¿Cómo afecta el alza del autoritarismo a las mujeres de Centroamérica?

En la región el autoritarismo avanza de la mano de clases políticas que comparten una característica: la exclusión de la mujer.

  • San José, Costa Rica
  • 11:57 am
  • Sep 12, 2024

Expertas nicaragüenses en el exilio toman parte del foro.

República 18
República 18

El Foro sobre el Auge de los Autoritarismos en Centroamérica, organizado por el Centro de Información y Servicios de Asesoría en Salud (CISAS), tuvo lugar a nivel digital este jueves, 12 de septiembre, en San José, Costa Rica.

La activista costarricense Ana Quirós moderó de parte de CISAS el foro, cuyo objetivo era analizar la situación que encaran las mujeres, tanto a nivel político como social, de género y personal, en toda Centroamérica. Cada país fue cubierto por una experta, cada una cubriendo temas de seguridad, género, participación política, integración laboral y derechos humanos.

Las mujeres seguimos dando la batalla, demandando democracia, justicia y libertad ante tanta barbarie“, dijo Quirós. “Si vos querés borrar a la mitad de tu sociedad, ¿con qué te vas a quedar? La situación de las mujeres afecta a toda la sociedad“, agregó.

Nicaragua

Elvira Cuadra, investigadora del Centro de Estudios Transdisciplinarios de Centroamérica, cubrió la grave situación de Nicaragua, sometida “a un Estado policial” que en “en el fondo, en el substrato, impone la misoginia y políticas de persecución contra las mujeres, incluso antes de la crisis de 2018 e incluso antes de la llegada al poder del líder sandinista Daniel Ortega en 2007″, dijo Cuadra.

Nicaragua, explicó Cuadra, por tradición se rige bajo “un sistema patriarcal que subordina a las mujeres y las limita en su desarrollo“. Con el ascenso al poder del sandinismo en Nicaragua, se estableció además “un Estado permanente de persecución política, que incluye la violencia letal, institucionalizado a través de la creación de todo un marco legal que justifica la vigilancia y el control sobre la ciudadanía”.

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“Las mujeres nicaragüenses hemos vivido en un continuo de violencia. Hay violencia sistémica con expresiones en diferentes ámbitos. Ese contexto se ha agravado particularmente con la crisis de 2018 y con la pandemia por COVID-19 en 2020. Nos enfrentamos a dos tipos de violencia: la política y la sistémica de género”, definió Cuadra.

Mujeres defensoras, periodistas, líderes y activistas se convirtieron en blancos políticos-estratégicos del régimen sandinista. “A través de leyes y políticas públicas, normas y creencias, discursos de odio, roles de género, un concepto fundamentalista de familia” refuerzan esta dual represión, explicó la experta.

Daniel Ortega y Rosario Murillo. Ambos son acusados por perpetrar crímenes de lesa humanidad a través de su autoridad como presidente y vicepresidente respectivamente. Foto: Cortesía

Cuadra destacó que el movimiento de mujeres en Nicaragua “ha sido uno de los más beligerantes y sólidos” en las últimas décadas en Nicaragua, a un muy terrible costo político a causa de la violencia política y de género. Según Cuadra, “en Nicaragua el Estado, como un agente principal que ejerce violencia en contra de la sociedad, también contribuye a incentivar otras formas de violencia en contra de las mujeres”.

A partir de 2020, citando datos oficiales, Cuadra subrayó el aumento de la violencia sexual, psicológica, así como los feminicidios, coincidiendo con la pandemia. “El repertorio de violencia es inmenso“, y citó, entre varias otras expresiones, la cárcel, el destierro, las amenazas, el despojo de la nacionalidad y las agresiones.

A pesar de todo, Cuadra celebró que las mujeres, y sobre todo las mujeres jóvenes, “siguen desafiando” al régimen de Ortega, involucrándose en organización política para “la construcción de la democracia y de la paz en el mejor sentido humano”, así tengan que hacerlo desde el exilio.

Costa Rica

Ana Hidalgo, parte de la Red Feminista contra la violencia hacia las mujeres de Costa Rica, explicó que, aunque Costa Rica es a menudo celebrado como un ejemplo de democracia y respeto a los derechos humanos en la región, el sistema político costarricense sigue siendo imperfecto y tan susceptible al avance del autoritarismo como el resto de países de la región.

