Multas no son suficientes: se necesita educación y compromiso de la ciudadanía
La socióloga destacó que es crucial realizar un trabajo desde los hogares, las escuelas y los barrios fomentando prácticas de conciencia cívica y responsabilidad que se afiancen desde la infancia y la juventud.
En Nicaragua, la aplicación de multas por parte de las autoridades de las alcaldías y la policía sandinista se ha vuelto cada vez más común. Las infracciones más frecuentes están relacionadas con el tránsito y el depósito ilegal de basura. Sin embargo, a pesar de las sanciones anunciadas, tanto los botaderos ilegales de basura como las infracciones de tránsito continúan siendo una constante en el país.
La Alcaldía de Managua ha sido pionera en la aplicación de multas, en diversas zonas de la ciudad al sorprender a personas atentando contra el medio ambiente pero esto no parece detener a las personas; más bien algunos ciudadanos señalan que se han creado nuevos vertederos ilegales de basura.
Una socióloga consultada en condición de anonimato consideró que “nada va a cambiar en la sociedad ni en el país si la única respuesta a estas problemáticas sigue siendo únicamente la aplicación de multas”. La especialista señaló que a pesar de los esfuerzos de las autoridades por difundir a través de las redes sociales la aplicación constante de sanciones los problemas persisten.
En cuanto a las infracciones de tránsito, la socióloga indicó que muchos ciudadanos se quejan de las multas, se enfrentan con las autoridades y denuncian que muchas de ellas son aplicadas de forma ilegal. Mientras tanto, otras personas simplemente tratan de evadir las normas, sin importar las consecuencias.
“En todos estos procesos sociales que implican cambios de conducta, es fundamental comprender dos aspectos. Primero, que estos cambios llevan tiempo y segundo que deben abordarse de manera integral”, expresó.
La socióloga destacó que es crucial realizar un trabajo desde los hogares, las escuelas y los barrios fomentando prácticas de conciencia cívica y responsabilidad que se afiancen desde la infancia y la juventud.
Además, insistió en que en el caso de los adultos que cometen infracciones y que por una u otra razón no han tenido una escuela en sus primero años de vida, es esencial que las autoridades promuevan en ellos la reflexión más allá que infundir temor a la sanción.
Así mismo refirió que si las personas logran comprender la importancia de sus acciones y las consecuencias de sus comportamientos para la sociedad, los resultados serán positivos a largo plazo. En cambio, si las sanciones se perciben solo como una obligación a la que simplemente se debe reaccionar, las personas buscarán formas de evadirlas, sin llegar a interiorizar los valores y comportamientos que se desean promover.
La especialista planteó que esta situación no ocurre únicamente en Nicaragua ya que a nivel global hay una serie de desafíos que deben irse venciendo.
“Lo interesante de esto es que las nuevas generaciones tienen un especial interés por hacer cambios significativos en prácticas que han sido normalizadas y que no necesariamente están bien. Con esto no estoy diciendo que antes todo se hacía mal sino que la juventud quiere seguir construyendo una sociedad más responsable y comprometida”, finalizó.