La violencia contra las mujeres inicia con palabras y puede terminar en femicidio, analiza defensora
La defensora señlaó que a pesar de que la violencia machista no parecen afectar la economía o la política de un país, sí afectan profundamente a las mujeres a nivel emocional y psicológico.
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En lo que va del 2024, más de 60 mujeres han sido víctimas de la violencia machista.
En muchos casos de femicidios, las víctimas han vivido por meses y hasta años una serie de patrones de violencia que en muchos casos son toleradas o invisibilizadas por la sociedad y las instituciones.
Una defensora por los derechos de las mujeres, bajo condición de anonimato señaló que uno de los primeros signos de violencia es la amenaza, especialmente la amenaza de muerte.
Cuando un hombre te dice “te voy a matar”, hay que tomarlo en serio, porque muchas veces lo cumplirá pues los victimarios no suele hacer amenazas vacías.
Dijo además que otras frases comunes son “si no eres mía, no eres de nadie“, que pueden parecer inofensivas, pero son señales claras de un peligro latente.
En muchos casos los hombres con una mentalidad machista, ven a las mujeres como objetos o propiedad suya. Esta concepción conlleva un riesgo significativo porque en cualquier momento pueden sentirse con derecho a decidir sobre la vida de una mujer, descató.
Añadió que la violencia física generalmente aumenta con el tiempo. “Hoy te hala el pelo, mañana te da un bofetón, pasado te pega patadas… hasta que, dentro del ciclo de violencia, llega la amenaza de muerte. Las mujeres que sufren femicidios han pasado por muchas alertas rojas, como violencia física o sexual, e incluso amenazas directas, ya sea con palabras o mensajes. Ante una amenaza directa, es crucial prestar atención, porque la vida de la mujer está en peligro”, señaló.
Normalizamos porque los episodios son comunes
Para la defensora, la normalización de la violencia tiene que ver con muchos factores entre ellos culturales, sociales y jurídicos. “Aceptamos o normalizamos la violencia porque vemos que estos episodios son muy comunes, y en algunos casos se vuelven parte de la vida cotidiana de las mujeres y las niñas”, lamentó.
A su vez ejemplificó que el trabajo doméstico no reconocido donde se ve a las mujeres como “empleadas” o “madres” y su única obligación es atender a los demás como si fueran esclavas es una forma de violencia estructural. También, la violencia sexual y el abuso hacia niños y niñas están profundamente arraigados en la sociedad, pero pocos hablan de ello, mencionó.
“El morbo en las calles y en los medios de comunicación, el sexismo, y lo que llamamos “micromachismos” son también formas de violencia invisibles que afectan a las mujeres en muchos ámbitos. Estos actos de discriminación son tan comunes que pasan desapercibidos lo que hace que la sociedad se vuelva indiferente”, lamentó.
Dijo también que a pesar de que estas formas de violencia no parecen afectar la economía o la política de un país, sí afectan profundamente a las mujeres a nivel emocional y psicológico. Desde muy pequeñas, las niñas aprenden que “eso es normal porque soy mujer”. Incluso las mujeres adultas, por educación y cultura, creen que “les toca vivir ciertas situaciones” por el simple hecho de ser mujeres.
La defensora planteó que vivimos en países con un alto nivel de violencia, que históricamente han estado marcados por guerras. “La violencia se ha enseñado como un método para resolver conflictos, para corregir comportamientos o incluso para llegar a un consenso. Es algo que se ve a nivel nacional, en los barrios, en la familia, en la escuela, desde pequeños, aprendemos que la violencia es un medio para sobrevivir o para hacernos más grandes”, refirió.
Dijo también que el entorno social y cultural influye enormemente en cómo percibimos la violencia contra las mujeres.
“A veces incluso culpabilizamos a las mujeres por vivir situaciones de violencia. Frases como “está bien que le pase” o “ella se lo buscó por salir de noche” reflejan cómo culpabilizamos a las víctimas especialmente cuando se trata de violencia sexual. La responsabilidad siempre recae sobre la víctima y esto se ha vuelto una mentalidad social y cultural aceptada, lamentó.
¿Cómo podemos apoyar a una mujer que enfrenta una situación de violencia?
La defensora señaló que el primer paso para apoyar a una mujer que enfrenta violencia es escucharla sin culpabilizarla ni juzgarla.
“Es fundamental tener conocimiento sobre el tema, porque salir de una situación de violencia no es fácil. La realidad de una mujer víctima de violencia está distorsionada por años de abuso y necesita un acompañamiento psicológico urgente para sanar. No se trata solo de ofrecer un consejo sino de brindarle la atención y el apoyo necesarios para que no siga normalizando la violencia”, apuntó.
Añadió que es crucial que las mujeres víctimas busquen ayuda psicosocial ya que la violencia no solo afecta su bienestar físico, sino también su salud mental.
La defensora insistió en la necesidad de hacer uso de la denuncia, a pesar de la impunidad que puede existir en algunos países.
“Aunque el sistema de justicia sea deficiente, siempre es importante denunciar para que la situación quede registrada y si es posible se busque justicia”, remarcó.
Dijo además que es fundamental tener redes de apoyo. En este sentido mencionó que es importante ayudar a una mujer a identificar sus recursos, tanto económicos como emocionales.
“Aunque en muchos países como Nicaragua, las instituciones que brindan apoyo a las víctimas de violencia están muy limitadas, la comunidad puede convertirse en una red de apoyo para las mujeres. La sensibilización de la sociedad y la capacitación de la comunidad para proteger y apoyar a las mujeres son pasos esenciales”, finalizó.