Bajo la presidencia de Rodrigo Chaves (desde 2022) se da la profundización de “un proceso progresivo de deterioro con responsabilidades compartidas en administraciones políticas anteriores, en los últimos 40 años” en el cual “las mujeres son las más afectadas” a través de un modelo de “populismo antisistema“.

El presidente costarricense Rodrigo Chaves ha aplicado políticas controvertidas sobre todo en materia migratoria. Foto: Cortesía

Costa Rica no es ajena al gen autoritario“, aclaró la experta, señalando los tiempos en la historia en que Costa Rica fue gobernada siguiendo modelos autocráticos de mayor o menor impacto. “Podemos hablar de una progresiva estabilidad democrática en los últimos 75 años, pero es importante plantear que esta democracia está construida sobre bases políticas” que están siendo desafiadas.

Citó como esas bases la abolición del Ejército, la separación de poderes, la independencia entre Iglesia y Estado; políticas sociales, incluyendo políticas encaminadas a reducir la brecha de género; y regulaciones de las relaciones laborales. “Este conjunto de condiciones se ve perturbado por el impulso de políticas neoliberales“, alegó.

Entre los retrocesos menciona el crecimiento de la desigualdad, pasando Costa Rica de ser el país menos desigual de Hispanoamérica en 1994 a uno de los más desiguales en la actualidad. En ese contexto también aparecen partidos y movimientos políticos “ligados a corrientes anti-derechos, parte de la transformación política del país en los últimos años”.

De ahí nace, considera Hidalgo, el discurso “populista antisistema” que se posiciona en contra de los derechos, sobre todo de los derechos de las mujeres y otras poblaciones vulnerables, ejemplificado por la retórica anti-migrante del presidente Chaves. “Esto genera una amenaza para la democracia y cambio social regresivo con la proliferación de un discurso de odio machista, xenófobo y clasista“.

Consideramos que es un elemento sustancial porque está cambiando la cultura lejos de esa cultura de derechos que hablaba de la expansión de la democracia y legitima los discursos violentos y los malos tratos contra las mujeres en todos los espacios“, deploró Hidalgo.

El Salvador

Jeannette Aguilar, académica salvadoreña, aseguró que su país “ha avanzado apresuradamente” en el desmantelamiento de las ya precarias instituciones democráticas con el ascenso al poder de Nayib Bukele en 2019, quien considera está “estableciendo las bases para un régimen autoritario” de carácter familiar-dinástico.

“Ha habido un desmantelamiento y captura generalizada de los organismos de control político, el Legislativo y el Judicial. Se ha detenido a más 80 mil personas sin debido proceso con el régimen de excepción, establecido en 2022. Se ha instaurado una política de absoluta opacidad en todo lo relativo a la función pública“, expuso Aguilar.

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Según Aguilar, el gobierno de Bukele ha criminalizado a defensores de derechos humanos, en algunos casos deteniéndolos en irrespeto de su derecho al debido proceso. “Un omnipresente aparato propagandístico, con publicidad dentro y fuera del país, se ha convertido en una política de Estado que ha polarizado a la población y ha anestesiado a importantes sectores de la sociedad nicaragüense”, alegó la experta.

Esto lo comparó con la situación en Nicaragua, en tanto ambos, a su ver, presentan “intolerancia extrema y violencia” contra académicos, periodistas, defensores y todo aquel que se oponga de manera visible. La suspensión de las garantías constitucionales bajo el régimen de excepción se utiliza con este fin, “como un mecanismo de intimidación y control de la sociedad en general“.

Nayib Bukele logró ganar con el 87% del voto salvadoreño en los comicios del pasado 4 de febrero, dejando a la oposición con sólo 2 diputaciones. Foto: Cortesía

“La sociedad salvadoreña ha sido profundamente patriarcal y machista, pero ha habido avances en los últimos años, apuntalados por el movimiento feminista que los materializó. Pero las brechas se están profundizando aún más en este clima de arbitrariedad, violencia e irrespeto a los derechos humanos; retrocesos que aunque palpables son cada vez más difíciles de sistematizar“, lamentó Aguilar.

Desde la llegada de Bukele, aseguró Aguilar, varios programas sociales fueron cancelados, muchos en apoyo a mujeres de escasos recursos, madres solteras o nativas de zonas rurales, así como a víctimas de violencia de género sostenidos por organizaciones de mujeres. “Esto ahora ya no existe porque, desde la llegada de Bukele, se rompió toda la coordinación con las organizaciones”, señaló.

