Ley de Autonomía en Nicaragua; logros simbólicos y deudas históricas ignoradas

“La promoción de algunas obras sociales en beneficio de estas comunidades indígenas son deudas por destruir nuestros recursos naturales y por incluso cometer genocidio”, apuntó Rendell Herbert López.

  • 8:38 am
  • Oct 24, 2024

La Autonomía de la comunidades indígenas busca también la preservación cultural.

República 18
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Este 30 de octubre se cumplen 37 años de la promulgación de la Ley 28, Ley Estatuto de Autonomía de las Regiones de la Costa Caribe de Nicaragua, una normativa que para muchos ha quedado en papel ya que consideran que el régimen de Daniel Ortega tiene deudas pendientes con la población de esta zona del país. 

Recientemente, medios oficialistas replicaron declaraciones de la diputada Shaira Downs, presidenta de la Comisión de Asuntos de los Pueblos Originarios, Afrodescendientes y Regímenes Autonómicos, quien aseguró que el gobierno trabaja incansablemente en promover el desarrollo de los habitantes del Caribe Sur y Norte.

“Hoy, con un sentido profundo de orgullo, conmemoramos un hito fundamental en la historia de la nación, los 37 años desde la aprobación de la Ley 28 (…) este no solo es un aniversario, es una celebración de la diversidad cultural, de nuestra historia y de nuestro compromiso con una patria más justa e inclusiva”, señaló la legisladora.

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Insistió que el partido de gobierno está cumpliendo con la misión histórica de construir “una patria en paz, seguridad y bienestar, una patria estable, una patria en unidad para las generaciones futuras”.

Desde el exilio, Rendell Hebbert López, miembro de la Coordinadora de Pueblos Indígenas y Afrodescendientes de Nicaragua, las obras sociales promovidas por el Estado no deben ser vistas como regalos, sino como “deudas históricas” por los daños infligidos a estas comunidades a lo largo de la historia. 

La promoción de algunas obras sociales en beneficio de estas comunidades indígenas son deudas por destruir nuestros recursos naturales y por incluso cometer genocidio”, apuntó.

Hebbert destacó que el Estado de Nicaragua tiene una deuda histórica con las comunidades indígenas”. Apuntó que la autonomía significa “vida, autodeterminación y libertad”.

Instituciones de educación han sido un logro

A pesar de eso consideró que en un contexto donde los derechos de los pueblos indígenas son frecuentemente ignorados, esta Ley representa un hito significativo en la lucha por la autodeterminación y la preservación cultural.

Para estos pueblos, la autonomía implica la capacidad de autogobernarse y dirigir su propio futuro, respetando sus tradiciones y su cosmovisión. “Autonomía o autodeterminación es dirigir nuestro propio futuro y desarrollo de acuerdo a nuestras costumbres”, reflexionó Hebbert.

Uno de los impactos más positivos de la Ley de Autonomía, según Hebbert, es el fortalecimiento del marco jurídico que restituye los derechos históricos de los pueblos indígenas.

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“La Ley de Autonomía, aprobada en 1987, ha permitido formalizar gobiernos comunales y territoriales, promoviendo la elección de autoridades de acuerdo a las costumbres locales.

Otro logro destacado por Hebbert, es la creación de instituciones educativas que fomentan la identidad cultural y el uso de idiomas maternos. “La creación de ambas universidades autónomas, tanto la Bluefields Indian & Caribbean University (BICU) como la Universidad de las Regiones Autónomas de la Costa Caribe Nicaragüense (URACCAN), son fruto del proceso de autonomía”asegura.

De cara al futuro, la visión de los pueblos originarios es clara. “Creemos que en un futuro podemos tener una autonomía más completa, reconociendo todos los derechos históricos”, enfatiza Hebbert.

“Podemos convivir en unidad, respeto y armonía, colaborando al desarrollo de nuestras comunidades y nuestro país”, concluyó.