José “Pepe” Mujica: “Nicaragua y Venezuela son dictaduras indefendibles”
Mujica cuestionó los principios democráticos de los regímenes de Daniel Ortega y Nicolás Maduro, con los cuales mantuvo relaciones cordiales durante su presidencia entre 2010 y 2015.
El expresidente uruguayo (2010-2015) y referente de la izquierda hispanoamericana, José “Pepe” Mujica, criticó a los regímenes de Nicaragua y Venezuela en entrevista con el diario El Observador de Uruguay, publicada este jueves, 10 de octubre. Aquejado por problemas de salud, la mente del expresidente sigue lúcida y su postura democrática resoluta,
“Debe haber mucha nostalgia” dijo Mujica en relación a Nicaragua y Venezuela, gobernados por regímenes surgidos de la izquierda política. Actualmente, sin embargo, para Mujica “son indefendibles. Por un lado, juegan a la democracia y no tienen el coraje de decir: ‘Estamos por la dictadura del proletariado“.
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“Al fin y al cabo, eso es lo que decidieron los cubanos. Será una cagada, pero es una decisión política que tomaron hace un montón de años. Estos juegan a la democracia, pero cuando no se les da el resultado… nah, es una joda“, cuestionó Mujica.
Hace más de una década, el expresidente uruguayo mantuvo cercanía con ambos regímenes. A través del Foro de Sao Paulo, una coalición de partidos de izquierda de toda Hispanoamérica, Mujica se codeó con los dictadores Daniel Ortega, Hugo Chávez de Venezuela y luego Nicolás Maduro, y con otros líderes izquierdistas, como el prófugo Mauricio Funes de El Salvador.
De todos ellos, el único en el que Mujica deposita públicamente su confianza hoy por hoy es el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, quien considera “está buscando resultados” de cara a la crisis electoral en Venezuela. “Yo confío en Lula, pero Maduro no le va a dar pelota“, declaró en la entrevista.
Ortega sin amigos
El propio Lula ya había tenido sus encontronazos con Ortega sobre la situación de Venezuela, llegando a llamar al mandatario brasileño un “arrastrado del imperio”, entre otros insultos, durante la última cumbre de la Alianza Bolivariana por los Pueblos de América (ALBA) a finales de agosto. A principios de ese mes, Nicaragua había roto relaciones diplomáticas con Brasil.
“La forma en que te has comportado, Lula, ante la victoria del presidente legítimo de Venezuela es vergonzosa. ¡Vergonzosa! Repitiendo las consignas de los yanquis, de los europeos, de los arrastrados gobiernos de América Latina. ¡Te estás arrastrando también Lula! Y no me digás que tus gestiones fueron extraordinarias“, vociferó entonces Ortega.
El régimen sandinista de Ortega resulta, pues, cada vez más aislado en América, con nuevos gobiernos progresistas (como Boric en Chile y Arévalo en Guatemala) abandonando la solidaridad antaño implícita entre movimientos izquierdistas y adoptando una postura crítica ante los abusos contra los derechos humanos y las libertades fundamentales de sus ciudadanos.
Sólo Cuba y Venezuela, puestos en una situación similarmente aislada, encuentran en Nicaragua un aliado abierto, mientras otros gobiernos, como el del expresidente Andrés Manuel López Obrador, presentan un frente ambivalente ante Nicaragua.