¿Por qué es tan difícil para los jóvenes conseguir empleo en Nicaragua?
Conseguir trabajo es cada vez más difícil para los jóvenes nicaragüenses. ¿Cuál es el problema y cómo podría solucionarse?

La principal vía laboral en Nicaragua son trabajos de poca especialización y alta demanda física y mental.
Para muchos jóvenes, conseguir empleo en Nicaragua es una verdadera odisea. La percepción general es que los requisitos que las empresas solicitan son cada vez mayores. Cada vez más años de experiencia, cada vez más credenciales, pero esto no se ve necesariamente reflejado en los salarios o en las oportunidades de carrera.
El círculo vicioso de los años de experiencias es lo más resaltado. “¿Cómo voy a tener experiencia si no me contratan?, ¿cómo me van a contratar si no tengo experiencia? ¿Qué está pasando?”, se preguntarán muchos.
A pesar de lo que puedan indicar los números oficiales, el desempleo es un gran problema en Nicaragua. Si bien la cifra de desocupación plena oscila alrededor del 3%, la tasa de subempleo (empleos temporales o mal remunerados) supera el 40% y, en zonas urbanas, pueda llegar hasta el 46% en el caso de Managua.
La principal vía laboral en Nicaragua son trabajos de poca especialización y alta demanda física y mental. A estas alturas, decenas de miles de jóvenes directamente se deciden a dejar el país.
Marco Aurelio Peña, economista y abogado, explicó a República 18 que esta no es una problemática que se vea exclusivamente en Nicaragua. “Hasta el momento, no ha habido una respuesta eficaz. Algunos han hablado de una Ley del primer empleo, pero quedó engavetada como proyecto de ley en la Asamblea Nacional” hace casi una década, señaló.
¿Abolir el salario mínimo?
“Otros autores han hablado del salario mínimo. Economistas como Robert Lucas, Jr. o Gary Becker (que, por cierto, fue Premio Nobel), han manifestado estar en completo desacuerdo con la idea del salario mínimo, que según ellos, al menos en Estados Unidos, aumenta el desempleo juvenil especialmente”, apuntó Peña.
Pero el experto considera que es un asunto a abordarse desde distintos frentes. Primero, desde las universidades.
“Las universidades posiblemente estén transmitiendo conocimiento o enseñando cosas que no van a servir en el mercado de trabajo. Las universidades deben estudiar las demandas y requerimientos de las empresas para que el profesional y el trabajador no sean teoricistas, que solamente devoró folletos y libros de texto”, detalló.
La idea es la de un diálogo informal sostenido entre ambos sectores. Por un lado, las universidades tienen la dificultad de una demanda cambiante (la economía es un conjunto de sistemas dinámicos y reactivos a diferentes estímulos); por otro lado, las empresas siempre buscarán reducir sus costos operativos y aumentar su margen de ganancia como imperativo existencial.
Programas de pasantías, prácticas pre-profesionales, son lo que Peña propone fortalecer.
“Deberían fomentarse para que esa inserción de los profesionales y trabajadores jóvenes sea mucho más acelerada y menos traumática, y sea lo menos tardado posible en la vida de cada profesional joven. Pienso también que hay que fomentar muchísimo más la formación y capacitación técnica“, propuso.
Programas de pasantías ya existen en distintas universidades del país. Destacaba, por ejemplo, el programa de la Universidad Centroamericana (UCA) previo a su usurpación por orden del régimen sandinista en agosto de 2023.
“Si mucha gente está estudiando derecho, todo el país en sus diferentes sectores económicos no demandará solamente abogados. Creás una enorme oferta de servicio legal versus una demanda limitada. Por otra parte, tenés un déficit de ofertas de servicios técnicos o de otra índice, versus una enorme demanda“, detalló Peña.
Una inversión, una oportunidad
El economista resaltó que contratar talento joven ofrece una oportunidad también para las empresas de moldear este nuevo talento y de impartir otras enseñanzas que mejor se adapten al trabajo que hace cada una. Puede verse como una inversión.
“Las empresas deben asumir ese costo de ir preparando a un joven que no tiene experiencia laboral. Es preferible contratar a un profesional joven no calificado, dotarle de capital humano (capacitarlo, entrenarlo, transmitirle los valores empresariales) antes que contratar a un profesional que, aunque experimentado, ya está acostumbrado a ciertas maneras de hacer las cosas que no siempre interiorizan los valores de la nueva empresa”, explicó.
Al mismo tiempo, para los jóvenes en busca de empleo se trata de una oportunidad deseable. Así ambas partes resultan beneficiadas.
“Si no, no sé cómo le van a hacer. Van a tener que decidir. Las cosas no van a cambiar de un día para otro. Esto no está en manos del gobierno y en el caso de Nicaragua, ha habido una emigración masiva de estudiantes universitarios y profesionales jóvenes. Los problemas más sensibles de los nicaragüenses no van a ser abordados por el gobierno actual. Lo que buscan es sobrevivencia política”, concluyó.