Según la académica, esto responde a una estrategia deliberada del gobierno de Bukele con consecuencias a nivel general, pero también para las mujeres y las niñas salvadoreñas, reflejado en el descenso de la ocupación laboral y la matrícula escolar, arguyó Aguilar. “Vemos un mayor deterioro de la situación de las mujeres, con aumento de la violencia y los discursos de odio“, añadió.

Guatemala

Lindsey Tillit, miembro de Alas de Mariposa, organización feminista de Guatemala, explicó que en Guatemala hay “una democracia débil que intenta recuperarse” bajo la administración progresista de Bernardo Arévalo. “La corrupción ha sido tanta y durante el gobierno del presidente Otto Pérez Molina (2012-2015), se vinculó a las empresas con esta gran corrupción”, señaló Tillit.

Los gobiernos posteriores, de Jimmy Morales (2016-2020) y Alejandro Giammattei (2020-2024), no fueron menos corruptos. “La democracia continúa en riesgo”, alegó Tillit, puesto que el entramado de alianzas y favores entre el sector privado y la casta política sigue ahí. De ahí parte para analizar la situación que enfrentan las mujeres guatemaltecas.

“Es una constante contención para que no avancen. Entiendo que es una cuestión regional que nos impacta y para la que debemos tener una respuesta no sólo a nivel país, sino a nivel de región también“, dijo Tillit. “Venimos de un Estado fundamentalista donde todas las entidades diversas no se reconocían. No se ha aprobado ninguna iniciativa de ley” para arreglar eso, lamentó.

El Presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo (L), presta juramento ante el nuevo Presidente del Congreso, Samuel Pérez, durante su ceremonia de inauguración en el Centro Cultural Miguel Ángel Asturias en la Ciudad de Guatemala, el 14 de enero de 2024. Foto: Cortesía

Estas propuestas “no avanzan. Están ahí y es un efecto del autoritarismo y de los fundamentalismos; ha aumentado la criminalización, la injusticia social, el cierre de garantías y espacios cívicos, y se ha impuesto una agenda regresiva a nuestros derechos“, particularmente en los últimos dos gobiernos, según la experta.

La clase política “no quiere hablar de género, no quiere hablar de pueblos indígenas. Busca que la mujer vuelva al hogar; busca criminalizar a defensores de derechos humanos; los fundamentalistas y anti-derechos están incrustados en todos los niveles de la administración pública y coluden para mantener el control de las cortes“, denunció Tillit.

Y esta situación se ha traducido en un incremento de la violencia sexual, “particularmente contra niñas y adolescentes”. En lo que va del año se han registrado más de 900 niñas menores de 14 años “sometidas a maternidad forzada”, señaló Tillit, quien lo atribuye a una mirada desde “el colonialismo, el patriarcado y el capitalismo” que domina a la sociedad guatemalteca.

Honduras

Desde Honduras, a partir del golpe de Estado de 2009 contra el expresidente Manuel Zelaya. En lo que la activista feminista Mercy Ayala, del Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación de la Compañía de Jesús, catalogó como “12 años de dictadura”, actores como el Ejército “ejercieron violencia sistemática, afectando en particular a las mujeres, incluso con violencia sexual”.

Con las elecciones de 2021 y el triunfo de Xiomara Castro, la primera mujer presidente en la historia de Honduras. A pesar de ello, “se siguen manteniendo algunas prácticas que consideramos cuestionadas a nivel del ejercicio democrático y es importante prestarles atención, como es el fortalecimiento de las fuerzas armadas”, dijo Ayala.

oposicion-xiomara-castroXiomara Castro, presidente de Honduras, es cónyuge del expresidente Manuel Zelaya. Foto: Cortesía

También en Honduras hay un estado de excepción desde 2o22 que emula al de Bukele en El Salvador, el cual “desencadena consecuencias contra mujeres, adolescentes y niñas. En ese contexto “la intolerancia de los funcionarios se ha normalizado en la historia hondureña“, según valoró Ayala.

La activista lamentó que aún exista una brecha en la participación política entre hombres y mujeres, alimentada por una cultura conservadora y la desigualdad social y económica. “Son actores” en el sostenimiento de esta cultura “la Iglesia católica, la Secretaría de Educación y las iglesias evangélicas; así como también los partidos políticos”, apuntó la experta.

El Estado no protege a las mujeres y a otras personas en situación de riesgo a como debería hacerlo, pero hay encuentros y espacios de compartir, de propuestas” encaminadas a aliviar la situación, concluyó Ayala.

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