¿Qué es el BRICS y por qué el régimen de Nicaragua quiere formar parte?
Un foro económico y político que se erige en contraposición a occidente. ¿Tiene realmente algún peso?

Los presidentes Xi Jinping (China) y Vladimir Putin (Rusia) posan junto a otros participantes en la XVI Cumbre del BRICS en Kazán, Rusia. 24 de octubre, 2024.
Lo que en un principio fue una alianza económica entre Brasil, Rusia, India y China, luego incluyendo a Sudáfrica para formar el inicialismo BRICS, ha evolucionado más allá de aquel prospecto en la I Cumbre celebrada en Yekaterimburgo, Rusia, en 2009.
El BRICS nace en oposición a los G7 y G20, dos grupos de países (las 7 y las 20 principales economías del mundo) que se reúnen periódicamente para coordinarse. Esos siete países son Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y el Reino Unido.
Más que una organización multinacional, el joven economista Braudy Sánchez describió a ambas Gs, y por consiguiente también al BRICS, como “clubs” de organización económica. Según dijo Sánchez a República 18, esto “les permite idear políticas que les benefician a todos y fundar instituciones financieras”.
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Al estar estas economías alineadas (por diversas razones) políticamente contra los intereses de las principales potencias del BRICS, China y Rusia, era natural que ambas se encontrarían en un esfuerzo, de cualquier tipo, para mantener la resiliencia. El resto de países llegó por las oportunidades económicas.
“Tenemos que recordar que el BRICS tiene su propio banco que financia proyectos de desarrollo en varias partes del mundo“, dijo a República 18 el economista Juan Sebastián Chamorro. “Entonces, para estos países es importante ser parte porque obtienen acceso privilegiado a estos fondos que ya tienen algo como una década de haberse creado”, añadió.
“El objetivo es reemplazar al Banco Mundial, pero se ha quedado bastante corto en la ejecución del proyecto. Deja mucho que desear y, obviamente, hay un elemento político a todo esto. Buscan generar un polo político-económico alterno al de Washington“, continuó Chamorro.
Actualmente, al BRICS (llamado BRICS+) lo componen, además de los cinco principales, también Irán, Egipto, Etiopía y los Emiratos Árabes Unidos. “La mayoría son países pobres, desiguales o subdesarrollados. No tienen gran capacidad de inversión, siguen líneas políticas muy diferentes e incluso compiten entre sí“, subrayó Sánchez.
Actualmente, incluso, entre China e India existe un violento conflicto fronterizo.
¿Una N para el BRICS+?
La última cumbre del BRICS, la XVI, tuvo lugar en Kazán, Rusia, y vio la exclusión de los regímenes de Nicaragua y Venezuela, ambas dictaduras en una difícil posición geopolítica tras ser señaladas por severas violaciones a los derechos humanos. La exclusión no se debió a esto, sin embargo, sino a la presión ejercida por Brasil, cuyo presidente, Lula da Silva, ha tenido encontronazos con ambos regímenes.
En realidad, “a los BRICS no les interesa la democracia ni la política social“, explicó Sánchez. “La economía nicaragüense es tan pequeña que incluso las migajas del BRICS podrían ayudarla a estabilizarse”, agregó.
Chamorro destacó ese mismo hecho, pero cree que la posición de Brasil en el BRICS no es tan segura como pudiera parecer.
“Habrá que ver si la letra de Brasil permanecerá por mucho tiempo dada la pérdida de popularidad y de terreno de Lula a causa de escándalos de corrupción. Un cambio político en el ejecutivo de Brasil puede implicar que no continúen en los BRICS como pasó con Argentina” cuando ganó Javier Milei, y eso implicaría la entrada de Nicaragua al “club”.
Para Sánchez, esto sólo supondría una ventaja para el régimen sandinista de Daniel Ortega y Rosario Murillo, puesto que tendrían un soporte adicional para encarar las sanciones de occidente.
Daniel Ortega junto a Vladimir Putin, durante uno de sus encuentros en el aeropuerto de Managua.
“Lo importante, por el momento, es que no se les abrió la puerta”, dijo Chamorro. “Probablemente se les vaya a abrir en algún momento después pero Lula en este sentido ha demostrado su puesto a Venezuela por el escándalo de las elecciones y por la violación de los derechos humanos a Nicaragua”.
Lo cierto es que el BRICS está muy lejos de poder plantear una oposición seria a occidente en materia económica. El Nuevo Banco de Desarrollo no tiene más importancia que el BCIE o que otros bancos regionales, según explicó Sánchez, y el capital invertido es poco teniendo en cuenta que compiten con el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.
No hay un frente unido tampoco dentro del BRICS, puesto que China invierte en bancos regionales y compite para proveer materias primas a occidente. “Es muy posible que esto cambie el sistema de una manera gradual y orgánica, pero no será determinante para el crecimiento global ni cambiará las reglas del juego“, concluyó Sánchez.