista.

Para la oposición nicaragüense, el diseño de la Constitución en torno a la pareja dictatorial es también un mecanismo de sucesión que, una vez fallecido Ortega, de 79 años, otorgará a Murillo el poder absoluto del país, que luego podrá pasar a sus hijos, una ambición política que en el pasado llevó a la dictadura somocista de Nicaragua hacia el colapso.